Blog que reúne las entrevistas que realicé para el servicio español de la Agencia Alemana de Prensa (dpa) en los últimos 20 años.
Desde Carlos Monsiváis a Jorge Edwards, pasando por Ricardo Piglia, Siri Hustvedt, Sergio Ramírez, Elena Poniatowska, Margo Glantz, Almudena Grandes, Luisa Valenzuela, Alan Pauls, Claudia Piñeiro, Juan Villoro y Fernando Vallejo, así como el traductor del "boom" Gregory Rabassa y el poderoso agente literario Andrew Wylie.

También compila otras notas sobre vida y obra de diferentes escritores y sobre las últimas ediciones de actividades culturales como los Congresos Internacionales de la Lengua Española, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

jueves, 28 de agosto de 2014

CORTÁZAR, UN PADRE SUSTITUTO Y JUGUETÓN PARA CHRISTOPHE KARVELIS

Una multiplicidad de actos y eventos culturales recuerda por estos días el centenario de Julio Cortázar, mientras su hijastro Christophe Karvelis acerca otra mirada sobre el escritor argentino, a quien define como "un padre sustituto, un amigo".
   
Cortázar y Ugné Karvelis
   En diálogo con dpa, el hijo de Ugné Karvelis –compañera del autor durante una década en París, después de que se conocieran en 1967-, cuenta en Buenos Aires: "Yo viví con Julio desde mis seis años hasta los 16 más o menos. Y por eso es muy importante para mí, porque es mi juventud". 

   Karvelis participó el martes por la noche de la inauguración de la muestra "Los otros cielos" en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), a la que cedió a préstamo diversos objetos personales del escritor nacido en Bruselas el 26 de agosto de 1914. 

   El curador de la exposición, Juan Becerra, dice que la disposición de Karvelis fue extraordinaria desde el primer momento, "lo que iluminó una zona desconocida de la vida de Cortázar, la que va desde 1967 hasta 1978". 

   "No fueron años malos para Cortázar. Son los de su consagración en Europa y Estados Unidos, y detrás de eso estuvo la madre de Christophe", apunta Becerra a dpa. Ugné Karvelis, fundamental para la difusión de la literatura latinoamericana en Francia, fue una influyente editora del prestigioso sello francés Gallimard.

   Cortázar era "la única figura masculina que yo tenía", explica el francés Karvelis en un español bastante fluido. "Me llevé muy bien con él, tenía muy buena relación. Le gustaba jugar mucho". 

   Esto le resultó especialmente atractivo durante su infancia de hijo único, siempre rodeado de adultos. Cortázar, por su parte, no tuvo hijos. Aunque su siguiente pareja, Carol Dunlop, era madre de un niño, éste "no tenía la relación que yo tuve con Julio", señala.

   El autor de "Rayuela" estaba muy dispuesto "a comunicarse, a jugar, a mezclar su imaginación en mi vida y era una persona muy dulce", evoca su visión personal de Cortázar.

   Karvelis se muestra entusiasmado con "Los otros cielos", porque "tiene la imagen de sus libros, de su compromiso con los derechos humanos. Pero después está la persona, que es una persona dulce, que se enojaba muy poco, que me protegía cuando tenía problemas con mi madre. Eso es Julio, con su imaginación". 

   El hijo de la escritora y traductora lituana (1935-2002) rememora: "Después, cuando se separó de mi madre, yo todavía seguí viéndolo hasta el fin de su vida. Iba a ver películas con él, a ver peleas de box, era como un padre". Uno de los combates que presenciaron juntos fue el del legendario pugilista argentino Carlos Monzón frente al galo Jean Claude Bouttier en 1972.


   Respecto a las ciudadanías de Cortázar, Karvelis sostiene con convicción: "Tenía nacionalidad francesa, pero Julio no es francés, es argentino. Todo su cuerpo es argentino". 
   
   Christophe heredó entre otros el "rancho provenzal" del escritor en Saignon, donde el autor de "Historias de cronopios y de famas" solía buscar refugio de la vorágine de París.

