Buenos Aires, 23 mar (dpa) - "Con cada máquina de escribir y un papel podés mover a la gente en grado incalculable", afirmaba el escritor y periodista argentino Rodolfo Walsh en una entrevista de 1970, en la que sostenía que en ese momento era imposible hacer literatura desvinculada de la política.
"Según cómo la manejás (la máquina de escribir) es un abanico o es una pistola", sostenía Walsh, quien participó en la fundación de la agencia Prensa Latina. Y es que el autor de "Operación Masacre" estuvo habitado por tres pasiones: la literatura, el periodismo y el compromiso político.
Hace 30 años, el 25 de marzo de 1977, un comando militar le tendió una emboscada, a la que se resistió y quedó herido de muerte. Según diversos testimonios, su cuerpo fue trasladado a la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA) y no fue hallado posteriormente.
Actualmente la Justicia argentina continúa investigando su secuestro y desaparición, caso en el que se encuentra imputado entre otros el represor Alfredo Astiz. Walsh, con una larga militancia, se había incorporado en 1973 a la organización armada peronista Montoneros, aunque luego tuviera diferencias con su conducción.
El día anterior a su muerte, había difundido lo que sería su última palabra pública: "La carta abierta a la junta militar", en el primer aniversario del inicio de la dictadura el 24 de marzo de 1976.
Allí denunciaba la feroz represión y las devastadoras consecuencias del plan económico. "En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada".
Y concluía: "Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles".
Walsh, nacido el 9 de enero de 1927 en Choele-Choel, en la sureña provincia de Río Negro, experimentó durante años en el vaivén entre el periodismo y la literatura. "Creo que se alimentan y realimentan mutuamente: para mí son vasos comunicantes", expresaba.
En 1951, con colaboraciones en las revistas "Leoplán" y "Vea y Lea", se había volcado definitivamente al periodismo. En sus últimos años, su narrativa se interrumpiría en pos de la acción política. "En el contexto explosivo de la política argentina de los años 70 decide que, para ser eficaz, es necesario abandonar la literatura", indicó Ricardo Piglia.
El hombre de gruesos anteojos, descendiente de irlandeses, quien también se desempeñó como traductor y corrector editorial, confesaba haber tenido muchos oficios: "El más espectacular: limpiador de ventanas; el más humillante: lavacopas; el más burgués: comerciante de antigüedades; el más secreto: criptógrafo en Cuba".
En 1959 se había instalado en la isla y fundado Prensa Latina, junto con Jorge Masetti, Rogelio García Lupo y Gabriel García Márquez. Allí usó sus conocimientos de criptógrafo aficionado para descubrir, a través de unos cables comerciales, la invasión a Bahía de Cochinos, instrumentada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
"Lo que encontró dentro no sólo fue una noticia sensacional para un periodista militante, sino una información providencial para el gobierno revolucionario de Cuba", ha relatado García Márquez.
Poco antes, en 1956, un hecho había cambiado definitivamente su vida, cuando se lanzó a investigar arriesgadamente el asesinato clandestino de un alzamiento de militantes peronistas contra el régimen militar. Su resultado fue la publicación de "Operación masacre", notable pieza de investigación periodística y también libro clave para la literatura argentina.
La línea inaugurada por "Operación masacre" se prolongó principalmente en dos libros: "¿Quién mató a Rosendo?" (1969) y "El caso Satanowsky" (1973). Rodolfo Walsh se iba enraizando cada vez más con la historia de su país.
En 1953 su libro de relatos "Variaciones en Rojo" le valió el Premio Municipal de Literatura de Buenos Aires. Publicó en 1965 las obras de teatro "La granada" y "La batalla", así como los libros de cuentos "Los oficios terrestres" (1965) y "Un kilo de oro" (1967).
Su obra recorre especialmente el género policial, y es autor de varios cuentos destacados de la literatura argentina, como por ejemplo "Esa mujer" ("Los oficios terrestres"), donde el protagonista se empeña por saber el paradero del cadáver de Eva Perón, aunque nunca se la nombre.
Walsh tuvo dos hijas: Patricia, que se ha volcado a la política y fue diputada, y María Victoria, que también conformó Montoneros y perdió la vida en un enfrentamiento con el Ejército en 1976. "Su lúcida muerte es una síntesis de su corta, hermosa vida. No vivió para ella: vivió para otros, y esos otros son millones", escribió meses después su padre.
El hombre que en un momento decidió que de todos sus oficios terrestres, "el violento oficio de escritor" era el que más le convenía, murió con tan solo 50 años. En palabras del mexicano José Emilio Pacheco: "Hizo que los actos de su vida coincidieran con las palabras de su prosa".
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