Blog que reúne las entrevistas que realicé para el servicio español de la Agencia Alemana de Prensa (dpa) en los últimos 20 años.
Desde Carlos Monsiváis a Jorge Edwards, pasando por Ricardo Piglia, Siri Hustvedt, Sergio Ramírez, Elena Poniatowska, Margo Glantz, Almudena Grandes, Luisa Valenzuela, Alan Pauls, Claudia Piñeiro, Juan Villoro y Fernando Vallejo, así como el traductor del "boom" Gregory Rabassa y el poderoso agente literario Andrew Wylie.

También compila otras notas sobre vida y obra de diferentes escritores y sobre las últimas ediciones de actividades culturales como los Congresos Internacionales de la Lengua Española, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

jueves, 28 de agosto de 2014

CORTÁZAR, UN PADRE SUSTITUTO Y JUGUETÓN PARA CHRISTOPHE KARVELIS

Una multiplicidad de actos y eventos culturales recuerda por estos días el centenario de Julio Cortázar, mientras su hijastro Christophe Karvelis acerca otra mirada sobre el escritor argentino, a quien define como "un padre sustituto, un amigo".
   
Cortázar y Ugné Karvelis
   En diálogo con dpa, el hijo de Ugné Karvelis –compañera del autor durante una década en París, después de que se conocieran en 1967-, cuenta en Buenos Aires: "Yo viví con Julio desde mis seis años hasta los 16 más o menos. Y por eso es muy importante para mí, porque es mi juventud". 

   Karvelis participó el martes por la noche de la inauguración de la muestra "Los otros cielos" en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), a la que cedió a préstamo diversos objetos personales del escritor nacido en Bruselas el 26 de agosto de 1914. 

   El curador de la exposición, Juan Becerra, dice que la disposición de Karvelis fue extraordinaria desde el primer momento, "lo que iluminó una zona desconocida de la vida de Cortázar, la que va desde 1967 hasta 1978". 

   "No fueron años malos para Cortázar. Son los de su consagración en Europa y Estados Unidos, y detrás de eso estuvo la madre de Christophe", apunta Becerra a dpa. Ugné Karvelis, fundamental para la difusión de la literatura latinoamericana en Francia, fue una influyente editora del prestigioso sello francés Gallimard.

   Cortázar era "la única figura masculina que yo tenía", explica el francés Karvelis en un español bastante fluido. "Me llevé muy bien con él, tenía muy buena relación. Le gustaba jugar mucho". 

   Esto le resultó especialmente atractivo durante su infancia de hijo único, siempre rodeado de adultos. Cortázar, por su parte, no tuvo hijos. Aunque su siguiente pareja, Carol Dunlop, era madre de un niño, éste "no tenía la relación que yo tuve con Julio", señala.

   El autor de "Rayuela" estaba muy dispuesto "a comunicarse, a jugar, a mezclar su imaginación en mi vida y era una persona muy dulce", evoca su visión personal de Cortázar.

   Karvelis se muestra entusiasmado con "Los otros cielos", porque "tiene la imagen de sus libros, de su compromiso con los derechos humanos. Pero después está la persona, que es una persona dulce, que se enojaba muy poco, que me protegía cuando tenía problemas con mi madre. Eso es Julio, con su imaginación". 

   El hijo de la escritora y traductora lituana (1935-2002) rememora: "Después, cuando se separó de mi madre, yo todavía seguí viéndolo hasta el fin de su vida. Iba a ver películas con él, a ver peleas de box, era como un padre". Uno de los combates que presenciaron juntos fue el del legendario pugilista argentino Carlos Monzón frente al galo Jean Claude Bouttier en 1972.


   Respecto a las ciudadanías de Cortázar, Karvelis sostiene con convicción: "Tenía nacionalidad francesa, pero Julio no es francés, es argentino. Todo su cuerpo es argentino". 
   
   Christophe heredó entre otros el "rancho provenzal" del escritor en Saignon, donde el autor de "Historias de cronopios y de famas" solía buscar refugio de la vorágine de París.

   "Es mi casa, es la casa de la familia. La vida sigue, pero una parte es de Julio y nunca va a cambiar. Parte de la casa es nueva, de mi época, pero otra parte es exactamente como estaba cuando Julio vivía en Saignon", se enorgullece.

   La exposición, uno de varios tributos que por estos días Argentina dedica al escritor, recrea su estudio en esa casa de campo, con su mesa de trabajo en madera rústica, su máquina de escribir portátil Royal y su silla de mimbre. 

   Karvelis prestó por primera vez estos objetos con cierto recelo, aunque ahora manifieste su satisfacción porque protagonizan la muestra que atraviesa vida y obra de Cortázar.

   Mientras tanto, no deja de sorprenderse por la enorme fama de quien fuera su padrastro en su país natal.

   "La primera vez que visité Argentina hace ocho, nueve años, fui caminando por un barrio y había una plaza 'Julio Cortázar'. Era muy raro. Para mí era un escritor muy bueno, porque yo he leído sus libros y me gustan, pero es parte de mi familia. No pensé que era tan importante aquí".

   El año pasado, mientras estaba de vacaciones en la Patagonia, volvió a tomar dimensión de la figura de Cortázar en un bar de El Calafate. "Tenían dos fotos: una de Borges y la otra de Julio".

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