Blog que reúne las entrevistas que realicé para el servicio español de la Agencia Alemana de Prensa (dpa) en los últimos 20 años.
Desde Carlos Monsiváis a Jorge Edwards, pasando por Ricardo Piglia, Siri Hustvedt, Sergio Ramírez, Elena Poniatowska, Margo Glantz, Almudena Grandes, Luisa Valenzuela, Alan Pauls, Claudia Piñeiro, Juan Villoro y Fernando Vallejo, así como el traductor del "boom" Gregory Rabassa y el poderoso agente literario Andrew Wylie.

También compila otras notas sobre vida y obra de diferentes escritores y sobre las últimas ediciones de actividades culturales como los Congresos Internacionales de la Lengua Española, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

sábado, 10 de abril de 1999

UNA VISITA A LAS AVENTURAS LITERARIAS DEL JOVEN BORGES


Entre los múltiples homenajes que se tributan en todo el mundo a Jorge Luis Borges en el centenario de su nacimiento, uno de ellos sorprende con los primeros manuscritos del escritor, fotos de su más tierna infancia y hasta sus boletines de calificaciones escolares.

La exposición "A la luz de Borges", que abarca desde fines del siglo pasado hasta 1920, recrea su niñez y adolescencia también a partir de cartas a sus amigos, los libros que entonces leía y retratos realizados por su hermana Norah.

En uno de ellos se lo ve con anteojos de teatro, sentado en un balcón, observando el paso del cometa Halley, que atravesó el cielo de Buenos Aires en mayo de 1910 y mantuvo en vilo a toda la ciudad.

"Compartíamos las ficciones de Wells, de Verne, de 'Las mil y una noches' y de Poe y las representábamos. Puesto que sólo eramos dos (Norah y Borges) multiplicábamos los roles y éramos, de un momento a otro, los cambiantes personajes de una fábula", relataba el autor de "El Aleph", nacido en el seno de una familia de la alta burguesía.

"En la casa de Borges se hablaba en forma corriente tanto en español como en inglés y este joven, a quien de niño llamaron Georgie, adoptó ambos idiomas con naturalidad", cuenta el dueño de la colección que se presenta en el Centro Cultural Borges de Buenos Aires, el investigador Alejandro Vaccaro.

Tras las vitrinas también se descubren los primeros manuscritos del precoz "Georgie", como el inglés "The Gods", que data de alrededor de 1904. Otros dos textos borgeanos de esa época: su traducción de "El príncipe feliz", de Oscar Wilde, publicada en 1910, y "El rey de la selva", que escribió a los trece años y firmó con el seudónimo Nemo.

Borges contaba que por ese tiempo "ya había confeccionado en un inglés bastante malo por cierto un manual de mitología griega. Esta puede haber sido mi primera aventura literaria. Luego, en castellano, traté de imitar a los clásicos españoles, escribí un cuento al estilo Cervantes, una suerte de romance llamado 'La visera fatal'" (desconocido hasta nuestros días).

Su familia se mudó a Ginebra en 1914, donde el joven Borges completó sus estudios secundarios y se inició en el aprendizaje del latín y del alemán, que se sumarían al excelente inglés y al francés que utilizaba en su vida cotidiana. Esta ciudad suiza fue la que luego elegiría para morir en 1986, y donde se encuentra su tumba.

También se exhibe el ejemplar de la revista "Grecia" donde se concretó en 1919 la primera publicación de un poema de Borges, "Himno del Mar", cuando el escritor residía en España. Allí entró en contacto con el movimiento ultraísta, y dos años más tarde volvería a su Buenos Aires natal.

En la muestra se presenta un libro de madera con fragmentos de "El Golem", la novela de Gustav Meyrink que influyó en la obra del autor de "Ficciones". Este objeto ideado por los organizadores se puede leer, como fiel reflejo del estilo borgeano, solamente en un espejo.

"A la luz de Borges" abrió sus puertas al público a mediados de febrero, y continuará haciéndolo hasta fin de abril. En agosto se presentará una segunda parte que abarcará su madurez literaria, integrada por unos 1.000 volúmenes, y en la que "Georgie" se transforma en Borges.

La muestra también revela algunas curiosidades acerca del famoso escritor, como por ejemplo que en el Colegio Nacional Manuel Belgrano de Buenos Aires (y como testimonian fielmente las actas de la institución educativa) fue compañero de curso de Ernesto Guevara Lynch, el padre del famoso guerrillero argentino-cubano "Che" Guevara.

O que recién en 1939, con motivo del juicio sucesorio por la muerte de su padre, advirtió que no se hallaba inscripto con el nombre Luis, y llevó a cabo los trámites para corregir ese error. En cambio, en su certificado de bautismo sí figuraban sus cuatro nombres, Jorge Francisco Isidoro Luis.

Y, por último, sus boletines de calificaciones dan cuenta de que había reprobado dibujo y no había concurrido a canto, materia por la que se supone que el escritor no sentía demasiada inclinación.