Blog que reúne las entrevistas que realicé para el servicio español de la Agencia Alemana de Prensa (dpa) en los últimos 20 años.
Desde Carlos Monsiváis a Jorge Edwards, pasando por Ricardo Piglia, Siri Hustvedt, Sergio Ramírez, Elena Poniatowska, Margo Glantz, Almudena Grandes, Luisa Valenzuela, Alan Pauls, Claudia Piñeiro, Juan Villoro y Fernando Vallejo, así como el traductor del "boom" Gregory Rabassa y el poderoso agente literario Andrew Wylie.

También compila otras notas sobre vida y obra de diferentes escritores y sobre las últimas ediciones de actividades culturales como los Congresos Internacionales de la Lengua Española, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

sábado, 1 de enero de 2000

EL COSMPOLITA BORGES, SU AMIGO BIOY Y CORTÁZAR CRONOPIO


    Buenos Aires (dpa) - Con un inconfundible estilo que combinó ironía y erudición, Jorge Luis Borges logró quizás el efecto máximo de una invención literaria: dio lugar a un adjetivo que lo identifica. “Kafkiano o borgeano no son sólo una cualidad de la escritura, aunque puedan haberse utilizado, por primera vez, para nombrarla. Diría que son los adjetivos de la originalidad”, afirma la ensayista argentina Beatriz Sarlo.

   La originalidad borgeana se remite a la invención de un particular mapa literario donde los espejos advierten la condición ilusoria del ser humano y los laberintos ideales se parecen al tejido intrincado del universo. Como en sus corredores inacabables, la humanidad está perdida en la infinitud del tiempo y del espacio.

   Considerado uno de los escritores más influyentes del siglo XX, nació el 24 de agosto de 1899 en Buenos Aires, a la que redescubriría en la década del veinte tras vivir con su familia en Europa. Esta metrópoli lo inspiró para los poemas de “Fervor de Buenos Aires”, el primer libro que publicó. “Siento que toda mi vida he estado reescribiendo ese único libro”, comentaría años después.

   Cansado del ultraísmo que había traído de España, en sus siguientes libros de poesía “Luna de enfrente” y “Cuaderno de San Martín” nuevamente influyeron los suburbios porteños del sur, escenario de compadritos y peleas de cuchillo.

   Entre las décadas del treinta y del cincuenta el escritor produjo algunas obras extraordinarias como “Historia universal de la infamia”, “Ficciones” y “El Aleph”. Un Borges cosmopolita creó poemas, ensayos y cuentos que apelan a la erudición, los laberintos, las citas de libros reales e imaginarios, que deslumbran por la precisión de su estilo.

Borges, entre los escritores más investigados del siglo aunque no  galardonado con el Nobel, mantuvo vínculos disímiles con otros dos grandes autores argentinos que también dejaron su impronta: Julio Cortázar y Adolfo Bioy Casares.

   El escritor recordaba que en la década del 40, cuando era secretario de redacción de una revista, “nos visitó un muchacho muy alto con un previsible manuscrito. Le pedí que volviera a los diez días”. Cuando regresó, Borges le dijo a ese joven que tenía dos noticias.

   Una, que el manuscrito estaba en la imprenta; otra, que lo ilustraría su hermana Norah, a quien le había gustado mucho. Luego aseguró estar orgulloso de haber sido el primero en publicar una obra de Cortázar, el cuento “Casa tomada”.

   Cortázar, nacido en 1914 en Bruselas, quiso apartarse de la solemnidad y el acartonamiento, e incorporó a su obra lo que denominó la “constante lúdica”, con presencia permanente del juego y el humor.

    Su sorprendente novela “Rayuela”, señera del boom latinoamericano, se presenta como “muchos libros, pero sobre todo dos”. El lector puede asumir un clásico papel pasivo, con una lectura lineal, o bien puede convertirse en cómplice del autor, saltando entre sus páginas y rechazando el orden cerrado de la novela tradicional.

   Con gran destreza en el manejo de la lengua, el elemento lúdico también se refleja en los títulos de sus obras, como el volumen de cuentos “Final del juego” o las novelas “Los premios” y “62 modelo para armar”.

   En “Historias de cronopios y de famas”, por ejemplo, presenta un mundo fantástico habitado por “famas”, ordenados, cautelosos y solemnes, en oposición a los “cronopios”, alegres, desordenados y poco afectos a las convenciones.

   Cortázar, residente en París desde que abandonó la Argentina por sus diferencias con el peronismo, quedó fuertemente impactado por una visita a Cuba después de la Revolución. Mientras nacía su preocupación política, el tema fantástico por sí mismo dejaba de interesarle. 

   Desde entonces, Cortázar abandonó la torre de marfil de la “literatura pura” y adoptó un compromiso ideológico y político que se reflejó en “El libro de Manuel” y “Nicaragua, tan violentamente dulce”.

    Por su parte, Borges señaló que si bien Cortázar era un gran escritor, desgraciadamente nunca podría tener una relación amistosa con él, porque era “comunista”. El autor de “Ficciones” despertaba reiteradas polémicas a causa de sus declaraciones en el ámbito de la política, que según numerosas opiniones lo privaron del Nobel.

   En cambio, mantuvo una larga amistad con Bioy Casares, a quien conoció en la década del ‘30. Entonces, quedó deslumbrado con ese joven que en 18 años había leído los mismos libros que él en 33.

   La consagración literaria de Bioy se produjo con “La invención de Morel” (1940), considerada la obra maestra de la literatura fantástica argentina. A esa novela, que su amigo calificó de “perfecta”, le siguieron “El perjurio de la nieve”, “La trama celeste”, “El sueño de los héroes” y “Diario de la guerra del cerdo”, entre otras.

   Su primer trabajo en conjunto fue ajena a lo literario, pero les resultó muy divertido: la redacción de un folleto para la publicidad de un yogur. Continuaron escribiendo juntos, y con el seudónimo H. Bustos Domecq firmaron “Seis problemas para don Isidro Parodi” y más tarde las “Crónicas de Bustos Domecq”.

   Esa larga amistad sería solamente interrumpida por el fallecimiento de Borges en Ginebra, en junio de 1986. En el año en que se festejó el centenario de su nacimiento, la esperanza borgeana de morir y ser olvidado parece más lejos que nunca de concretarse.