   "Es mi casa, es la casa de la familia. La vida sigue, pero una parte es de Julio y nunca va a cambiar. Parte de la casa es nueva, de mi época, pero otra parte es exactamente como estaba cuando Julio vivía en Saignon", se enorgullece.

   La exposición, uno de varios tributos que por estos días Argentina dedica al escritor, recrea su estudio en esa casa de campo, con su mesa de trabajo en madera rústica, su máquina de escribir portátil Royal y su silla de mimbre. 

   Karvelis prestó por primera vez estos objetos con cierto recelo, aunque ahora manifieste su satisfacción porque protagonizan la muestra que atraviesa vida y obra de Cortázar.

   Mientras tanto, no deja de sorprenderse por la enorme fama de quien fuera su padrastro en su país natal.

   "La primera vez que visité Argentina hace ocho, nueve años, fui caminando por un barrio y había una plaza 'Julio Cortázar'. Era muy raro. Para mí era un escritor muy bueno, porque yo he leído sus libros y me gustan, pero es parte de mi familia. No pensé que era tan importante aquí".

   El año pasado, mientras estaba de vacaciones en la Patagonia, volvió a tomar dimensión de la figura de Cortázar en un bar de El Calafate. "Tenían dos fotos: una de Borges y la otra de Julio".

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miércoles, 27 de agosto de 2014

"LOS OTROS CIELOS", UNA MUESTRA PARA SOBREVOLAR TERRITORIO CORTÁZAR

Julio Cortázar, 1918
Cortázar cuentista. Cortázar viajero. Cortázar novelista. Cortázar lúdico. Cortázar comprometido. Todos ellos confluyen en el territorio de "Los otros cielos", una exposición que atraviesa vida y obra del autor de "Rayuela", inaugurada la noche del martes en Buenos Aires para celebrar su centenario.

   La muestra en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) de la capital argentina despliega la colección personal del escritor, integrada por material fotográfico, correspondencia, documentación y películas filmadas en Súper 8, que llega por primera vez al país.

   En el corazón del pabellón de exposiciones temporales, 11 rectángulos componen una rayuela inspirada por la que dibujara Cortázar, donde se proyectan sobre el piso imágenes vinculadas con su biografía. 

   Allí se reflejan su vivienda en Bruselas, ciudad en la que nació el 26 de agosto de 1914, así como sus casas de infancia en el suburbio bonaerense de Banfield y en el barrio porteño de Villa del Parque. También sus diferentes domicilios en París, donde vivió desde 1951, y el cementerio de Montparnasse, donde fue enterrado en febrero de 1984 junto a su segunda esposa Carol Dunlop.

   Entre las perlas de "Los otros cielos" está la reconstrucción del estudio del escritor en su "rancho provenzal" de Saignon, con su mesa de trabajo en madera rústica, su máquina de escribir negra portátil Royal, con teclas redondas y gastadas, y su silla de mimbre. 

Su estudio en Saignon
   También pueden apreciarse ejemplares de su biblioteca, como el diccionario enciclopédico Gallimard/Hachette y traducciones como su "Livre de Manuel" ("Libro de Manuel") y "Conversation à La Cathédrale" ("Conversación en La Catedral") del peruano Mario Vargas Llosa. Una guitarra española que el chileno Pablo Neruda le obsequió a Cortázar, así como un acordeón alemán Hohner Mignon, dan testimonio de una de las grandes pasiones del escritor, la música. 

   Para acercar aún más el espíritu del cronopio al visitante, la muestra que puede verse hasta el 28 de septiembre exhibe también su pipa tallada en brezo. Christophe Karvelis, hijo de Ugné Karvelis, la editora lituana con quien Cortázar vivió durante una década en París, cedió numerosos objetos para la exposición comisariada por Juan Becerra y Graciela García Romero.

   Y en representación de su faceta lúdica, se muestran fotografías de Sara Facio en las que se ve al autor asustando con una máscara de monstruo a su colega colombiano Gabriel García Márquez, así como la careta de látex que usó para hacerlo.

   "Si yo fuera cineasta me dedicaría a cazar crepúsculos", afirmaba Cortázar. Algunas de las películas que filmó en Súper 8, sin embargo, dan testimonio de sus viajes por la India o por Uganda, con majestuosas jirafas y elefantes.

