Blog que reúne las entrevistas que realicé para el servicio español de la Agencia Alemana de Prensa (dpa) en los últimos 20 años.
Desde Carlos Monsiváis a Jorge Edwards, pasando por Ricardo Piglia, Siri Hustvedt, Sergio Ramírez, Elena Poniatowska, Margo Glantz, Almudena Grandes, Luisa Valenzuela, Alan Pauls, Claudia Piñeiro, Juan Villoro y Fernando Vallejo, así como el traductor del "boom" Gregory Rabassa y el poderoso agente literario Andrew Wylie.

También compila otras notas sobre vida y obra de diferentes escritores y sobre las últimas ediciones de actividades culturales como los Congresos Internacionales de la Lengua Española, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

viernes, 25 de diciembre de 2009

EL AÑO PASA LA PÁGINA, TEÑIDO DE MELANCOLÍA POR LETRAS URUGUAYAS

Buenos Aires, 25 dic (dpa) - Las letras de Uruguay vivieron un 2009 signado por el luto, en el año del centenario del nacimiento de su premio Cervantes Juan Carlos Onetti: en mayo falleció su pluma más difundida, Mario Benedetti, y un mes antes había partido ya la poetisa Idea Vilariño.

El autor de "La tregua" y "Gracias por el fuego", con más de 80 obras publicadas en diversos idiomas, quien con sus versos, ensayos y novelas unió a varias generaciones tras sus ideales de justicia social, falleció a los 88 años. Vilariño, también integrante de la Generación del 45 y quien mantuvo una relación amorosa con Onetti, murió a los 89 años tras dejar títulos como "La suplicante", "Poemas de amor" y "Poesía".

Y en el marco del "Año Onetti", Uruguay le dedicó numerosos homenajes al autor de "El Pozo" y "Juntacadáveres". Se publicaron sus "Cuentos completos" con relatos inéditos y una nueva edición de su última novela, "Cuando ya no importe". Los tributos al escritor (1909-1994) trascendieron ampliamente su patria, por ejemplo con el Coloquio Internacional Juan Carlos Onetti en México.

El peruano Mario Vargas Llosa publicó un análisis de la vida y obra del montevideano titulado "El viaje a la ficción", que ganó el Premio Internacional de Ensayo Caballero Bonald. También vieron la luz entre otros una versión actualizada de "Onetti: el ritual de la impostura" (Hugo Verani), así como "Pesimista militante. Una interpretación gráfica de Juan Carlos Onetti", del dibujante Hermenegildo Sábat.

El escritor uruguayo Hugo Burel consideró en diálogo con dpa que Uruguay "estaba muy bien representado literariamente por esas figuras, pero que también tenían una condición excluyente, monopolizaban un poco la idea de la literatura uruguaya en el mundo. Ahora, sin esas figuras, la literatura uruguaya va a tener que seguir y veremos cuáles son los nombres o las obras (que surgen)".

Uno de los grandes protagonistas del año que culmina es el prolífico mexicano José Emilio Pacheco: cumplió 70 años, obtuvo el Premio Reina Sofía de Poesía y cerró con la obtención del Premio Cervantes, convirtiéndose en el cuarto autor azteca que se hace con el máximo galardón de las letras hispanas.

El crítico y escritor peruano Julio Ortega no mostró dudas respecto de los galardones literarios más merecidos de 2009: "En primer lugar el Cervantes para José Emilio Pacheco, el último escritor no mediático, o sea el primero de los nuevos tiempos. Y también el del poeta venezolano Rafael Cadenas (Premio Feria del Libro de Guadalajara), otro escritor modélico y poeta de indagaciones a favor del silencio".

México celebró además con múltiples eventos, en el marco del 120 aniversario de su nacimiento y los 50 años de su muerte, a uno de los más grandes y polifacéticos escritores de Iberoamérica: Alfonso Reyes.

En tanto, el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos recayó en el colombiano William Ospina por su obra "El país de la canela". Ospina (Padua, 1954) es allegado a su célebre compatriota Gabo, cuya extensa biografía tolerada "Gabriel García Márquez: una vida", de Gerald Martin vio la luz en español.

El mismo año que se cumplieron 25 años de la muerte de Julio Cortázar y se conoció la colección de textos inéditos y dispersos "Papeles inesperados", un dúo de jóvenes escritores argentinos logró reconocimiento internacional. Andrés Neuman (1977) se quedó con el Alfaguara de Novela con "El viajero del siglo" y Sergio Olguín (1967) con el Tusquets Editores de Novela por "Oscura monótona sangre".

"A juzgar por los premios internacionales y los éxitos individuales de algunos escritores de las nuevas generaciones, el balance tiene que ser positivo", subrayó el escritor y ensayista argentino Mario Goloboff a dpa. "Daría una explicación más bien colectiva a este fenómeno. Y es que tal vez el mismo sea la consecuencia de años de trabajo en el terreno de la práctica de una literatura de masas en la Argentina, de la existencia de tantísimos talleres, de tantos concursos literarios en los que participan cientos de escritores no consagrados", apuntó.

Mientras, el galardón mejor dotado de la escena editorial hispana, el Planeta de Novela, quedó en manos de la asturiana Ángeles Caso por "Contra el viento". En España, los últimos meses giraron en gran parte en torno a la Generación del 27: su último gran representante, Francisco Ayala, autor de "El jardín de las delicias", falleció a los 103 años.

También se cumplió el décimo aniversario de la muerte del poeta gaditano Rafael Alberti. Y 73 años tras la ejecución de Federico García Lorca, el lugar donde se encuentra enterrado sigue siendo un misterio: las excavaciones iniciadas a fines de octubre en la localidad granadina de Alfacar no dieron con los restos del autor del "Romancero Gitano".

Por su parte, la literatura ecuatoriana se quedó sin su mayor exponente con la muerte de Jorge Enrique Adoum, quien fuera secretario privado de Pablo Neruda y autor entre otros de la novela "Entre Marx y una mujer desnuda". Cuba, en tanto, perdió al escritor Cintio Vitier ("Vísperas", "Testimonios").

Consultado por dpa sobre por qué razones podría trascender 2009, Julio Ortega indicó: "Por la internacionalización no de su escritura, sino de su lectura, lo que es más decisivo. Nada más relevante que la construcción de esas redes trasatlánticas, donde los lectores ven en un libro, entre varias orillas, más de lo que vemos en una sola orilla".

El estudioso de la literatura latinoamericana y profesor del Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Brown en Estados Unidos sostuvo que "la lectura es hoy post-nacional, transfronteriza y, por ello, crítica y creativamente más libre".

viernes, 23 de octubre de 2009

ENTREVISTA: URUGUAYO BUREL, ENTRE OBSESIONES, DESFILES SALVAJES Y EL CINE

Buenos Aires, 23 oct (dpa) - "El escritor tiene un problema a resolver: por eso escribe", confiesa el uruguayo Hugo Burel, de visita en Buenos Aires para el lanzamiento de su última novela, "El desfile salvaje", y donde también pudo ver la película de próximo estreno "El corredor nocturno", basada en su thriller homónimo.

"Como que hay una necesidad de completar la existencia con lo que uno escribe", apunta a dpa el también periodista y diseñador gráfico nacido en Montevideo en 1951. "Uno escribe aquello que de repente no solamente lo obsesiona o lo motiva, sino como que se lo va contando a sí mismo".

"El desfile salvaje" (Alfaguara), que va por su tercera edición en Uruguay y ahora se lanza en Argentina, parte de la reunión de varios viejos amigos de la adolescencia, que se encuentran en el velorio del líder del grupo. Sin embargo, cada vez aparecen más interrogantes sobre la extraña muerte de Esteban, un triunfador y seductor irresistible.

El thriller psicológico narrado en primera persona obtuvo además recientemente el Premio Anual de Literatura de Uruguay. "Acá hay la elaboración de procesos existenciales, como pueden ser el paso del tiempo, la evolución del amor, de la amistad, de la juventud a la madurez qué pasa", considera.

Burel (autor asimismo de novelas como "El autor de mis días" y "Los inmortales") cree que el carácter autobiográfico no se centra en un personaje determinado y está repartido a lo largo del libro, que "tiene una condición de contar una cierta angustia existencial, de ver en qué falló o no la vida y por qué esta historia de estos amigos llega a plantearse".

De las páginas de la novela brota también el deseo de no resignarse a vivir una única existencia. "Ese querer ser otro tiene dos lecturas. Una lectura es ser alguien distinto, y la otra lectura, que creo que es la que se ajusta más a la novela, es ser otro más y otro más, como poder vivir más vidas de las que podemos vivir".

"Ese querer ser otro es tener más 'chances', más vidas, más posibilidades, no que sea una sola vida que la puedas malgastar o de repente te des cuenta que las bifurcaciones siempre van en un solo sentido", explica Burel, autor también de "El guerrero del crepúsculo", finalista del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos y ganadora del Premio Lengua de Trapo.

"El desfile salvaje" también refleja a "una generación enfrentada a un momento en donde los idealismos contrastaban también con las posibilidades reales y donde cierta idealización de lo que podía traer el futuro determinó que después que pasaron los años esos ideales hubieran sido dejados por el camino o por lo menos no fructificaron", apunta.

