Blog que reúne las entrevistas que realicé para el servicio español de la Agencia Alemana de Prensa (dpa) en los últimos 20 años.
Desde Carlos Monsiváis a Jorge Edwards, pasando por Ricardo Piglia, Siri Hustvedt, Sergio Ramírez, Elena Poniatowska, Margo Glantz, Almudena Grandes, Luisa Valenzuela, Alan Pauls, Claudia Piñeiro, Juan Villoro y Fernando Vallejo, así como el traductor del "boom" Gregory Rabassa y el poderoso agente literario Andrew Wylie.

También compila otras notas sobre vida y obra de diferentes escritores y sobre las últimas ediciones de actividades culturales como los Congresos Internacionales de la Lengua Española, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

miércoles, 12 de febrero de 2014

"CORTÁZAR DE LA A A LA Z", UN FESTEJO PARA LOS CRONOPIOS

El homenaje a Julio Cortázar, de cuya muerte se cumplen hoy tres décadas, no podría ser más adecuado: "Cortázar de la A a la Z" recrea el juguetón espíritu cortazariano, en un libro rebosante de imágenes y textos que celebra vida y obra del escritor argentino.

   Infinidad de fotografías de diferentes épocas del cronopio –de Buenos Aires a París, así como de sus diferentes viajes-, reproducciones de cartas, dibujos, tarjetas postales y portadas de libros se combinan con textos de su obra, papeles sueltos inéditos y entrevistas.

   "¿Por qué un álbum Cortázar? Porque no podíamos esperar más. Con motivo del centenario de su nacimiento, la Internacional Cronopia reclamaba ya con demasiada insistencia una nueva aproximación al escritor y al hombre", señala el filólogo español Carles Álvarez Garriga, editor del volumen junto a la argentina Aurora Bernárdez, albacea de Cortázar.  

   Inspirándose en los libros-almanaque del autor de "Rayuela" y con un cuidado diseño de Sergio Kern, los editores prescindieron de pautas cronológicas y decidieron guiarse por el alfabeto. Así, la primera entrada del diccionario biográfico ilustrado es "Abuela", donde un texto de "Libro de Manuel" acompaña una fotografía de la abuela materna de Cortázar, Victoria Gabel de Descotte.

Con Aurora Bernárdez, su primera esposa y albacea
   Entre las más de 300 páginas del emotivo álbum biográfico publicado estos días por Alfaguara emergen las tres mujeres que ocuparon partes importantes de la vida de Cortázar: Aurora Bernárdez, Ugné Karvelis y Carol Dunlop. En "Casamientos", sendas fotos lo muestran el día de su boda con Bernárdez en 1953 y con Dunlop en 1981.

   El libro está surcado por entradas referidas a sus numerosos amigos. De Gabriel García Márquez afirma en una carta: "... los más viejos ya nos podemos morir, hay capitán para rato". Y Mario Vargas Llosa recuerda así al argentino: "Durante los años 60 y, en especial, los siete que viví en París, fue uno de mis mejores amigos, y también, algo así como mi modelo y mi mentor". 

   Del cubano José Lezama Lima, al que se refiere como "inmenso cronopio", se publica una carta inédita dirigida a Cortázar. Entre sus amigos argentinos aparecen los artistas Eduardo Jonquières, Julio Silva y Luis Tomasello, el cineasta Manuel Antín y su editor Francisco Porrúa. 

"Rayuela", traducida al japonés
   Un lugar estelar es ocupado por “Rayuela”, que en 1963 le valió fama internacional al escritor que desarrolló una obra literaria única dentro de la lengua española. En la entrada correspondiente a la novela pueden observarse las portadas de una veintena de traducciones, entre ellas al alemán, rumano, noruego, inglés y japonés. 

   Infaltables son asimismo las causas latinoamericanas que el autor de "Historias de cronopios y de famas" defendió incansablemente desde la década de 1960, citadas en "Cuba", "Chile" y "Nicaragua". "... Yo también me caí del caballo y eso sucedió con la Revolución cubana", evoca en una entrevista, mientras que en una misiva a su madre apunta en 1982: "Cada día siento más admiración por los 'nicas'; qué gente admirable frente a las dificultades y los peligros".

   "Cortázar de la A a la Z" también despliega las pasiones del magistral cuentista nacido en 1914 en Bruselas y fallecido en 1984 en París. El capítulo "Box" apunta que ese deporte le interesó desde muy niño, mientras que "Jazz" es acompañado del capítulo 17 de "Rayuela" ("es como un pájaro que migra o emigra o inmigra o transmigra"). Y, también, "Viajar": "Desde pequeño los viajes fueron para mí el objetivo final de mi vida", señala, y así lo atestiguan múltiples visados en su pasaporte.