   Junto a las tapas de sus libros, también pueden apreciarse diferentes obras pertenecientes al patrimonio del MNBA que fueron mencionadas por Cortázar en su libro sobre las artes plásticas "Territorios".

   "¿No tengo algo de Humphrey Bogart?", bromeó Cortázar con Facio en 1967. Y es que "desde muy temprano, quizás desde antes de definir una identidad como escritor, Julio Cortázar mostró una preocupación muy consecuente tanto por tener como por dar una imagen de sí mismo", señala el curador Becerra.

   Así, las fotos presentadas por "Los otros cielos", algunas de ellas inéditas, abarcan un extenso periodo de tiempo. Desde un Cortázar vestido de marinerito en 1918 junto a su hermana Ofelia hasta una auténtica "selfie" en la Casa Argentina en la Ciudad Universitaria de París en 1952.

   Se lo ve el día de su boda con Aurora Bernárdez en la capital francesa al año siguiente, o tres décadas después, junto a los líderes sandinistas al recibir la Orden Rubén Darío. También puede escucharse el testimonio de Bernárdez, contando su llegada a París, o el discurso que Cortázar dio al ser galardonado en Managua.

   Asimismo Cortázar y Dunlop son retratados trabajando en una autopista francesa en 1982 para "Los autonautas de la cosmopista". Entre la diversa documentación reunida, se encuentra el acta de nacimiento del autor de "Bestiario", en la que aparece como "Jules Florencio".

   Mientras tanto, "Los fotógrafos: ventanas a Julio Cortázar", despliega en el segundo piso del MNBA fotografías de las lentes del español Antonio Gálvez, las argentinas Sara Facio y Alicia D'Amico y el suizo Rene Burri, entre otros.

   "La obra de Cortázar goza de eterna juventud, por eso sigue siendo el escritor favorito de las nuevas generaciones", apuntó la ministra de Cultura argentina Teresa Parodi durante la inauguración, ante la presencia de Sara Facio, Christophe Karvelis y el cineasta Tristán Bauer, entre otros. 

   "Los otros cielos" y "Los fotógrafos: ventanas a Julio Cortázar" forman parte del "Año Cortázar 2014", con el que el Estado argentino rinde tributo al escritor que le quitó un manto de solemnidad a la literatura.

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sábado, 23 de agosto de 2014

ARGENTINA CELEBRA CON FERVOR A JULIO CORTÁZAR


El centenario de Julio Cortázar será festejado intensamente en Argentina durante la próxima semana, con muestras, jornadas y películas que invitarán a transitar distintas facetas de su mundo literario, así como la inauguración de un monumento en honor del gran cronopio.

   El martes 26 abrirá la exposición "Los otros cielos", coincidiendo con el nacimiento del autor de "Rayuela" hace exactamente un siglo en Bruselas y en el marco del "Año Cortázar 2014", con el que el Estado argentino le rinde tributo al escritor.

   La muestra en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) de Buenos Aires se propone atravesar vida y obra de Cortázar (1914-1984) a partir de su colección personal, integrada por material fotográfico y fílmico, correspondencia y documentación. 

   El concepto que subyace al armado de la exposición es el de la versatilidad de Cortázar. "Fue cuentista, novelista, viajero, agitador político, crítico de arte y poeta", señala a dpa el curador Juan Becerra. "Los otros cielos" aspira a "reconstruir una figura llena de matices que sigue hechizando a las nuevas generaciones de lectores".

   "Si hay una idea general que pueda reunir en una sola órbita los planetas que componen la muestra es la idea de la inquietud. Cortázar es un escritor que se mueve como un aventurero, tiene algo de Guevara y de Tintín, y la muestra del MNBA se ha interesado por registrar esa dinámica", explica Becerra.

   En la exposición que podrá visitarse hasta el 28 de septiembre estarán también los muebles del "rancho provenzal" de Cortázar en Saignon, adelanta el curador. 