En tanto, el 29 de octubre se estrena en Argentina la película "El corredor nocturno" basada en su su novela homónima, con actuaciones de los argentinos Leonardo Sbaraglia, Miguel Angel Solá y Erica Rivas y dirigida por el español Gerardo Herrero.

"En el imaginario de mi vida el cine ha ocupado horas muy importantes y ahora ver en un cine un film sobre una novela mía es muy removedor, más allá de que me ha gustado mucho la película", asegura. "Fue muy muy emocionante, porque yo soy un espectador de cine desde que era muy chico".

"Es una película que en primer lugar rescata la historia de la novela muy bien, y en segundo lugar tiene cualidades cinematográficas propias", dice. "No participé de la escritura del guión, pero me consultaron mucho, tuve contacto permanente con la producción, estuve el año pasado durante el rodaje varios días", dice satisfecho el novelista y cuentista.

En 2009 las letras uruguayas debieron asimilar la muerte de dos de sus grandes exponentes, Mario Benedetti e Idea Vilariño. "Creo que Uruguay estaba muy bien representado literariamente por esas figuras, pero también esas figuras tenían una condición excluyente, como que monopolizaban un poco la idea de la literatura uruguaya en el mundo. Sin esas figuras, la literatura uruguaya va a tener que seguir, y veremos cuáles son los nombres", reflexiona.

En tanto, sostiene que "detrás de un autor siempre hay otros autores. Somos lectores antes que escritores. Y un día me descubro escribiendo un cuento y por ahí coincide con que llega a mis manos un ejemplar de 'El Hacedor' (de Jorge Luis Borges). Yo leo ese libro y quedo deslumbrado", evoca Burel.

"A partir de ahí me doy cuenta de que la posibilidad de expresarme a través de la escritura tenía un modelo y una especie de guía, que también eran (Juan Carlos) Onetti, (Horacio) Quiroga, después va a ser (Julio) Cortázar, autores que de alguna forma impulsaron la vocación".

Burel asimismo incursionó con frecuencia en el género del cuento ("Esperando a la pianista", "El elogio de la nieve y 12 cuentos más"). "El cuento es curiosamente un género al cual un autor joven que se inicia recurre sin tener clara conciencia de lo difícil que es, porque lo seduce la posibilidad del camino corto".

"Después (uno) descubre que hay temas que caben en un cuento y temas que caben en una novela. Como decía Cortázar, el cuento te gana por nocaut y la novela te gana por puntos, utilizando un símil con el boxeo", señala, para apuntar que ahora se concentra más en la escritura de novelas y menos en el cuento.

Por último, Burel adelanta que está trabajando en una novela que transcurre en el siglo pasado, asimismo con una temática policial. "Por ahora se va desarrollando en un barco, pero va a llegar a Uruguay seguramente".

sábado, 19 de septiembre de 2009

CARLOS FUENTES: LA NOVELA ES LA APERTURA A LA INCERTIDUMBRE

Buenos Aires, 19 nov (dpa) - El escritor mexicano Carlos Fuentes, quien acaba de publicar la novela "Adán en Edén", reflexionó en Buenos Aires sobre los nexos entre periodismo y literatura y consideró que la falta de certeza constituye "uno de los signos definitorios de la novela frente a la prensa".

Fuentes, cuya más reciente ficción narrada por el inescrupuloso empresario Adán Gorozpe tiene como trasfondo el narcotráfico y la corrupción en su país, destacó anoche la importancia de hacer periodismo y de escribir novelas para introducir elementos tanto de certeza como de ambigüedad.

"Cuando alguien dice 'ésta es la verdad absoluta', estamos ante una dictadura. A mí me llama mucho la atención que en el mundo en que vivimos se dice: la literatura es dispensable. Apenas llega un régimen totalitario al poder, lo primero que hace es prohibir libros, quemarlos, exiliar a los escritores o mandarlos a un campo de concentración", sostuvo vehemente, a sus 81 años recién cumplidos.

El más importante de los escritores mexicanos vivos y una de las figuras centrales del "boom" de la literatura latinoamericana abarrotó el auditorio del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) y obligó a poner una pantalla en el hall central para quienes no pudieron ingresar.

De impecable traje gris, acompañado por Natalio Botana, Claudio Escribano y Silvia Hopenhayn, Fuentes señaló: "Yo creo que la primera novela es Don Quijote, porque toma todos los géneros preexistentes y los reúne bajo un solo techo de ficción. Pero le da a la novela su signo vital, que es la ambigüedad".

"Es la que reina y la que la da su signo a la novela a través de un proceso de una constante incertidumbre, que es lo contrario de lo que nos da la prensa, que se supone es la noticia verdadera", explicó el ensayista, cuentista y novelista.

Fuentes cautivó al auditorio con su narración de diversas anécdotas, entre ellas una que le ocurrió a su amigo Gabriel García Márquez. Cuando el autor de "Cien años de soledad" era jefe de redacción de un diario en Barranquilla, una vez cerró el periódico del día siguiente y se fue a su casa, pero recibió un llamado telefónico pidiendo que regresara a a rehacer la primera página.

"¿Cómo? Ya está hecha", se sorprendió. "Pues ha pasado algo extraordinario, ha muerto el cónsul de Japón". "Eso no merece cambiar la primera página", replicó el Nobel colombiano. "No, es que se lo comió un cocodrilo", recibió como respuesta. Esto ilustra "la relación entre la ficción y la verdad, o la verdad de la ficción, o en suma la relación entre la novela y el periodismo", aseveró Fuentes.

El autor de "La región más transparente" y "Terra Nostra" evocó ejemplos notables de pequeñas historias periodísticas que se convierten en la gran trama de una novela. "Stendhal lee en la gaceta del año 1827 que un seminarista ha asesinado en la iglesia mientras rezaba a la señora a cuyos hijos educaba. Toma esta noticia y la convierte en 'Rojo y negro'".

Y Gustave Flaubert, autor de "Madame Bovary", "estaba muy atento a las andanzas de señoras parisinas", como "una cierta madame Pradier que es descubierta como una mujer adúltera y se suicida" o madame Lafarge, cuyos affaires son descubiertos por su marido. "En vez de suicidarse mata al marido y resuelve el problema", relató.

El Premio Cervantes nacido en 1928 en Panamá se mostró convencido de que hay una recuperación de la tradición de La Mancha a partir de América Latina, "de un gran novelista que es (Joaquim Maria) Machado de Assis, que la da a la novela la incertidumbre, la apertura, la comicidad que faltaba en la novela realista. Y luego hay un hecho formidable que es la recuperación de Cervantes a través de (Jorge Luis) Borges en 'Pierre Menard, autor del Quijote'".

"Y ya encontramos toda la novelística moderna a partir de Borges, de (Alejo) Carpentier, y luego del llamado -no nos pusimos nosotros el nombre, que es un feo nombre- boom, pues también en (Julio) Cortázar, en García Márquez, en (Mario) Vargas Llosa se encuentra constantemente esta apertura a la incertidumbre, a la ambigüedad, a la falta de certeza respecto a lo que se está contando".

Interrogado por dpa acerca de si la realidad latinoamericana es tan rica que desborda a la ficción, respondió: "Siempre ha sido más rica la realidad que la posibilidad de la literatura. Y sin embargo escribimos para darles una cierta permanencia a momentos que de otra manera se irían con el aire".

Opinó además que "Adán en Edén" (Alfaguara) puede reflejar la situación de otros países latinoamericanos, "en la medida que el narco es una realidad de Colombia, invade a otros países, y para mí sólo despenalizando la droga es la única manera de empezar a acabar con ella. Lo que hizo (Franklin) Roosevelt con el alcohol en Estados Unidos: siguió habiendo borrachos pero no Al Capones".

"Es más complejo el problema de la droga, pero en el camino que vamos lo único que se va a hacer es corromper a los Ejércitos y a los gobiernos y no ir a ninguna parte", expresó su preocupación, antes de iniciar la firma de ejemplares en manos de una larga fila de lectores.

viernes, 21 de agosto de 2009

ENTREVISTA / BIÓGRAFO: A FUTURO "SE HABLARÁ DE BORGES COMO DE SHAKESPEARE O DANTE"

  Buenos Aires, 21 ago (dpa) - "Van a pasar 300 años y se va a hablar de Borges como hoy hablamos de Shakespeare o de Dante", vaticina Alejandro Vaccaro, biógrafo y coleccionista del escritor argentino de mayor proyección universal.

   Jorge Luis Borges "jamás se promocionó, jamás promocionó su obra, y sin embargo sus libros se siguen vendiendo y se van a vender", señala Vaccaro, autor entre otros de "Georgie 1899-1930", "El señor Borges", "Borges, una biografía en imágenes" y "Borges Vida y Literatura".

   El especialista considera que el autor de "El Aleph" y "Ficciones", de cuyo nacimiento se cumplen 110 años el 24 de agosto, "se apropió de una cantidad de temas, de una cantidad de palabras. Acuñó una identidad, que es lo más difícil de hacer literariamente".

   "Él comenzó a jugar en esa línea delgada que trazaba entre ficción y realidad, entre sueño y vigilia, citas reales y citas falsas. Caminó por una suerte de cornisa donde el lector tenía que estar muy atento para saber de qué estaba hablando. Y hoy todavía pasa. Hoy se lo estudia desde la matemática, desde la física, desde la teología", explica en entrevista con dpa.