Cortázar junto a su madre
   Numerosos objetos personales del escritor pueblan el volumen, como sus gafas de marco marrón ("Anteojos"), su estilográfica ("Lapicera") y su fiel máquina Olivetti ("Escribir"). En "Dinero", junto a fotografías de su billetera negra y su libreta bancaria se lamenta en una carta: "Cuando no recibo bastante dinero por mis libros o discos, me voy de nuevo a traducir bodrios (cosas aburridas) a la Unesco".

   Incluye asimismo bajo "Mariano Acosta" un protocolar discurso pronunciado por un joven Cortázar con motivo del aniversario de esa escuela, donde cursó estudios de magisterio y profesorado de letras. En "Maestro", el escritor refiere: "En un pasado nebuloso, recuerdo que fui profesor de geografía, historia, lógica y, después de esta etapa decorativa, de literatura francesa. No crea que soy un erudito. En la Argentina no hace falta saber mucho para enseñar a la gente cantidad de cosas inútiles".

   Y entre varios textos inéditos, "Malumno" destila el humor cortazariano: "El malumno es ese punto que le dice casi en seguida a la maestra señorita tengo de ir al servicio, interrumpiéndola justo cuando iba a explicar que la begonia pertenece a la flora y el chancho a la fauna". 

La escuela "Mariano Acosta", donde estudió Cortázar
   El álbum biográfico se cierra con las entradas "Zurda" ("Era zurda de una oreja", se lee en una frase escrita en un papel suelto) y "Zzz...". Allí se muestra un texto del capítulo 41 de "Rayuela" junto a una fotografía tomada por Dunlop a Cortázar en 1980, durante el regreso en barco de San Francisco. 

   Mientras 2014 despliega diversos tributos al autor cuyo centenario se celebra el 26 de agosto, "Cortázar de la A a la Z" se destaca invitando a zambullirse, entre letras y palabras, en el universo lúdico del cronopio mayor.

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sábado, 8 de febrero de 2014

EL "REGRESO" DE JULIO CORTÁZAR Y SU OBRA, A 30 AÑOS DE SU MUERTE

¿Julio Cortázar cuentista o novelista? ¿El Cortázar fantástico, lúdico o el comprometido con Cuba y Nicaragua? Más allá de los debates sobre cuál de estas facetas conserva mayor vigencia, el gran escritor argentino sigue atrayendo lectores a tres décadas de su muerte.

  "Suele suceder que un escritor después que muere tiene una etapa un poco oscura, y que luego si es buen escritor es reconocido nuevamente. Creo que está pasando eso con Cortázar. Por suerte, porque es un gran escritor", afirma a dpa Ricardo Piglia, uno de los grandes autores argentinos contemporáneos. Cortázar fijó su residencia en París en 1951, donde desarrolló su carrera literaria y falleció el 12 de febrero de 1984.

   El argentino Martín Caparrós, quien le realizó una de las últimas entrevistas a Cortázar durante su visita a Buenos Aires en diciembre de 1983, coincide en que "hay una especie de recuperación". "Como si ya hubiera pasado el purgatorio que la mayor parte de los escritores sufren cuando mueren y del cual de algún modo vuelven los que vuelven después de una cantidad de años", señala el galardonado autor de novelas y libros de viaje.

Sergio Ramírez, amigo de Cortázar
   Desde Nicaragua -cuya revolución sandinista el argentino defendió apasionadamente-, Sergio Ramírez asegura a dpa que su amigo Cortázar probó que en poco tiempo una literatura atrevida de naturaleza experimental, que juega con las palabras, puede volverse clásica. Como en el caso de "Rayuela", que marcó a toda su generación. "Y pasada la frontera del siglo parece revivir en cada otra generación. Lo novedoso se vuelve clásico cuando conserva su frescura y no necesita ser embalsamado".

   El mexicano Juan Villoro dice a dpa que la principal aportación de Cortázar es introducir una "zona afectiva" en la literatura fantástica. Hay grandes cuentos previos a Cortázar que se ubican en la región de umbral entre lo real y lo fantástico, pero "él convirtió a esa experiencia sobrenatural en algo íntimo, entrañable, compartible, muchas veces enternecedor. Era un autor que compartía sus gustos (el tabaco oscuro, el jazz, el box, las muchachas con polera) y los incorporaba como talismanes a su universo fantástico". 

   Ramírez, reconocido escritor y ex vicepresidente del sandinismo, dice que el "humor sereno" de los libros de Cortázar "fue también un rasgo visible de su personalidad". Y evoca: "Julio se burlaba de la solemnidad y de la prosopopeya y de las poses, sin dejar de lado su inocencia, porque a la vez era un hombre transparente, y a través de ese cristal se podía ver al hombre de principios".