   Ese mismo día se inaugurará además en el MNBA "Los fotógrafos: ventanas a Julio Cortázar", que se propone mostrar la figura del autor según la mirada de profesionales de la lente como el español Antonio Gálvez y las argentinas Sara Facio y Alicia D'Amico.

   Entre lunes y miércoles las jornadas internacionales "Lecturas y relecturas de Julio Cortázar" en la Biblioteca Nacional buscarán desentrañar su universo literario, con más de 40 escritores, pensadores y académicos locales y del exterior, entre ellos el filólogo español Carles Álvarez Garriga, editor de textos cortazarianos, y los autores español Agustín Fernández Mallo y mexicano Gonzalo Celorio.

   Asimismo participarán varios argentinos como el ensayista Saúl Sosnowski, los escritores Martín Kohan y Carlos Gamerro y el sociólogo Horacio González. 

   A lo largo de tres jornadas y 12 mesas de debate los expositores disertarán entre otros temas sobre la política y el autor de "Bestiario", así como sobre sus lazos con Buenos Aires, el cine, la crítica, el boxeo, la traducción y la narrativa actual.


   Y desde el martes Cortázar contará con un monumento en Buenos Aires. La obra, donada por la autora del proyecto legislativo Susana Rinaldi y realizada por la escultora Yamila Cartannilica, será inaugurada al mediodía en un jardín de la Biblioteca Nacional. 

   "La ciudad tendrá así la marca indeleble de quien fue no solo un escritor universal, sino también una personalidad de los derechos humanos", sostuvo la conocida cantante de tango y actual diputada Rinaldi.

   También ese día abrirá sus puertas "RompeCortázar. Relatos para armar" en el Palais de Glace, donde se expondrán ocho historietas basadas en cuentos del escritor residente en París desde 1951, como "La noche boca arriba", "Reunión", "La autopista del sur" y "Axolotl", entre otros.

   "En este rompecortázar, una banda de lectores activos que además escriben y/o dibujan proponen desusados armados a partir de las piezas sueltas –relatos desatados– que el Julio les dejó para que jugaran", señala Juan Sasturain, curador de la muestra que podrá verse hasta el 21 de septiembre.

   Entretanto continúa exhibiéndose "Rayuela. Una muestra para armar" en el Museo del Libro y de la Lengua. La exposición rinde homenaje hasta mediados de noviembre al espíritu lúdico de la novela que hace poco más de medio siglo consagró a su autor a nivel internacional y se convirtió en obra emblemática del "boom" de la literatura latinoamericana. 

   Al igual que la novela que en 1963 desafió al lector a rechazar el orden cerrado del género, la muestra también convoca al visitante a seguir su tablero de dirección, integrado por 25 estaciones que se reparten desde la vereda hasta el segundo piso. 

   Y el cine también se sumará a los homenajes. El jueves se estrenará en Buenos Aires "Historias de cronopios y de famas", con guión y dirección de Julio Ludueña. El film recrea los textos a través de la animación de obras de arte de maestros de la pintura argentina como Carlos Alonso, Daniel Santoro, Antonio Seguí y Luis Felipe Noé.

   Asimismo se proyectará "Esto lo estoy tocando mañana. Julio Cortázar y la música", dirigido por Karina Wroblewski y Silvia Vegierski. El documental reúne testimonios del Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, la autora Liliana Heker, el músico Juan "Tata" Cedrón y Alvarez Garriga, entre otros, sobre el escritor que amaba la música clásica, el tango y especialmente el jazz.

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viernes, 22 de agosto de 2014

MANUEL ANTIN Y JULIO CORTÁZAR, UNA AMISTAD ENTRE CARTAS Y PELÍCULAS

El cineasta argentino Manuel Antin, el mayor adaptador de Julio Cortázar a la pantalla grande, cultivó una estrecha amistad con el escritor, con quien durante años cruzó cartas entre Buenos Aires y París. Filmó tres películas basadas en cuentos cortazarianos y tuvo el privilegio de recibir los originales de "Rayuela" para entregarlos a editorial Sudamericana.

   En diálogo con dpa, Antin recuerda que su deslumbramiento con el universo literario de Cortázar se produjo en la biblioteca de un amigo, al leer por azar un relato de "Las armas secretas" en 1959. "No pude desprenderme más de ese cuento, ni de los siguientes, ni de los restantes libros de Julio Cortázar".