   Vaccaro, actual presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), cargo que Borges también ocupó, relata: "Siempre sentí admiración por su obra. Y después también por él, me pareció un hombre ético, generoso, bondadoso, que vivió los últimos 40, 45 años de su vida en un departamentito de 70 metros".

   "Era un hombre austero, jamás tuvo automóvil, caminaba, no tomaba alcohol. Durante 17 años fue director de la Biblioteca Nacional, pasó por distintos gobiernos que lo respetaron por su gestión", indica Vaccaro, nacido en Buenos Aires en 1951.

   Interrogado acerca de si comparte que fueron las ideas políticas de Borges las que lo privaron del Premio Nobel, responde que durante 25 años, "desde 1961 cuando ganó el premio Formentor hasta que murió, todos los años fue candidato. Puede ser una de las razones. En última instancia, si esa es la razón, me parece un error grave de la Academia (Sueca) haber denegado un premio a alguien que tiene una obra muy trascendente por una cuestión extraliteraria".

   Vaccaro no duda en manifestar su admiración: "Yo lo respeto muchísimo como escritor, como persona y como lector. Me parece sí que Borges es el lector más importante de la historia de la humanidad. Él como escritor sin duda está entre los grandes, pero como lector no había con qué darle, era un lector extraordinario".

   "Él dijo una vez: 'que otros se jacten de los libros que han escrito, yo me enorgullezco de los que he leído. Uno es por lo que lee, no por lo que escribe'. Yo creo que ese es casi su legado: para ser un buen escritor hay que ser un buen lector", apunta el biógrafo y presidente de la Asociación Borgesiana de Buenos Aires.

   Y recuerda que a fines de los años 30 Borges escribía una página en la revista "El Hogar", y "en aproximadamente cuatro años que trabajó ahí, reseñó 200 libros". Además "manejaba cuatro idiomas (español, inglés, francés y alemán), era un buen latinista, leía en italiano". "Cuando él empezó a quedarse ciego ya había leído lo esencial", indica.

   Asimismo, opina que la ausencia de un museo dedicado al escritor en la Buenos Aires que lo vio nacer en 1899 es "una gran deuda que tiene esta ciudad con Borges". "Estamos preparando para hacer un museo en la Casa José Hernández, que es una de la sedes de la Sociedad Argentina de Escritores", anticipa.

   "Estamos trabajando, hay una museóloga que está haciendo los estudios para adaptar parte de la colección a las comodidades que tenemos. No queremos apurarnos, esto lo vamos a ir llevando tranquilamente y probablemente el año que viene lo inauguremos", cuenta.

   Vaccaro inició su colección hace unas tres décadas, al enterarse de que había tres libros de su juventud que Borges -fallecido en Ginebra en junio de 1986- no había querido reeditar: "El tamaño de mi esperanza", "El idioma de los argentinos" e "Inquisiciones".

   "Me pareció que podía haber en esos libros alguna clave que definiera algún aspecto de su obra literaria. Ahí entré en un mundo que me fue llevando. Empecé a buscar esos libros en librerías anticuarias, en librerías de viejo. Empecé a transitar un camino involuntariamente, sin proponérmelo".

   "Entonces me empezaron a visualizar como un comprador de libros de Borges. Cada vez que tenían algo, me llamaban. Y empecé a comprar muchas cosas. Hoy tengo una colección que tiene 20.000 piezas, con libros, documentos, manuscritos, objetos, recortes, revistas", relata Vaccaro.

   "A mi casa vienen profesores de universidades de todo el mundo y se sientan en un escritorio y tienen toda la obra de Borges al alcance de la mano, de su primer libro al último, todo en primeras ediciones", se enorgullece.

   Sin embargo, aclara: "Jamás me propuse ser coleccionista ni tener esta colección. Un día me di cuenta de que la tenía y que había que cuidarla y empecé a tomar recaudos. Tengo todo forrado con papel especial con PH neutro, está todo digitalizado".

   Vaccaro, quien nunca habló con Borges aunque asistió a sus conferencias, trazó una síntesis de su biografiado en apenas tres palabras: "un ser literario".

ENTREVISTA / JULIO ORTEGA: "TODOS HEMOS SIDO EDUCADOS EN LA UNIVERSIDAD BORGES"

Buenos Aires, 21 ago (dpa) - "Todos hemos sido educados en la Universidad Borges, ese taller de subversiones irónicas, críticas, vitales", considera el crítico y escritor peruano Julio Ortega, y destaca que una de las lecciones de Jorge Luis Borges fue "liberar al autor de su obra".

Eminente estudioso de la literatura latinoamericana y profesor del Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Brown (Providence, Rhode Island), sostiene que "si el cambio es la mitología de lo moderno, la contribución borgeana es entrañablemente latinoamericana: hay que cambiar la lectura".

"Esto es, desmontar los monumentos de autoridad y propiciar las disoluciones de lo relativo. El operativo borgeano es proponer que no hay una verdad única y universal sino tantas interpretaciones como tiempos hay, mundos y márgenes. Por eso yo repito que si hubiese una sola verdad, no habría lugar para América Latina", explica Ortega, nacido en Casma en 1942, en una entrevista respondida por correo electrónico.

Ortega, quien publicó una edición crítica y facsimilar de "El Aleph" junto con Elena del Río Parra (El Colegio de México), apunta que Borges -de cuyo nacimiento se cumplen 110 años el 24 de agosto- "de joven fue alegremente vanguardista".

"Luego en los años 40 nace el Borges maduro, el que finalmente ha conquistado su propia perplejidad y ya no es un escritor que repite el mundo sino uno que lo resta del lenguaje. Y el de la vejez es un autor clásico, que rima y versifica de memoria, como si visitara su propio mundo con otro lenguaje, memorioso y paradójico", indica Ortega, residente en Estados Unidos hace tres décadas y compilador de diversas antologías de nueva literatura latinoamericana.

Autor de numerosas publicaciones críticas como "Retrato de Carlos Fuentes", "El discurso de la abundancia" y "Una poética del cambio" y de poesía y narraciones ("La vida emotiva", "Habanera" y "La mesa del padre", entre otros), asistió a conferencias que el escritor argentino dictó en la Universidad de Yale en 1971 y en la de Texas, Austin, en 1982. También es autor de varios ensayos, testimonios e incluso relatos en torno a Borges, sobre cuya obra organizó un coloquio, presidido por María Kodama, en el Instituto Cervantes de Nueva York.

dpa: ¿Cuáles eran las peculiaridades del Borges conferencista? ¿Qué impresión le dejó?

Ortega: Recuerdo que Borges le tenía terror a la muchedumbre. No la veía, claro, pero la sentía y prefería no saber que la sala estaba llena. Sus conferencias eran parte de su proyecto de una conversación literaria donde todos tuviéramos un papel, el de interlocutores.

dpa: ¿Cuál es el grado de interés académico en la obra borgeana en Estados Unidos? ¿Se encuentran actualmente sus libros traducidos al inglés?

Ortega: Todos sus libros, creo, circulan muy bien en inglés. Pudo él vivir la extraordinaria repercusión de su obra, aunque haya sido un testigo irónico de su propio éxito. Hoy ya Borges forma parte de la literatura, se confunde con ella, y ha sido reapropiado y transformado. Es un término de referencia, una condición radicalmente literaria del lenguaje.

dpa: ¿Cree que opiniones muchas veces polémicas o irónicas de Borges pudieron opacar en determinados círculos el reconocimiento a su obra?

Ortega: No creo, porque sus opiniones no hay que tomarlas literalmente en serio. Le gustaba bromear, es cierto, pero tampoco quería ser un héroe del discurso correcto, ni siquiera del justo. Era, eso sí, un hombre ético, sobrio y decoroso. Y quizá alguna de sus opiniones, sobre todo las políticas, podían ser escandalosas.

dpa: ¿De dónde proviene el objetivo de Borges de "narrar lo estrictamente necesario"?

Ortega: Curiosamente, una de las fuentes de Borges es la crítica del lenguaje pero otra es el discurso místico, donde el lenguaje se alimenta de lo visionario. Pero él logró que ambas fuentes impusieran la economía del decir breve. El aleph, por ejemplo, promete el universo como asombro; pero la pequeña esfera tornasolada es, en sí misma, más asombrosa que el universo catalogado.

dpa: ¿Mediante qué mecanismos lograba Borges desvanecer la frontera entre la ficción y el ensayo?

Ortega: Sobre todo con la "puesta en abismo" de la ficción dentro de la ficción, que demuestra que estamos contaminados de literatura. Pero, así mismo, con la demostración irónica de que todo discurso, incluso el que pretende ser más objetivo, es una ilusión verbal. Borges se adelantó a Lacan al demostrar que la ficción es la parte intrínseca de la verdad.

dpa: ¿Cómo alimentan las tradiciones la obra de Borges?

Esta obra viene de todas partes, al punto que se podría leerla como una anotación amena a la lectura de la literatura universal. Pero viene también de la puesta en crisis de ese monumento canónico. El mapa borgeano de la literatura no coincide con ella, ni con la nacional ni con la clásica, pero tampoco con la moderna. Es una biblioteca elegida por su lectura analítica y fantástica, que introduce lo ficticio en la misma naturaleza referencial del lenguaje.

dpa: ¿Por qué factores la obra de Borges trascendió largamente las fronteras de su país y de habla hispana?

