Infinidad de fotografías de diferentes épocas del cronopio –de Buenos Aires a París, así como de sus diferentes viajes-, reproducciones de cartas, dibujos, tarjetas postales y portadas de libros se combinan con textos de su obra, papeles sueltos inéditos y entrevistas.
"¿Por qué un álbum Cortázar? Porque no podíamos esperar más. Con motivo del centenario de su nacimiento, la Internacional Cronopia reclamaba ya con demasiada insistencia una nueva aproximación al escritor y al hombre", señala el filólogo español Carles Álvarez Garriga, editor del volumen junto a la argentina Aurora Bernárdez, albacea de Cortázar.
Inspirándose en los libros-almanaque del autor de "Rayuela" y con un cuidado diseño de Sergio Kern, los editores prescindieron de pautas cronológicas y decidieron guiarse por el alfabeto. Así, la primera entrada del diccionario biográfico ilustrado es "Abuela", donde un texto de "Libro de Manuel" acompaña una fotografía de la abuela materna de Cortázar, Victoria Gabel de Descotte.
Con Aurora Bernárdez, su primera esposa y albacea |
El libro está surcado por entradas referidas a sus numerosos amigos. De Gabriel García Márquez afirma en una carta: "... los más viejos ya nos podemos morir, hay capitán para rato". Y Mario Vargas Llosa recuerda así al argentino: "Durante los años 60 y, en especial, los siete que viví en París, fue uno de mis mejores amigos, y también, algo así como mi modelo y mi mentor".
Del cubano José Lezama Lima, al que se refiere como "inmenso cronopio", se publica una carta inédita dirigida a Cortázar. Entre sus amigos argentinos aparecen los artistas Eduardo Jonquières, Julio Silva y Luis Tomasello, el cineasta Manuel Antín y su editor Francisco Porrúa.
"Rayuela", traducida al japonés |
Infaltables son asimismo las causas latinoamericanas que el autor de "Historias de cronopios y de famas" defendió incansablemente desde la década de 1960, citadas en "Cuba", "Chile" y "Nicaragua". "... Yo también me caí del caballo y eso sucedió con la Revolución cubana", evoca en una entrevista, mientras que en una misiva a su madre apunta en 1982: "Cada día siento más admiración por los 'nicas'; qué gente admirable frente a las dificultades y los peligros".
"Cortázar de la A a la Z" también despliega las pasiones del magistral cuentista nacido en 1914 en Bruselas y fallecido en 1984 en París. El capítulo "Box" apunta que ese deporte le interesó desde muy niño, mientras que "Jazz" es acompañado del capítulo 17 de "Rayuela" ("es como un pájaro que migra o emigra o inmigra o transmigra"). Y, también, "Viajar": "Desde pequeño los viajes fueron para mí el objetivo final de mi vida", señala, y así lo atestiguan múltiples visados en su pasaporte.
Cortázar junto a su madre |
Numerosos objetos personales del escritor pueblan el volumen, como sus gafas de marco marrón ("Anteojos"), su estilográfica ("Lapicera") y su fiel máquina Olivetti ("Escribir"). En "Dinero", junto a fotografías de su billetera negra y su libreta bancaria se lamenta en una carta: "Cuando no recibo bastante dinero por mis libros o discos, me voy de nuevo a traducir bodrios (cosas aburridas) a la Unesco".
Y entre varios textos inéditos, "Malumno" destila el humor cortazariano: "El malumno es ese punto que le dice casi en seguida a la maestra señorita tengo de ir al servicio, interrumpiéndola justo cuando iba a explicar que la begonia pertenece a la flora y el chancho a la fauna".
La escuela "Mariano Acosta", donde estudió Cortázar |
Mientras 2014 despliega diversos tributos al autor cuyo centenario se celebra el 26 de agosto, "Cortázar de la A a la Z" se destaca invitando a zambullirse, entre letras y palabras, en el universo lúdico del cronopio mayor.
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