   "Yo en esa época pretendía ser escritor y me encontré con un escritor que era exactamente lo que yo quería ser", evoca el director a sus 88 años. "Decidí plagiarlo de una manera legítima y legal y entonces decidí transferir sus textos al cine". "La cifra impar" (1962), basada en el cuento "Cartas de mamá", se convirtió en su debut cinematográfico.

   Luego rodó "Circe" (1964) e "Intimidad de los parques" (1965, sobre "Continuidad de los parques" y "El ídolo de las Cícladas"). "Filmarlas era realmente como transmitir algo que a mí me hubiera gustado escribir. Creo que son una trilogía desde ese punto de vista", dice el rector de la prestigiosa Universidad del Cine. 

   "Nada podría hacerme más feliz que darle un hermoso tema al hombre que filmó 'La cifra impar'", le escribió Cortázar. El intercambio epistolar en el que ambos se manifestaban su mutua admiración se extendió entre 1961 y 1975. Antin reunió esa correspondencia en una edición personal, "Cartas de cine", que luego nutrió los tomos de las "Cartas" (Alfaguara). 

   La relación iniciada formalmente por vía epistolar se transformó en una larga amistad, que duró "hasta que él decidió que escribirme era peligroso para mí, según me dijo en la última carta, porque corría la época de la Triple A y el proceso militar en ciernes", señala Antin, nacido en 1926 en Las Palmas, provincia del Chaco. 

   "Después no nos escribimos más, porque él cambió de carácter, se dedicó a la militancia política. Dejó de alguna manera la literatura. Creo que toda la obra de Cortázar escrita a partir de que él se convirtió en un ser barbado y no el lampiño que yo había conocido dejó de tener la calidad que habían tenido sus primeros textos, si exceptuamos 'Rayuela' desde luego". 

Pero muchos años antes, el escritor vio junto a Antin "La cifra impar" a solas en un laboratorio de Buenos Aires, en lo que marcó el inicio de la amistad. Durante una escena Cortázar "me golpeó el hombro y me dijo 'pibe, entendí mi cuento'", afirma con satisfacción. 


   Trabajaron codo a codo en la adaptación de "Circe", "su hija dilecta", en Sestri Levante, Italia. Luego "las discusiones se hicieron muy agudas" cuando Antin realizó "Intimidad de los parques", porque en lugar de ambientarla en Grecia, decidió rodarla en Machu Picchu, donde además la altura le arruinó gran parte del material filmado.

   Decidió no llevar más textos de Cortázar a la pantalla grande, porque se estaba convirtiendo "en su traductor cinematográfico". "Empecé a rechazarle proyectos, cosa que vista desde ahora parece casi risible", dice con humildad Antin, que define al escritor como un "gran cinéfilo". 

   Luego filmó entre otros el clásico de la literatura gauchesca "Don Segundo Sombra", de
Ricardo Güiraldes, con más de tres millones de espectadores. Autor de novelas inéditas y de obras de teatro, Antin cuenta que Cortázar le perdió el original de su novela "Los venerables todos", cuya versión cinematográfica nunca se estrenó comercialmente tras su exhibición en el Festival de Cannes, donde la vieron juntos.

   "El primer destinatario de 'Rayuela' en este mundo después de Aurora Bernárdez y él fui yo", se enorgullece. Junto con los diálogos de "Circe" y una cinta magnética, le mandó los originales de la novela para que se los llevara al editor Francisco Porrúa. A lo que Antin le escribió en broma: "Julio, yo debería cobrarme la novela que me perdiste, no me atrevo a hacerlo pero en realidad te lo merecerías". Y recuerda a su amigo como "un ser muy cálido, muy afectuoso. Era como un chico grande". 