Ortega: La crítica borgeana del lenguaje literal, del habla indistinta y elocuente del español tradicional (que ya Cervantes había puesto en entredicho) coincidió con un periodo del pensamiento crítico y filosófico que partía, precisamente, del reconocimiento de los límites del lenguaje. Por eso, Blanchot, Derrida, Foucault, Genette, y tantos otros, estuvieron fascinados por la argumentación borgeana, por su laconismo, agudeza, y sentido autoirónico. Las clasificaciones absurdas, la precariedad del yo, la matriz literaria del discurso contemporáneo, los juegos y abismos de Borges se hicieron parte de la literatura misma, y son hoy nuestra tradición moderna.

dpa: ¿Qué le hubiese faltado a la literatura sin Borges?

Ortega: Le habría faltado la conciencia de su propio asombro. La de Borges es una literatura que excede ampliamente a su autor, y que no se explica sino por ella misma. Borges, quizá, fue un mediador privilegiado entre la tradición literaria y la modernidad iberoamericana, como lo fue en su hora Ruben Darío. Por eso, hoy conviene no leerlo a partir de su vida, ideas y manías, sino simplemente como una obra independiente del autor. Recordemos que Borges se opuso no a Unamuno sino a la figura que se creó de él; y que ironizó la figura de Lorca, porque su obra se perdía en el mito de su vida. Liberar al autor de su obra fue una de sus lecciones.

jueves, 25 de junio de 2009

ENTREVISTA / CARLOS FRANZ: "LOS ESCRITORES NO SOMOS ESCLAVOS DE LA REALIDAD"

Buenos Aires, 25 jun (dpa) ­ El chileno Carlos Franz, de visita en Buenos Aires para presentar su novela "Almuerzo de vampiros", aseguró estar "un poco cansado de las novelas de denuncia", a la vez que reivindicó la libertad del escritor para transformar la realidad en sus ficciones.

"Esa es la libertad de los escritores: a diferencia de los historiadores no somos esclavos de la realidad, podemos transformarla. Esa es una de nuestras pocas venganzas posibles contra la historia y la mayor entre ellas pues reírnos de eso", dijo Franz en declaraciones a dpa.

"Almuerzo de vampiros", que hace gala de humor negro, grotesco muchas veces, gira en torno a un protagonista-narrador que rememora una extraña aventura. De estudiante secundario tuvo un profesor de lengua al que admiró mucho y años después, cuando se desplaza como taxista por el Santiago de Chile del toque de queda, conoce a un rufián de poca monta, físicamente idéntico a su maestro.

"Me parecía que hacía falta una novela satírica, que ya entre a utilizar el golpe y la dictadura como material dramático, que es lo que cada vez más es", sostuvo Franz, actualmente agregado cultural en la embajada de Chile en España.

A lo largo de su cuarta novela -que ya se publicó en Chile y España y aparecerá en algunos meses en México- persiste la duda de si el rufián es un doble que suplantó al profesor o si éste se ha degradado tanto "que se ha convertido casi en el reverso de sí mismo", señaló Franz.

"Esa inquietud es la que podemos tener todos con nuestras propias vidas cuando hemos vivido lo suficiente. Seguimos siendo los mismos, pero sin embargo hemos cambiado muchas veces, la vida nos ha hecho cambiar. Cuando revisamos la lista de los sueños que no hemos cumplido somos tan distintos a cómo soñamos que íbamos a ser", apuntó el también ensayista y periodista, nacido en Ginebra en 1959.

La novela aborda otro tema que lo apasiona: el aprendizaje. "El profesor de mi protagonista es un gran humanista, que le enseña los bellos conceptos y las hermosas palabras. Pero luego para sobrevivir unos años después en la larga noche de esa dictadura que le toca a mi protagonista encuentra otro maestro, otra versión diferente del aprendizaje, que es aquel que le enseña cómo sobrevivir, y para eso muchas veces hay que traicionar aquellos ideales que aprendió en primer lugar", indicó el autor con obras traducidas a diez idiomas.

Franz comenzó a escribir "Almuerzo de vampiros" hace 12 años, se bloqueó y finalmente la concluyó en 2006. "No es una novela del pasado, es una novela del presente, visto a través del prisma del pasado y cómo éste nos acompaña. Porque una de las cosas que más me repugna de la sociedad contemporánea es esa falta de memoria, esa necesidad de borrar las huellas, que es correlativa a nuestra ansia de no mirar el futuro, donde siempre nos aguarda la muerte. Entonces vivimos como en una especie de eterno presente", expresó.

En este sentido, apuntó que en Chile se ha avanzado muchísimo en lidiar con los problemas de derechos humanos y la carga histórica que dejó la dictadura de Augusto Pinochet. "Pero también es cierto que hay, fruto de esa euforia y ese entusiasmo por un país próspero, nuevo y distinto, la ilusión de que podemos cortar amarras con el pasado, y esa es una ilusión muy peligrosa", señaló el autor de las novelas "Santiago Cero", "El lugar donde estuvo el Paraíso" y "El desierto", así como el volumen de relatos "La prisionera".

Al igual que el propio Franz -cuya vida estuvo marcada por viajes y estancias en el exterior, primero por ser hijo de diplomático y luego por vocación-, el protagonista de su última novela reside fuera de Chile.

Consultado acerca del carácter autobiográfico de la obra, consideró que toda novela lo es, en la medida en que se escribe a partir de la memoria. "Pero es una memoria compleja, que está hecha de lo que nos ha ocurrido, de lo que hemos soñado, de lo que hemos leído, de las películas que hemos visto".

"Por ejemplo es autobiográfico el hecho de que en esta novela yo opongo un presente pragmático a un pasado idealista, porque yo mismo he pasado de un idealismo poético a un pragmatismo prosaico en mi vida. He tenido que aceptar las limitaciones que la vida me ha impuesto y aceptarme más pequeño de lo que yo creí que iba a ser", confesó.

Pese a que la agregaduría cultural le demanda buena parte de su tiempo en Madrid, Franz se encuentra embarcado en la escritura de una nueva novela. Es "muy distinta a lo que he hecho hasta ahora. Es un desafío nuevo, porque ocurre en el siglo XIX, pero no es histórica", adelantó.

"Es una novela situada en ese tiempo, lo cual obliga a una investigación de datos de época para validarla". "Pero no voy a decir más por cábala, no me gusta hablar del oso hasta haberlo cazado", se excusó Franz, para continuar acompañando las andanzas de sus "vampiros".

miércoles, 20 de mayo de 2009

ELOY MARTÍNEZ, ESCRIBIR COMO "EXPLORACIÓN DE CAMINOS DESCONOCIDOS"

Buenos Aires, 20 may (dpa) - "Los narradores escribimos sobre lo que sabemos para aprender aquello que no sabemos, para conocer lo que no conocemos", afirmó hoy el escritor Tomás Eloy Martínez, a la vez que adelantó que trabaja en un libro sobre el mito del Olimpo.

"En verdad la escritura de novelas, como la escritura en general y el periodismo, es una exploración de caminos deconocidos, inexplorados, la búsqueda de luces que adivinamos o vislumbramos, pero no vemos", explicó el periodista y autor de dos novelas ya clásicas en la literatura argentina: "La novela de Perón" y "Santa Evita".

Nacido en la provincia de Tucumán en 1934 y con una obra profundamente ligada a la realidad política argentina, acaba de ser distinguido en España con el Premio Ortega y Gasset a la Trayectoria Profesional, a la vez que por estos días se publica una colección especial de Alfaguara, la "Biblioteca Tomás Eloy Martínez".

En un encuentro con periodistas, contó que sus editores ingleses le pidieron un libro sobre un mito de la Antigüedad, y eligió el Olimpo.

"Eso me resonó porque en la Argentina hubo un campo de concentración llamado Olimpo, donde los carceleros, que tenían nombres olímpicos, recibían a los que recién entraban con un letrero escrito en letras góticas: 'Bienvenidos al Olimpo de los dioses. Somos los dueños de tu vida y de tu muerte'".

Eloy Martínez visitó lo que queda del Olimpo en el barrio porteño de Floresta y también conversó con sobrevivientes. "Es muy difícil insertar el Olimpo de los dioses griegos en esa realidad tenebrosa, siniestra, entonces estoy tratando de encontrar una confluencia entre esos mundos, y con eso vengo peleando desde hace tiempo".

A su vez, aprovechó para referirse al recientemente publicado "Bazán", un cuento largo "que apareció por primera vez en 'La Gaceta de Tucumán', y que luego entregué con mucha alegría a mis amigos de Eloísa Cartonera, que han hecho una edición preciosa".

Eloísa Cartonera es una cooperativa que edita literatura latinoamericana y fabrica sus libros con tapas de cartón recolectado por los cartoneros en la calle. "Es emocionante verlos trabajar en el pequeño taller que tienen", señaló.

"Es una editorial que nace en Buenos Aires y se irradia por toda América Latina", destacó con orgullo Eloy Martínez, que invitó a la editorial a exhibir allí mismo sus libros, con presencia de su iniciador, el escritor Washington Cucurto, y su diseñadora, "La Osa".