   La jefa editorial de Alfaguara Argentina, Julia Saltzmann, indica a dpa que el autor de "Historias de cronopios y de famas" sigue despertando el interés de los lectores, opinión que también comparte Ramírez ("Nunca ha dejado de leerse ni de publicarse"). En el año del centenario de Cortázar, y luego de publicar en los últimos años materiales inéditos como "Papeles inesperados" o "Clases de literatura", Alfaguara completará entre febrero y abril las reediciones de todos sus libros.

Piglia, admirador de "Rayuela"
   Piglia (1940) no esconde su predilección por la novela protagonizada por Horacio Oliveira y la Maga, una de las insignias del "boom" latinoamericano. "Admiro especialmente 'Rayuela'. No creo eso que se dice que era mejor cuentista que novelista". El autor de "Respiración artificial" afirma a dpa que Cortázar "era un gran cuentista, escribía cuentos tradicionales, y como novelista era un gran experimentador de las formas". "Rayuela" es un punto de referencia que influyó muchísimo en su generación, señala. "La leíamos muy ligada a la beat generation".

   Villoro (1956) prefiere a "Los premios" entre las novelas de Cortázar. "En su día no fue tan exitosa como 'Rayuela', que ahora me parece envejecida y muy irregular. '62. Modelo para armar' y 'Libro de Manuel' no resisten la prueba del tiempo". El mexicano, una de las voces más destacadas de la literatura latinoamericana actual, asevera: "Los cuentos, en cambio, mantienen su temperatura, en especial los que van de 'Bestiario' a 'Octaedro'". 

  El escritor argentino Alan Pauls (1959) dice a dpa que "Rayuela" es el libro más perecedero de Cortázar, que sólo fue contemporáneo de ese momento. "Pero no encontró la manera de garantizarse una especie de contemporaneidad póstuma". "Quizás los relatos en general de Cortázar, que se presentan como más clásicos, por ahí tienen esa contemporaneidad más asegurada", analiza el ganador del Premio Herralde con "El pasado".

Caparrós, uno de los últimos 
entrevistadores de Cortázar  
   Y Caparrós, nacido en 1957 y compañero de generación de Pauls, comenta a dpa que difícilmente puede valorar ahora la vigencia de la obra cortazariana, ya que se propone releerla pero no encuentra el tiempo. "Hubo momentos en que yo tampoco lo soportaba mucho más, la música de Cortázar me empalagaba. Supongo que me empalagaba porque había sido retomada, reproducida por tantos escritores de los 70, los inmediatamente mayores que yo, que ya me sonaba como un jingle de la televisión".

   Saltzmann, por su parte, asegura: "Como editora, puedo afirmar que a Cortázar se lo sigue leyendo: se lo sigue prescribiendo en las escuelas, los adolescentes siguen buscando claves para vivir en 'Rayuela', sus cuentos se siguen citando como modelos del género, las nuevas ediciones se venden al ritmo de las novedades editoriales e importantes intelectuales de nuestro país están revisando sus visiones críticas o vuelven a leerlo con otros ojos o nuevos objetivos". 

   Por obra de ese azar que tanto lo fascinaba, este 2014 pletórico de aniversarios cortazarianos -el calendario marcará el 26 de agosto un siglo del nacimiento del gran cronopio- continuará debatiendo y celebrando a pleno a Cortázar. 

Firma de Julio Cortázar

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viernes, 7 de febrero de 2014

JULIO CORTÁZAR, EL PERSEGUIDOR DEL JUEGO INFINITO

Cortázar, el escritor que jugó en serio
"Un escritor juega con las palabras pero juega en serio; juega en la medida en que tiene a su disposición las posibilidades interminables e infinitas de un idioma", decía el argentino Julio Cortázar, fallecido hace tres décadas en París, el 12 de febrero de 1984.

   Con la presencia permanente de lo lúdico y el humor, desarrolló una obra literaria única dentro de la lengua española. Sus magistrales relatos sorprendieron con la introducción de lo fantástico en la realidad cotidiana. Pero fue la explosiva novela "Rayuela" la que lo consagró a nivel internacional y se convirtió en una de las insignias del "boom" latinoamericano.

   Cortázar buscó intensamente una renovación del lenguaje y le quitó un manto de solemnidad a la literatura. El escritor mexicano Carlos Fuentes, su amigo y compañero del "boom", lo definió como "el Bolívar de la novela latinoamericana". "Nos liberó liberándose, con un lenguaje nuevo, airoso, capaz de todas las aventuras".  

   Uno de sus primeros cuentos, "Casa tomada", fue publicado en 1946 nada menos que por Jorge Luis Borges, por entonces secretario de redacción de la revista porteña "Los Anales de Buenos Aires". "Años después, en París, Julio Cortázar me recordó ese antiguo episodio y me confió que era la primera vez que veía un texto suyo en letras de molde. Esa circunstancia me honra", indicaba Borges.