   Se define como "un lector invencible", que sigue regresando a los libros de Cortázar. Antin prefiere en primer lugar "Bestiario", luego "Las armas secretas" y "Rayuela". "Lo demás son obras importantes, pero Cortázar no sería Cortázar con esos libros y sí es Cortázar con esos tres que yo rescato". Y reflexiona sobre la dimensión alcanzada por el autor de cuyo nacimiento se cumplen 100 años el 26 de agosto: "El mundo Cortázar está muy relacionado con su literatura, pero también con sus ideas políticas. Su militancia le dio mucho plafón". 

   Antin y Cortázar se veían cuando el cineasta viajaba a Europa o el escritor visitaba la Argentina. "La única vez que no nos vimos fue la última vez que vino a Buenos Aires". En esa oportunidad, en diciembre de 1983, "no vino a ver a nadie", sino que quería despedirse de la ciudad. "Un escritor peronista inventó la fábula que (el presidente Raúl) Alfonsín no había querido recibirlo, cosa que es totalmente inexacta", manifiesta el director del Instituto Nacional de Cine durante esa gestión radical. 
   

 Ya alejado de la función pública, Antin fundó en 1991 la Universidad del Cine "con el fin de hacer lo mismo que estaba haciendo en el instituto, es decir darle un impulso internacional al cine argentino". Desde el punto de vista artístico se identifica con directores como Juan José Campanella, Lisandro Alonso y Damián Szifrón, a los que envidia "que puedan estar filmando todavía". 


   Reivindica al cine argentino como un gran tesoro, "uno de esos tesoros que la Argentina no ha podido destruir. Aun en los peores momentos de la Argentina el cine siempre ha tenido alguna película que vale la pena". De la universidad, actualmente con 1.200 alumnos, egresaron cineastas como Szifrón, Alonso, Pablo Trapero y Matías Piñeiro. "Eso para mí es una satisfacción, es como prolongar un sueño".

   Antin relee con emoción el final de la última carta que el escritor le envió en 1975, cuyo original conserva enmarcado en su oficina. "...Ojalá vengas a Europa y podamos vernos antes de mucho tiempo; inútil agregar que después de mi trabajo político, no seré yo quien vaya a Buenos Aires por el momento; como decía un español, no es que les tenga miedo a las balas, pero sí a la velocidad con que vienen". Debajo, la característica firma de Cortázar, con la tinta borroneada por el paso del tiempo, aún es reconocible.

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jueves, 21 de agosto de 2014

EL CENTENARIO DE JULIO CORTÁZAR, EL PERSEGUIDOR DEL JUEGO INFINITO

 "Un escritor juega con las palabras pero juega en serio; juega en la medida en que tiene a su disposición las posibilidades interminables e infinitas de un idioma", decía el argentino Julio Cortázar, nacido hace un siglo en Bruselas, el 26 de agosto de 1914.

   Al autor de "Rayuela" le tocó nacer y morir en Europa, en parte por ese azar que a su criterio hacía mejor las cosas que la lógica. Y justamente este 2014, además de celebrar su centenario, marca las tres décadas de su muerte en París, el 12 de febrero de 1984. 

   Por eso Argentina le rinde tributo con el "Año Cortázar 2014", mientras también por otras latitudes se evoca al cronopio mayor. Desde el Salón del Libro de París hasta próximamente la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, se suceden homenajes, conferencias y exposiciones. 

   Con la presencia permanente de lo lúdico y el humor, desarrolló una obra literaria única dentro de la lengua española. Sus magistrales relatos sorprendieron con la introducción de lo fantástico en la realidad cotidiana. Pero fue la explosiva novela "Rayuela" la que lo consagró a nivel internacional y se convirtió en una de las insignias del "boom" latinoamericano.

Cortázar buscó intensamente una renovación del lenguaje y le quitó un manto de solemnidad a la literatura. El escritor mexicano Carlos Fuentes, su amigo y compañero del "boom", lo definió como "el Bolívar de la novela latinoamericana". "Nos liberó liberándose, con un lenguaje nuevo, airoso, capaz de todas las aventuras". 

   Tenía cuatro años cuando su familia regresó a la Argentina y poco después su progenitor abandonó para siempre la casa familiar. La infancia y adolescencia de Cortázar transcurrieron en Banfield, suburbio sureño de Buenos Aires, con una enorme afición por leer y escribir.