Entre los títulos publicados por la Biblioteca Tomás Eloy Martínez se cuentan las crónicas "Lugar común la muerte" y "Las vidas del General", así como "La novela de Perón" y "El vuelo de la reina", Premio Alfaguara de Novela 2002. Próximamente aparecerán "Santa Evita", "La mano del amo", "La pasión según Trelew" y su última novela, "Purgatorio".

Eloy Martínez rememoró que cuando "Santa Evita" ya daba vueltas en su cabeza, decía: "Si después de 'La novela de Perón' publico 'Santa Evita', van a creer que soy un peronólogo o peor que eso todavía, que soy un peronista, con todo respeto por el peronismo, dicho sea", afirmó entre risas.

Finalmente intercaló entre ambas obras su novela "La mano del amo", que "no tuvo ningún éxito en su momento", apuntó, a la vez que destacó que "Santa Evita" fue la que le abrió las "puertas del mundo".

Interrogado acerca de si luego de escribir sobre Perón y Evita lo tienta algún personaje de la política argentina contemporánea, reflexionó: "El último material novelesco y narrable fue (el ex presidente Carlos Saúl) Menem, cuya vida tiene muchas aristas. Pero para eso Menem tuvo que haber contado su vida tal cómo fue, como él creía que fue, y no lo hizo. A mí personalmente no me tienta ese relato".

El finalista del Man Booker International Prize por el conjunto de su obra en 2005 evocó asimismo cómo se lanzó a la aventura de escribir, "uniendo esos dos grandes ríos que son afluentes de un mismo mar, el periodismo, la literatura, la realidad, la ficción. Ahora estas aguas están muy mezcladas. Es casi un lugar común esa fusión. No lo era cuando empecé a escribir".

"Mi primera vocación fue la literatura, y recibí hospitalidad cuando era un escritor muy incipiente en el diario de mi provincia, en 'La Gaceta Literaria'", recordó. "Por necesidades imperiosas de ganarme la vida empecé trabajando en el periodismo. Mi padre descreía que la literatura tuviera alguna posibilidad económica de éxito, y en aquel tiempo tenía mucha razón".

Comenzó entonces como periodista en "La Gaceta de Tucumán". "Recuerdo que en las primeras crónicas el respeto sacramental a las cinco 'w' del periodismo y a la pirámide invertida que habían impuesto las agencias de noticias me aburría mucho", indicó.

"Yo había crecido oyendo cuentos y sentía siempre la necesidad de que me los contaran y de contarlos a mi vez. En los relatos encontraba un placer, una felicidad, que no se daba en la sequedad de los propios hechos", apuntó.

Respecto de la situación del periodismo gráfico, el columnista que entre otros escribe para "La Nación" de Argentina y estuvo exiliado en Caracas durante la dictadura señaló: "Me rompo la cabeza pensando cómo vamos a salir de este atolladero que tiene el periodismo papel, para encontrar una vía de confluencia entre Internet y el periodismo papel. Tiene que haber una manera de que coincidan y sean rentables ambos, quizás por caminos diferentes".

Eloy Martínez, quien hasta hace tres meses daba clases en una universidad en Estados Unidos, aunque nominalmente sigue siendo profesor, sintetizó sus oficios: "Es todo uno solo, es el oficio de crear. Es el mismo en el periodismo, en la literatura, en la enseñanza; es un solo lenguaje además. Es crear en diálogo con un otro y por lo tanto aceptar que hay ese otro".

jueves, 7 de mayo de 2009

"PAPELES INESPERADOS" DE CORTÁZAR, O "JULIO CADA DÍA ESCRIBE MEJOR"

Buenos Aires, 7 may (dpa) - A 25 años de su muerte, los lectores de Julio Cortázar tienen la posibilidad de reencontrarse con la peculiar pluma del escritor argentino en "Papeles inesperados", una amplia colección de textos inéditos y dispersos que acaba de ver la luz en Argentina.

"Un libro más de Cortázar es una alegría para los cortazarianos", sintetizó el español Carles Álvarez Garriga, editor del volumen de casi 500 páginas publicado por Alfaguara. Recién llegado a Buenos Aires, aseguró que se trata de "un mosaico". "Son muchas piezas pequeñas y el conjunto de las piezas da la cara de Cortázar", aseveró en diálogo con dpa.

"Hay esa imagen tan bonita de (Jorge Luis) Borges que dice 'si pudiéramos hacer el recorrido de todos los pasos de un hombre, al final tendríamos la cara de ese hombre'. Esto es un poco lo mismo, son muchos pasitos de Cortázar que al final dan ese conjunto", indicó respecto de la obra que presentará mañana en la 35 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.

Desde las páginas del libro editado asimismo por Aurora Bernárdez, albacea y heredera universal del escritor, Cortázar declara entre otros que "la literatura con mayúsculas me importa un bledo, lo único interesante es buscarse y a veces encontrarse en ese combate con la palabra que después dará el objeto llamado libro".

"Papeles inesperados" contiene textos encontrados en su mayoría en una cómoda en el domicilio de Bernárdez, quien se casó con Cortázar en 1953. Incluye 11 cuentos ("Los gatos", "En Matilde"), tres historias inéditas de cronopios y de famas, 11 nuevos episodios del personaje que protagonizó "Un tal Lucas", un capítulo desgajado del "Libro de Manuel" y 13 poemas.

Respecto del increíble hallazgo el 23 de diciembre de 2006, el editor de "Papeles inesperados" relató: "Mi sorpresa fue mayúscula, porque había textos de los que no teníamos ni siquiera noticia. Textos que, una vez leídos, hemos podido saber dónde se publicaron, en periódicos de Latinoamérica en los años setenta, en revistas mexicanas".

"Y por otro lado hay muchos textos que sabíamos que existían pero creíamos que habían desaparecido, como por ejemplo dos de las historias de cronopios", explicó el editor nacido en 1968 en Barcelona y doctorado en filología hispánica.

Álvarez Garriga clasificó al heterogéneo volumen entre lo que Cortázar llamaba "libro-almanaque". Y es que también contiene cuatro autoentrevistas, discursos del escritor, crónicas de viaje incluyendo sus visitas a Cuba y Nicaragua, diversos artículos sobre pintura, fotografía y política, textos sobre sus amigos (entre ellos Susana Rinaldi, José Lezama Lima y Pablo Neruda) y otros considerados inclasificables.

"Uno de los grandes valores de este libro es la versión muy primitiva de 'Relato con un fondo de agua', que dista casi 15 años de la versión definitiva que publica el libro ("Final del juego"), y comparando esas dos versiones uno ve cómo aprende un escritor a corregirse", destacó Álvarez Garriga.

El editor mencionó asimismo entre los materiales más sorprendentes de "Papeles inesperados" al muy breve "¿Qué hacemos con el pobre señor Spenalzo?", "que es un juego tipográfico muy ingenioso", y las autoentrevistas "en las que él aprovecha ese dúo desternillante que es Calac y Polanco, que inventa en '62/Modelo para armar'".

"Entré en contacto con Aurora Bernárdez a raíz de la tesis doctoral sobre Cortázar que yo le mandé y a ella le divirtió mucho", evocó el editor, quien comenzó a leer la obra del autor de "Rayuela" a los 14 años. "Uno no sabe si uno elige el autor o el autor lo elige a uno, eso es lo que diría Cortázar", dijo Álvarez Garriga, que también editó "Cuentos inolvidables según Cortázar" en 2006.

El proceso de clasificación de los textos que integran el libro fue "el sueño de cualquiera", contó el estudioso del escritor nacido en 1914 en Bruselas y fallecido en 1984 en París. "Al darle un orden temático, y dentro del temático, cronológico, permite ver la construcción del escritor Cortázar. Desde sus primeros textos juveniles, en los que aún es muy retórico, y aún no escribe con gran soltura, hasta el final, que es el Cortázar que conocemos", indicó.

El "cronopio" que ya asumió un fuerte compromiso político afirma por ejemplo desde las páginas del libro que se necesitan "muchos Che Guevara del lenguaje, es decir de la literatura", y también sostiene: "(...) escribí 'Rayuela' para mí (...) Muy poco después, ese mismo individuo emergió de un mundo obstinadamente metafísico y estético, y sin renegar de él entró en una ruta de participación histórica, de apoyo a otras fuerzas que buscaban y buscan la liberación de América Latina".

Interrogado acerca de qué opinaría Cortázar del libro, Álvarez aseguró haberlo ya pensado, para llegar a la siguiente conclusión: "Primero, sorpresa, después curiosidad, y al final alegría, porque lo miraría como lo miramos nosotros y diría 'pues no estuvo mal'.

"Papeles inesperados" se publicará hacia fines de mes en España y por esos días también seguirá en el resto de Latinoamérica. Además, ya hay solicitudes de los países que lo han editado siempre, como Francia, Italia y Reino Unido, y otros donde ahora lo están descubriendo, como Turquía y Lituania, indicó Álvarez Garriga.

A la pregunta de si quedan por descubrir más textos inéditos del autor que buscó como pocos una intensa renovación del lenguaje, Álvarez Garriga admitió: "Espero que muchos, pero sospecho que muy pocos".