   Al autor de "Historias de cronopios y de famas" le tocó nacer y morir en Europa, en parte por ese azar que a su criterio hacía mejor las cosas que la lógica. Y este año, además de recordar su muerte, celebrará su llegada al mundo hace un siglo, el 26 de agosto de 1914 en Bruselas, donde su padre desempeñaba una misión diplomática. Tenía cuatro años cuando su familia regresó a la Argentina y poco después su progenitor abandonó para siempre la casa familiar. La infancia y adolescencia de Cortázar transcurrieron en Banfield, suburbio sureño de Buenos Aires, con una enorme afición por leer y escribir.

En 1951 se instaló en París, donde desarrolló su obra.
   Se graduó como profesor en letras y trabajó como docente en Bolívar y Chivilcoy, pueblos de la provincia de Buenos Aires. Posteriormente se desempeñó en la Universidad de Cuyo, provincia de Mendoza, a la que renunció en 1945 por oponerse al peronismo. En una carta, definió así los años previos a su partida a París: "De 1946 a 1951, vida porteña, solitaria e independiente; convencido de ser un solterón irreductible, amigo de muy poca gente, melómano lector a jornada completa, enamorado del cine, burguesito ciego a todo lo que pasaba más allá de la esfera de lo estético".

   Delgado, muy alto y de apariencia juvenil, Cortázar siempre arrastró las "erres" y fue un apasionado por el jazz y el boxeo. El año de su llegada a la capital francesa, 1951, se publicó en Buenos Aires su primer volumen de cuentos, "Bestiario". En 1953 contrajo matrimonio con la argentina Aurora Bernárdez y ambos trabajaron como traductores en la UNESCO. Esa misma década vieron la luz nuevos libros de relatos: "Final del juego" (1956) y "Las armas secretas" (1959). 

   Este último incluye "El Perseguidor", inspirado en el saxofonista Charlie Parker y probablemente el cuento preferido de Cortázar. Una suerte de bisagra, porque allí se produce el descubrimiento del prójimo. "Un poco lo que el personaje de 'El perseguidor' busca en el cuento, yo lo estaba buscando también en la vida".

   En 1960 se publicó su primera novela, "Los premios", y dos años más tarde, la colección de textos "Historias de cronopios y de famas", donde aparecen los cronopios, "esos seres desordenados y tibios" que obran con rebeldía. En 1963 fue el turno de "Rayuela", protagonizada por Horacio Oliveira y la Maga, que permite una lectura lineal, o bien invita al lector a convertirse en cómplice, saltando de un capítulo a otro, según indica su Tablero de Dirección.

Cortázar, segunda fila a la izquierda
   Por entonces viajó a Cuba, invitado como jurado del Premio Casa de las Américas. Allí nació su compromiso con las causas latinoamericanas y una estrecha relación con la isla. Años más tarde, visitó varias veces Nicaragua para apoyar con fervor la revolución sandinista.

   Se propuso seguir viviendo en su terreno lúdico y fantástico, pero con la adopción de un compromiso que se reflejaría en su creación literaria. Ese Cortázar que abandonó la torre de marfil de la "literatura pura" publicó entre otros "Libro de Manuel" (1973), que según el propio autor le valió "palos de izquierda y derecha". 

   Formó parte del Tribunal Russell II, que juzgó y denunció las violaciones a los derechos humanos de diversas dictaduras latinoamericanas. Su compromiso político lo convirtió en un cronopio trotamundos, mientras la junta militar argentina (1976-1983) lo colocaba en las "listas negras". Cortázar pasó de ser un emigrado voluntario a un exiliado. 

   En 1980 publicó los relatos de "Queremos tanto a Glenda" y dos años después editó otro volumen de cuentos, "Deshoras". Trabajó en "Los autonautas de la cosmopista", una curiosa expedición por las autopistas francesas, con su segunda esposa, la canadiense Carol Dunlop. Pero Dunlop falleció a los 36 años en 1982 y Cortázar quedó sumergido en el desconsuelo. Debió terminar solo el libro, cuyos derechos de autor destinó al pueblo nicaragüense. 

   El escritor concretó todavía una anhelada visita a Buenos Aires a fines de 1983 y se sorprendió por las amplias muestras de cariño en un país que recuperaba la democracia. Regresó a la capital francesa, donde recibió los cuidados de Aurora Bernárdez, hasta que su vida se apagó a los 69 años a causa de una leucemia. Fue enterrado junto a Carol Dunlop en el cementerio parisino de Montparnasse. Sin embargo, la maquinaria del juego no se detiene, mientras Cortázar, tal como postula en "Rayuela", siga logrando hacer del lector un cómplice, un camarada de camino.


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