   Se graduó como profesor en letras y trabajó como docente en Bolívar y Chivilcoy, pueblos de la provincia de Buenos Aires. Posteriormente se desempeñó en la Universidad de Cuyo, provincia de Mendoza, a la que renunció en 1945 por oponerse al peronismo. Uno de sus primeros cuentos, "Casa tomada", fue publicado en 1946 nada menos que por Jorge Luis Borges, por entonces secretario de redacción de la revista porteña "Los Anales de Buenos Aires". 

   En una carta, definió así los años previos a su partida a París: "De 1946 a 1951, vida porteña, solitaria e independiente; convencido de ser un solterón irreductible, amigo de muy poca gente, melómano lector a jornada completa, enamorado del cine, burguesito ciego a todo lo que pasaba más allá de la esfera de lo estético".

   Delgado, muy alto y de apariencia juvenil, Cortázar siempre arrastró las "erres" y fue un apasionado por el jazz y el boxeo. El año de su llegada a la capital francesa, 1951, se publicó en Buenos Aires su primer volumen de cuentos, "Bestiario". En 1953 contrajo matrimonio con la argentina Aurora Bernárdez y ambos trabajaron como traductores en la UNESCO. Esa misma década vieron la luz nuevos libros de relatos: "Final del juego" (1956) y "Las armas secretas" (1959). 

   Este último incluye "El perseguidor", inspirado en el saxofonista Charlie Parker y probablemente el cuento preferido de Cortázar. Una suerte de bisagra, porque allí se produce el descubrimiento del prójimo. "Un poco lo que el personaje de 'El perseguidor' busca en el cuento, yo lo estaba buscando también en la vida".

   En 1960 se publicó su primera novela, "Los premios", y dos años más tarde, la colección de textos "Historias de cronopios y de famas", donde aparecen los cronopios, "esos seres desordenados y tibios" que obran con rebeldía. En 1963 fue el turno de "Rayuela", protagonizada por Horacio Oliveira y la Maga, que permite una lectura lineal, o bien invita al lector a convertirse en cómplice, saltando de un capítulo a otro, según indica su Tablero de Dirección.

   Por entonces viajó a Cuba, invitado como jurado del Premio Casa de las Américas. Allí nació su compromiso con las causas latinoamericanas y una estrecha relación con la isla. Años más tarde, visitó varias veces Nicaragua para apoyar con fervor la revolución sandinista.

   Se propuso seguir viviendo en su terreno lúdico y fantástico, pero con la adopción de un compromiso que se reflejaría en su creación literaria. Ese Cortázar que abandonó la torre de marfil de la "literatura pura" publicó entre otros "Libro de Manuel" (1973), que según el propio autor le valió "palos de izquierda y derecha". 

   Formó parte del Tribunal Russell II, que juzgó y denunció las violaciones a los derechos humanos de diversas dictaduras latinoamericanas. Su compromiso político lo convirtió en un cronopio trotamundos, mientras la junta militar argentina (1976-1983) lo colocaba en las "listas negras". Cortázar pasó de ser un emigrado voluntario a un exiliado. 

   En 1980 publicó los relatos de "Queremos tanto a Glenda" y dos años después editó otro volumen de cuentos, "Deshoras". Trabajó en "Los autonautas de la cosmopista", una curiosa expedición por las autopistas francesas, con su segunda esposa, la canadiense Carol Dunlop. Pero Dunlop falleció a los 36 años en 1982 y Cortázar quedó sumergido en el desconsuelo. Debió terminar solo el libro, cuyos derechos de autor destinó al pueblo nicaragüense. 

   El escritor concretó todavía una anhelada visita a Buenos Aires en diciembre de 1983 y se sorprendió por las amplias muestras de cariño en un país que recuperaba la democracia. Regresó a París, donde recibió los cuidados de Bernárdez, hasta que su vida se apagó a los 69 años a causa de una leucemia. Fue enterrado junto a Dunlop en el cementerio de Montparnasse. Sin embargo, la maquinaria del juego no se detiene, mientras Cortázar, tal como postula en "Rayuela", siga logrando hacer del lector un cómplice, un camarada de camino.

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