Relató que una frase que decían en broma con Aurora Bernárdez cuando encontraban algo nuevo era: "Este Cortázar cada día escribe mejor; este Julio, dice ella, cada día escribe mejor". "Y eso un poco podría ser un lema del libro. Este Julio cada día escribe mejor".

martes, 28 de abril de 2009

HENNING MANKELL ANUNCIA EL "RETORNO Y ADIÓS" DE KURT WALLANDER

Buenos Aires, 28 abr (dpa) - El escritor sueco Henning Mankell anunció hoy el "retorno y adiós" de su célebre inspector Kurt Wallander, protagonista de la serie de novelas policiacas con las que conquistó fama mundial, a la vez que se manifestó admirador de su colega colombiano Gabriel García Márquez.

"Hace diez años escribí lo que creí sería la última ficción de Wallander. Pero hace dos semanas, finalicé una nueva historia de Wallander, que se publicará en Suecia en agosto", declaró Mankell, visitante estelar de la 35 Feria del Libro de Buenos Aires, en conferencia de prensa.

"O sea que cambié de opinión. Me tomó diez años decidirme a escribir un libro más. Ustedes verán al final de ese libro que me será imposible escribir uno más. No significa que muera, no muere, pero sucede algo que me hace imposible escribir una nueva historia sobre él", apuntó Mankell.

El volumen de unas 600 páginas, en el que su personaje literario cercano al antihéroe se convierte además en abuelo, se publicará en agosto en Suecia y en español seguramente llegará en 2010.

Casado con Eva Bergman -hija del célebre cineasta sueco-, explicó por qué se decidió a escribir una nueva historia con el policía como protagonista. "De golpe me di cuenta de que no había escrito realmente un libro sobre su vida. Por eso decidí escribir un nuevo libro. Y ese libro comienza en abril de 1983".

La nueva historia de Wallander, que probablemente se titulará en español "El hombre inquieto" ("The worried man"), se inicia en la oficina del entonces primer ministro Olof Palme, dos años antes de que sea asesinado.

El autor de "Asesinos sin rostro", "El hombre sonriente" y "La quinta mujer" señaló que nunca tuvo una novela que no diera ganancias. "Pero lo que pasó con las historias de Wallander es que gané muchísimos lectores. Eso me sorprendió un poco. Aunque nunca se puede saber qué tipo de libro conquistará a mucha mucha gente. Si uno pudiera pronosticarlo, todo el mundo escribiría ese libro; espero que nunca estemos en condiciones de darle una respuesta a esa pregunta".

Como ejemplo de la popularidad de su célebre inspector, Mankell relató que poco antes del referéndum celebrado en Suecia en 1994 sobre la adhesión a la Unión Europea se encontraba caminando por una calle de Estocolmo y se le acercó un hombre mayor y le pidió permiso para hacerle una pregunta, la que formuló con toda seriedad.

"Me gustaría mucho saber qué va a votar el señor Wallander, si sí o no a la Unión Europea". A lo que Mankell rápidamente pensó y respondió: "Creo que el señor Wallander votaría lo contrario que yo", y se fue lo más rápido posible.

"Me pregunto cómo es tan popular en tantos países, y podría ser por lo que llamo el 'síndrome de la diabetes'. Cuando había escrito tres novelas le pregunté a una doctora amiga qué enfermedad podría tener este hombre, y ella inmediatamente respondió: 'diabetes'". "Por eso le hice contraer diabetes, y eso lo hizo aún más popular. Porque la gente se enferma en la vida real de diabetes. ¿Alguien se puede imaginar a James Bond enfermando de diabetes?", interrogó con humor.

Su última novela, "El Chino", fue publicada en cinco lenguas simultáneamente hasta llegar a ser traducida a 41 idiomas. "Por primera vez en mi vida tuve la experiencia de editar un libro no sólo en sueco y luego esperar la publicación en otros países", contó con satisfacción.

"Sé que mis libros pueden encontrarse en más de cien países. Eso solamente puede alegrarme, ya que uno escribe para que lo lean", apuntó el también dramaturgo, que divide su tiempo entre Suecia y Maputo, la capital de Mozambique, donde dirige el Teatro Avenida.

Respecto a las descarnadas descripciones que habitan sus novelas policiales, que Mankell utiliza para revelar las contradicciones de la sociedad, explicó: "Sea lo que sea que escriba, lo que suceda en mi imaginación, la realidad siempre es peor. En mi imaginación nunca puedo pensar sobre cosas tan horribles como las que suceden en la realidad".

Entre sus escritores preferidos del género policial nombró a Thomas Harris, Graham Greene y John Le Carré. En cuanto a autores en general, "hay tantos, que no se puede elegir uno". Sin embargo, Mankell mencionó en particular su admiración por García Márquez. "¿Cómo sería vivir en un mundo donde Johann Sebastian Bach nunca compuso su música? ¿Cómo sería vivir en un mundo donde (García) Márquez no escribió sus libros? Estaría muy vacío", sostuvo.

El escritor nacido en Estocolmo en 1948 aseguró que "siempre soñó visitar Buenos Aires", aunque jamás habría visitado Argentina durante la última dictadura militar. A la vez confesó no saber mucho de literatura argentina, y señaló que se llevará varios libros en su maleta para intentar remediar esa situación.

Mankell, que se mostró indignado por el analfabetismo en el mundo y que afecta duramente a Mozambique, recalcó que eliminarlo costaría una cifra importante, tanto como lo que "en Europa usamos cada año para comprar alimentos para perros y gatos". "La gente que no sabe leer ni escribir perdió una de sus manos", se quejó con apasionamiento.

"Fui a Africa porque quería ver el mundo fuera del egocentrismo europeo. Eso fue hace mucho, ya que soy un hombre muy viejo. Pero la razón por la que actualmente regreso a Africa es la misma. Solía decir que Africa me hizo un mejor europeo, porque pude ver cualidades del mundo, de la vida humana, mejor desde dos perspectivas que una", apuntó el autor del ensayo "Moriré, pero mi memoria sobrevivirá" sobre el impacto del sida en ese continente.

"Estoy muy enojado cuando veo cómo el continente africano es tratado por el resto del mundo", señaló Mankell. "Soy suficientemente viejo para recordar cuando la literatura sudamericana llegó a Europa y cómo cambió completamente el mundo. Y puedo decirles lo que ocurrirá: muy pronto la literatura africana tendrá el mismo impacto en Europa que alguna vez tuvo la sudamericana", dijo, y se manifestó confiado en vivir lo suficiente para presenciar "ese momento maravilloso".

viernes, 17 de abril de 2009

FERIA DEL LIBRO BUENOS AIRES CONJURA CRISIS CON MÚLTIPLES VISITAS

Buenos Aires, 17 abr (dpa) - La 35 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, que abrirá sus puertas al público entre el 23 de abril y el 11 de mayo con la crisis económica cerniéndose sobre la industria editorial, recibirá a escritores como el sueco Henning Mankell, el Premio Pulitzer Junot Díaz o el mexicano Jorge Volpi y también realizará homenajes a Juan Carlos Onetti y Rafael Alberti.

Asimismo llegarán a participar en esta nueva edición del evento cultural y editorial a orillas del Río de La Plata los autores españoles Benjamín Prado y Juan José Millás y la poeta Aitana Alberti, residente en Cuba, así como el mexicano José Emilio Pacheco, el pedagogo italiano Francesco Tonucci y la sexóloga portorriqueña Alessandra Rampolla.

"Nosotros hacemos una feria en un momento particularmente difícil, no ha sido ésta la única vez que nos ha tocado un desafío. La feria se presenta igual que todos los años en cantidad de metros cuadrados de superficie. Hemos tenido el retiro de dos o tres expositores que son países", explicó a dpa Marta Díaz, directora de Ferias de la Fundación El Libro.

La ausencia más destacada será la de México, que no estará presente con un stand en esta edición del megaevento cultural, al igual que Panamá y Grecia. "En realidad el retiro ha sido de expositores extranjeros, mas no de expositores nacionales", aclaró Díaz.

Bajo el lema "Pensar con libros", la muestra en el predio de la Rural en el barrio porteño de Palermo albergará en una superficie de 45.500 metros cuadrados a más de 1.200 expositores, entre directos e indirectos. En total participarán 42 países, entre ellos Bolivia, Brasil, Chile, Cuba, El Salvador, España, Paraguay, Uruguay y Venezuela.

A la multitudinaria muestra organizada por la Fundación El Libro, que cada año convoca a más de un millón de visitantes, "se la sigue considerando la feria más representativa de los países de habla hispana", según Díaz.

La feria servirá asimismo como marco para que se celebren más de 1.300 actos culturales, los autores se sumen al ritual de la firma de libros y editoriales locales e internacionales lancen numerosos títulos.

Entre otros, se presentará la edición conmemorativa de la Real Academia Española de "La región más transparente" de Carlos Fuentes, con la intervención de Volpi, de la llamada "Generación del Crack", y Pedro Luis Barcia, presidente de la Academia Argentina de Letras.

También tendrá su protagonismo el libro inédito de Julio Cortázar "Papeles inesperados", con un acto en el que participarán su editor catalán Carles Alvarez Garriga y el autor argentino Martín Kohan. Por su parte, Millás dictará la conferencia "Palabras" en el Día de España, el 28 de abril.

Asimismo habrá un homenaje al uruguayo Onetti en el centenario de su nacimiento, con su viuda Dolly y la proyección de un video de Mario Vargas Llosa. Además se recordará a los españoles Alberti y María Teresa León, en un tributo con presencia de su hija Aitana, y se evocará el medio siglo de la Casa de las Américas.

