Blog que reúne las entrevistas que realicé para el servicio español de la Agencia Alemana de Prensa (dpa) en los últimos 20 años.
Desde Carlos Monsiváis a Jorge Edwards, pasando por Ricardo Piglia, Siri Hustvedt, Sergio Ramírez, Elena Poniatowska, Margo Glantz, Almudena Grandes, Luisa Valenzuela, Alan Pauls, Claudia Piñeiro, Juan Villoro y Fernando Vallejo, así como el traductor del "boom" Gregory Rabassa y el poderoso agente literario Andrew Wylie.

También compila otras notas sobre vida y obra de diferentes escritores y sobre las últimas ediciones de actividades culturales como los Congresos Internacionales de la Lengua Española, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

viernes, 22 de agosto de 2014

MANUEL ANTIN Y JULIO CORTÁZAR, UNA AMISTAD ENTRE CARTAS Y PELÍCULAS

El cineasta argentino Manuel Antin, el mayor adaptador de Julio Cortázar a la pantalla grande, cultivó una estrecha amistad con el escritor, con quien durante años cruzó cartas entre Buenos Aires y París. Filmó tres películas basadas en cuentos cortazarianos y tuvo el privilegio de recibir los originales de "Rayuela" para entregarlos a editorial Sudamericana.

   En diálogo con dpa, Antin recuerda que su deslumbramiento con el universo literario de Cortázar se produjo en la biblioteca de un amigo, al leer por azar un relato de "Las armas secretas" en 1959. "No pude desprenderme más de ese cuento, ni de los siguientes, ni de los restantes libros de Julio Cortázar".

   "Yo en esa época pretendía ser escritor y me encontré con un escritor que era exactamente lo que yo quería ser", evoca el director a sus 88 años. "Decidí plagiarlo de una manera legítima y legal y entonces decidí transferir sus textos al cine". "La cifra impar" (1962), basada en el cuento "Cartas de mamá", se convirtió en su debut cinematográfico.

   Luego rodó "Circe" (1964) e "Intimidad de los parques" (1965, sobre "Continuidad de los parques" y "El ídolo de las Cícladas"). "Filmarlas era realmente como transmitir algo que a mí me hubiera gustado escribir. Creo que son una trilogía desde ese punto de vista", dice el rector de la prestigiosa Universidad del Cine. 

   "Nada podría hacerme más feliz que darle un hermoso tema al hombre que filmó 'La cifra impar'", le escribió Cortázar. El intercambio epistolar en el que ambos se manifestaban su mutua admiración se extendió entre 1961 y 1975. Antin reunió esa correspondencia en una edición personal, "Cartas de cine", que luego nutrió los tomos de las "Cartas" (Alfaguara). 

   La relación iniciada formalmente por vía epistolar se transformó en una larga amistad, que duró "hasta que él decidió que escribirme era peligroso para mí, según me dijo en la última carta, porque corría la época de la Triple A y el proceso militar en ciernes", señala Antin, nacido en 1926 en Las Palmas, provincia del Chaco. 

   "Después no nos escribimos más, porque él cambió de carácter, se dedicó a la militancia política. Dejó de alguna manera la literatura. Creo que toda la obra de Cortázar escrita a partir de que él se convirtió en un ser barbado y no el lampiño que yo había conocido dejó de tener la calidad que habían tenido sus primeros textos, si exceptuamos 'Rayuela' desde luego". 

Pero muchos años antes, el escritor vio junto a Antin "La cifra impar" a solas en un laboratorio de Buenos Aires, en lo que marcó el inicio de la amistad. Durante una escena Cortázar "me golpeó el hombro y me dijo 'pibe, entendí mi cuento'", afirma con satisfacción. 


   Trabajaron codo a codo en la adaptación de "Circe", "su hija dilecta", en Sestri Levante, Italia. Luego "las discusiones se hicieron muy agudas" cuando Antin realizó "Intimidad de los parques", porque en lugar de ambientarla en Grecia, decidió rodarla en Machu Picchu, donde además la altura le arruinó gran parte del material filmado.

   Decidió no llevar más textos de Cortázar a la pantalla grande, porque se estaba convirtiendo "en su traductor cinematográfico". "Empecé a rechazarle proyectos, cosa que vista desde ahora parece casi risible", dice con humildad Antin, que define al escritor como un "gran cinéfilo". 

   Luego filmó entre otros el clásico de la literatura gauchesca "Don Segundo Sombra", de
Ricardo Güiraldes, con más de tres millones de espectadores. Autor de novelas inéditas y de obras de teatro, Antin cuenta que Cortázar le perdió el original de su novela "Los venerables todos", cuya versión cinematográfica nunca se estrenó comercialmente tras su exhibición en el Festival de Cannes, donde la vieron juntos.

   "El primer destinatario de 'Rayuela' en este mundo después de Aurora Bernárdez y él fui yo", se enorgullece. Junto con los diálogos de "Circe" y una cinta magnética, le mandó los originales de la novela para que se los llevara al editor Francisco Porrúa. A lo que Antin le escribió en broma: "Julio, yo debería cobrarme la novela que me perdiste, no me atrevo a hacerlo pero en realidad te lo merecerías". Y recuerda a su amigo como "un ser muy cálido, muy afectuoso. Era como un chico grande". 

   Se define como "un lector invencible", que sigue regresando a los libros de Cortázar. Antin prefiere en primer lugar "Bestiario", luego "Las armas secretas" y "Rayuela". "Lo demás son obras importantes, pero Cortázar no sería Cortázar con esos libros y sí es Cortázar con esos tres que yo rescato". Y reflexiona sobre la dimensión alcanzada por el autor de cuyo nacimiento se cumplen 100 años el 26 de agosto: "El mundo Cortázar está muy relacionado con su literatura, pero también con sus ideas políticas. Su militancia le dio mucho plafón". 

   Antin y Cortázar se veían cuando el cineasta viajaba a Europa o el escritor visitaba la Argentina. "La única vez que no nos vimos fue la última vez que vino a Buenos Aires". En esa oportunidad, en diciembre de 1983, "no vino a ver a nadie", sino que quería despedirse de la ciudad. "Un escritor peronista inventó la fábula que (el presidente Raúl) Alfonsín no había querido recibirlo, cosa que es totalmente inexacta", manifiesta el director del Instituto Nacional de Cine durante esa gestión radical. 
   

 Ya alejado de la función pública, Antin fundó en 1991 la Universidad del Cine "con el fin de hacer lo mismo que estaba haciendo en el instituto, es decir darle un impulso internacional al cine argentino". Desde el punto de vista artístico se identifica con directores como Juan José Campanella, Lisandro Alonso y Damián Szifrón, a los que envidia "que puedan estar filmando todavía". 


   Reivindica al cine argentino como un gran tesoro, "uno de esos tesoros que la Argentina no ha podido destruir. Aun en los peores momentos de la Argentina el cine siempre ha tenido alguna película que vale la pena". De la universidad, actualmente con 1.200 alumnos, egresaron cineastas como Szifrón, Alonso, Pablo Trapero y Matías Piñeiro. "Eso para mí es una satisfacción, es como prolongar un sueño".

   Antin relee con emoción el final de la última carta que el escritor le envió en 1975, cuyo original conserva enmarcado en su oficina. "...Ojalá vengas a Europa y podamos vernos antes de mucho tiempo; inútil agregar que después de mi trabajo político, no seré yo quien vaya a Buenos Aires por el momento; como decía un español, no es que les tenga miedo a las balas, pero sí a la velocidad con que vienen". Debajo, la característica firma de Cortázar, con la tinta borroneada por el paso del tiempo, aún es reconocible.

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