Antes de que la feria abra sus pabellones al público, tienen su lugar de encuentro a partir de mañana editores, libreros, distribuidores, educadores y bibliotecarios. Entre otros, se realiza el 3er Congreso Iberoamericano de Libreros, bajo el lema "El futuro de un oficio", desde el sábado hasta el lunes 20. Y el 4 Seminario Internacional para Editores se llevará a cabo el 23 y 24 a cargo del reconocido consultor editorial estadounidense Robert Baensch.

En tanto, la poesía y la narración oral también dirán presente durante la feria: El 4 Festival Internacional de Poesía se desarrollará del 29 de abril al 2 de mayo, con apertura a cargo del mexicano Pacheco, y el 14 Encuentro Internacional de Narración Oral "Cuenteros y Cuentacuentos" se celebrará del 1 al 3 de mayo con diversos invitados internacionales y una conferencia inaugural del escritor Noé Jitrik.

La feria exhibirá su veta más noctámbula el 30 de abril, cuando permanecerá abierta hasta la madrugada en el marco de "La noche de la ciudad en la Feria del Libro", mientras que el 27 celebrará el tradicional maratón de lectura, en esta oportunidad dedicado a "Cartas de amor y desamor".

Un año antes de que Argentina sea la invitada de honor en la Feria del Libro de Fráncfort 2010, Díaz apuntó que "se avizoran cambios en todos los aspectos que tienen que ver con la industria editorial", que pueden repercutir en las ferias internacionales.

Una veintena de directores internacionales de ferias se reunirán probablemente en Buenos Aires el año próximo, adelantó, para analizar "si va a seguir siendo éste el camino que hay que desempeñar en el futuro o debemos dar una vuelta de hoja y entender que la feria debe cumplir algún rol adicional, acorde con las circunstancias".

viernes, 6 de marzo de 2009

UNA DÉCADA SIN BIOY CASARES, 'GENTLEMAN' DE LA LITERATURA FANTÁSTICA

Buenos Aires, 6 mar (dpa) - El argentino Adolfo Bioy Casares, uno de los grandes escritores de habla hispana y Premio Cervantes 1990, confesaba en su última entrevista pública antes de que lo alcanzara la muerte: "La felicidad es inventar una historia".

Amigo íntimo de Jorge Luis Borges, Bioy falleció el 8 de marzo de 1999 por una falla multiorgánica, tras setenta años plenamente dedicados a las letras.

Para explicar su atracción por la literatura fantástica, que en sus libros se entrelaza con lo cotidiano, Bioy solía remitirse a la primera experiencia fantástica que le ofreció la realidad, durante su infancia: un espejo trifásico que era propiedad de su madre.

La consagración literaria de Bioy, que siempre renegó de sus primeras obras, se produjo de la mano de "La invención de Morel" (1940), considerada una obra maestra de la literatura fantástica argentina.

A esa novela, a la que su amigo Borges calificó de "perfecta", le siguieron otras como "Plan de evasión" (1945), "El sueño de los héroes" (1954) y "Diario de la guerra del cerdo" (1969). Asimismo publicó entre otros los libros de cuentos "La trama celeste" (1948), "El gran serafín" (1967) y "El héroe de las mujeres" (1978). Varias de sus ficciones fueron adaptadas al cine.

Bioy y Borges compartieron numerosas aventuras literarias, como la compilación de antologías de la literatura fantástica y policial y la creación de un escritor imaginario, H. Bustos Domecq, seudónimo con el que publicaron "Seis problemas para don Isidro Parodi" (1942). A B. Suárez Lynch, en tanto, le adjudicaron "Un modelo para la muerte" (1946).

Entre otras obras de su fecunda colaboración, más tarde llegarían "Crónicas de Bustos Domecq" (1967) y "Nuevos cuentos de Bustos Domecq" (1977). "Las obras de Bustos Domecq no se parecen ni a lo que Bioy escribe por su cuenta ni a lo que yo escribo por mi cuenta", explicaba Borges a Victoria Ocampo, cuñada de Bioy y en cuya casa se conocieron ambos escritores a principios de la década del 30.

Pero entre sus logros comunes también se contó la redacción de un folleto comercial sobre las bondades del yogur, allá por 1937. "Nos reíamos a carcajadas cuando escribíamos", contaba Bioy.

En 2006 se publicó en forma póstuma "Borges", un voluminoso diario donde Bioy registró las frecuentes y ácidas conversaciones que mantuvo con el autor de "El Aleph" a lo largo de varias décadas de entrañable amistad.

Nacido el 15 de septiembre de 1914 en un hogar porteño de clase acomodada, elegante, buen mozo y deportista en su juventud, Bioy era un gran seductor. "Mi vida ha sido la literatura y las mujeres", sintetizaba. El amor fue una de sus grandes fijaciones, tanto en la realidad como en las letras.

El maestro del cuento y de la literatura fantástica se casó en 1940 con la escritora Silvina Ocampo, con quien publicó el policial "Los que aman, odian" (1946) y tuvo una hija. Bioy, quien sobrevivió a ambas, explicaba: "Tiendo a ser amigo de las mujeres más bien. Son en general menos centradas en ellas mismas que los hombres, que me cansan un poco".

Su compatriota Julio Cortázar llegó a decir, según refería años después Bioy, "que le gustaría que el libro que estaba escribiendo lo escribiera yo, porque sobre mujeres escribía mejor que él". "Nos hemos visto cuatro o cinco veces en la vida, pero ha sobrado eso para que fuéramos muy amigos", contaba.

Bioy, quien en sus presentaciones públicas hacía gala de una impecable memoria y un fino sentido del humor, se definió alguna vez como dueño de "una cortesía atenta y una elegancia un tanto anticuada propia de un 'gentleman' argentino".

Asimismo autor de ensayos y lector voraz, afirmaba que no podía concebir un destino diferente al de creador de historias, que manaban casi siempre de su bolígrafo.

"Me gusta muchísimo escribir, no puedo imaginar otra cosa", sostenía. Y en cuanto a la muerte, apuntaba que la mejor manera de esperarla era "viviendo distraídamente, sin pensar mucho en ella".

lunes, 9 de febrero de 2009

ENTREVISTA / GOLOBOFF: CORTÁZAR VALORABA BÚSQUEDA DE NUEVOS HORIZONTES LITERARIOS

Buenos Aires, 9 feb (dpa) - Julio Cortázar "valoraba mucho el uso del lenguaje, las formas, la búsqueda de nuevos horizontes literarios. Decía que América Latina necesitaba, más que los literatos de la revolución, los revolucionarios de la literatura", afirmó su biógrafo Mario Goloboff, quien conoció al autor de "Rayuela" durante el exilio de ambos en Francia.

"Escribía permanentemente, todo y de todo, distintas cosas, inclusive cartas, largas y muy ricas. Era un 'grafómano'", señaló en entrevista con dpa el escritor y ensayista argentino, que publicó hace algunos años "Julio Cortázar. La biografía".

"Conocía casi todo lo escrito, aquí y en el mundo, porque era un lector voraz y muy perspicaz. No hay que olvidar que había enseñado, en la Universidad de Cuyo, literatura inglesa y francesa, y conocía especialmente a los poetas", contó Goloboff, que trató por primera vez a Cortázar hacia 1978, cuando lo invitó a una "Semana Latinoamericana" en la Universidad de Toulouse, donde él enseñaba.

El biógrafo recordó a Cortázar (1914-1984), de cuya muerte en París se cumplen 25 años el 12 de febrero, como "una persona discreta, fina, retraída".

"Durante aquellos años nos vimos varias veces, pero siempre hablábamos de la situación de los países de América Latina, de la Argentina, en general, casi nunca de literatura", relató el autor de novelas como "Criador de palomas" y "La luna que cae" y que también publicó ensayos sobre Roberto Arlt y Jorge Luis Borges.

dpa: ¿Cuánto y cómo influye la emigración y el posterior compromiso político de Cortázar en su literatura?

Goloboff: Me parece que, en su literatura, la emigración influye mucho más que el compromiso político, porque (respecto de este último) desde siempre la realidad estuvo presente en su obra fantástica. En cambio, la Francia de los 50 y 60 fue determinante para sus cambios en la visión del mundo, y seguramente para sus temas o asuntos y, a la postre, para sus concepciones literarias, porque, claro, un escritor es un todo de escritor y de hombre, y las partículas están imbricadas.

dpa: ¿Cómo vivía la distancia de la Argentina, tenía sensaciones ambiguas al respecto, qué extrañaba?

Goloboff: Tenía, como todo emigrante, sensaciones ambiguas. Pero él quiso, desde la adolescencia, vivir en París, y le gustaba vivir allí, pasear por sus calles, que conocía como pocos, ir a sus cines y exposiciones, andar y vagar.

Al mismo tiempo, extrañaba la vida de Buenos Aires, sus barrios, sus calles, sus cafés. Todo ello está reflejado en su obra, en la que aparecen aquí y allá la marca de cigarrillos "Particulares", el dulce de leche "La Martona", los boxeadores de sus cuentos y el Luna Park, el Bar London, donde comienza su novela "Los premios". Lo dice en "Rayuela": "En París todo le era Buenos Aires y viceversa; en lo más ahincado del amor padecía y acataba la pérdida y el olvido" (Capítulo 3).

dpa: ¿Cuáles son a su criterio los momentos y las obras de inflexión en la literatura de Cortázar?

Goloboff: Creo que los más grandes momentos, de transformaciones, de cambios, pasan por su primer libro de cuentos, "Bestiario", por su novela "Rayuela", por su novela "62 Modelo para armar" y por algunos textos en especial, como "Diario para un cuento" o, antes, por la nouvelle "El perseguidor".

dpa: ¿Cuántas similitudes hay entre su vida y su obra?

Goloboff: Conozco mejor su obra, por haberla enseñado siempre, que (a pesar de ser su biográfo) su vida, porque esta última, no sólo en un escritor, suele tener zonas inextricables, que la literatura puede llegar a tener también, pero están ahí, son analizables, interpretables. Los silencios de un hombre, en cambio, no. Sin embargo, en un aspecto, que es el político, donde él tanto se comprometió, se reía un poco del compromiso literario y de todas las consignas ingenuas sobre el denunciar y el testimoniar.

dpa: ¿Cómo describiría el proceso por el cual Cortázar logra que la realidad abra paso a lo fantástico?

Goloboff: Es particularmente interesante, porque es aquí donde se aloja una de las mayores innovaciones que él produce en la literatura, al introducir, nada menos que en el relato fantástico, la realidad, sin que aquél deje de ser por ello un relato fantástico.

De acuerdo con su teoría, según la cual no estamos acostumbrados a ver lo fantástico porque nuestra mirada fue educada por el racionalismo, para ver la realidad en bruto y no aquello que se aloja en "los intersticios" de la realidad, él presenta en sus cuentos un ambiente doméstico, natural, cotidiano, trivial, y lo fantástico va saliendo, de a poco, subrepticiamente, hasta ocuparlo todo y meterse en nuestras cabezas ("Cartas de mamá": no hay nada más "familiar", "La autopista del sur": una madriguera a cielo abierto, "Casa tomada": los ruidos del fondo, que terminan ocupándola, etc.).

dpa: ¿Qué aspectos de la literatura le daban más satisfacciones a Cortázar y cuáles más disgustos?

Goloboff: La elaboración de sus textos y, como a todo buen escritor, la corrección de los mismos. En cuanto a sus disgustos: las malas lecturas, las malas interpretaciones, las críticas antiguas o aviesas.

dpa: ¿Qué le hubiese faltado a la literatura sin Cortázar?

Goloboff: Muchas cosas: un uso menos solemne del lenguaje, menos acartonado; las grandes modificaciones, poco menos que estructurales, que introdujo en el cuento fantástico, y, en el gran movimiento de la narrativa, que se venía insinuando desde antes pero que ruidosamente estalló en los sesenta (con sus alteraciones, tanto en el horizonte anecdótico como en las técnicas para contar y para organizar los elementos narrativos). Sin "Rayuela" habrían faltado acentos de lo fundamental: el papel del espacio y el de la figura, nuevos ritmos de escritura y también de lectura; el sacudimiento del lector, la subversión de las costumbres de consumo, la problematización del hecho de narrar y de leer.

domingo, 8 de febrero de 2009

CORTÁZAR, EL "GRAN CRONOPIO" QUE DESAFIÓ PALABRAS Y REALIDADES

Buenos Aires, 8 feb (dpa) - "Desde pequeño, mi relación con las palabras, con la escritura, no se diferencia de mi relación con el mundo en general. Yo parezco haber nacido para no aceptar las cosas tal como me son dadas", sostenía el escritor argentino Julio Cortázar, de cuya muerte el 12 de febrero de 1984 se cumplen 25 años.

Lúdico y antisolemne, buscó intensamente una renovación del lenguaje. "Si (Roberto) Arlt y (Jorge Luis) Borges habían dado vida a la literatura argentina, Cortázar le agregó alegría, desenfado, desparpajo para sondear el profundo misterio del destino humano", explicó alguna vez su colega Osvaldo Soriano.

Delgado y de elevada estatura, siempre arrastró las "erres", lo que hasta llegó a costarle un puesto de locutor. Le tocó nacer y morir en Europa, en parte por ese azar que a criterio de Cortázar hacía mejor las cosas que la lógica.

Su llegada al mundo el 26 de agosto de 1914 en Bruselas, a comienzos de la Primera Guerra Mundial, fue "producto del turismo y la diplomacia". Poco después del regreso a la Argentina, su padre abandonaría para siempre la casa en la que vivía junto con su madre y su hermana. La infancia y adolescencia de Cortázar transcurrieron en Banfield, suburbio sureño de Buenos Aires.

Al evocar su infancia, decía: "Desde los ocho o nueve años había que sacarme un poco al sol porque yo leía y escribía demasiado. Incluso hubo por ahí un médico que recetó que había que prohibirme los libros durante cuatro o cinco meses", prescripción que finalmente no se cumplió.

Trabajó como docente en Bolívar y Chivilcoy, pueblos de la provincia de Buenos Aires, y luego se desempeñó como profesor en la Universidad de Cuyo, a la que tuvo que renunciar por oponerse al peronismo.

En una carta, definió así los años previos a su partida en 1951 a París, donde se instalaría definitivamente: "De 1946 a 1951, vida porteña, solitaria e independiente; convencido de ser un solterón irreductible, amigo de muy poca gente, melómano lector a jornada completa, enamorado del cine, burguesito ciego a todo lo que pasaba más allá de la esfera de lo estético".

El año de su llegada a la capital francesa publicó su primer volumen de cuentos, "Bestiario". "Será éste, el del cuento fantástico, el camino que, preponderantemente, tentará al Cortázar de los años siguientes. Entre la ficción alegórica, intencionada, política (...), y la pura fantasía, parecerá elegir, por el momento, a esta última", apunta el biógrafo Mario Goloboff.

Esa misma década vieron la luz nuevos volúmenes de cuentos: "Final del juego" (1956) y "Las armas secretas" (1959). Este último incluye "El Perseguidor" -inspirado en el saxofonista Charlie Parker-. Allí se produce "el descubrimiento de mi prójimo, el descubrimiento de mis semejantes", señalaba el escritor apasionado por el jazz y el boxeo.

En 1960 se publicó su primera novela, "Los premios", y dos años más tarde, la colección de textos "Historias de cronopios y de famas", donde aparecen los cronopios, "esos seres desordenados y tibios" que obran con rebeldía.

En 1963 fue el turno de "Rayuela", que lo impulsó a la celebridad internacional y se convirtió en una de las insignias del incipiente "boom" latinoamericano. La novela ofrece realizar una lectura lineal, o bien invita al lector a convertirse en cómplice, saltando de un capítulo a otro, según se indica en su Tablero de Dirección.

Por entonces viajó a Cuba, invitado como jurado del Premio de la Casa de las Américas. Allí nació su compromiso con las causas latinoamericanas y una estrecha relación con la isla. Años más tarde, visitó varias veces Nicaragua para apoyar la revolución sandinista.

El escritor se propuso seguir viviendo en su terreno lúdico y fantástico, pero con la adopción de un compromiso que se reflejaría en su creación literaria. Cortázar se volcó a la actividad pública para manifestar sus preocupaciones y, entre otros, formó parte del Tribunal Russell II, que juzgó y denunció las violaciones a los derechos humanos de diversas dictaduras latinoamericanas.

Cuando se produjo la muerte de Ernesto "Che" Guevara, escribió un poema, titulado "Che": "Yo tuve un hermano/No nos vimos nunca/pero no importaba./Yo tuve un hermano/que iba por los montes/mientras yo dormía". Ese Cortázar que abandonó la torre de marfil de la "literatura pura" también publicó entre otros "Libro de Manuel" (1973, según el propio autor le valió "palos de izquierda y derecha") y el cómic "Fantomas contra los vampiros multinacionales" (1975).

Durante la última dictadura argentina (1976-1983) pasó de ser un "emigrado voluntario" a un exiliado en la capital francesa. Meses antes de perder la pelea contra la leucemia, había caminado por última vez por las calles de Buenos Aires.

Entre sus últimas publicaciones en vida se cuentan el volumen de cuentos "Deshoras", de 1982. Ese año murió su mujer Carol Dunlop, con quien escribió "Los autonautas de la cosmopista", producto de una expedición por las autopistas francesas.

Mientras tanto, Alfaguara recordará los 25 años de su muerte con la publicación de la edición definitiva del libro que reúne sus poesías "Salvo el Crepúsculo". Con sus últimas correcciones y supervisión de su primera esposa, Aurora Bernárdez, se lanzará en marzo en Argentina y más adelante en España.

Además, han salido tres cuentos inéditos de la serie "Historias de cronopios y de famas" en una edición de lujo ilustrada, y Alfaguara editará en mayo bajo el título de "Papeles inesperados" cientos de textos también inéditos que incluyen cuentos, un capítulo no publicado del "Libro de Manuel", "autoentrevistas" y poemas.

"Prefiero seguir pensando en él como sin duda él lo quería, con el júbilo inmenso de que haya existido, con la alegría entrañable de haberlo conocido, y la gratitud de que nos haya dejado para el mundo una obra tal vez inconclusa pero tan bella e indestructible como su recuerdo", dijo en su momento Gabriel García Márquez sobre la partida de su amigo, el "gran cronopio".