"El escritor no tiene más obligación que contar bien una buena historia", asegura el español Arturo Pérez-Reverte, quien se encuentra en la ciudad mexicana de Guadalajara para presentar "Eva", su segunda novela protagonizada por el espía Lorenzo Falcó.
En entrevista con dpa en un hotel frente a la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, que lo tiene como uno de sus invitados estelares, Pérez-Reverte aclara que no tuvo ninguna intención de escribir sobre la Guerra Civil, telón de fondo del libro. "Es un momento muy interesante, hay muchas intrigas, me da mucho juego narrativo y la elegí por pura técnica".
"Hay un tipo de escritor que me irrita un poco", comenta. Y apunta al "escritor apóstol", "el que hace de su novela una herramienta de reivindicación, de lucha, de convencimiento".
"Es el lector quien debe elegir éste me gusta o éste no me gusta o sacar conclusiones. No hay más misión que contar bien una buena historia y si no, pues no contar nada. Yo procuro de ser de esta clase de escritor", reafirma con contundencia.
El ex reportero de guerra, curtido en conflictos como el de las Malvinas, El Salvador, Nicaragua o los Balcanes, se define como un escritor profesional que trabaja ocho horas diarias. "Yo no soy un artista, no soy un creador artístico, soy un tipo que cuenta historias lo mejor que puede".
En su más reciente libro -publicado por Alfaguara y que Pérez-Reverte presentará esta tarde en la FIL- una nueva misión encomendada por el franquismo conduce a Falcó hasta Tánger, donde su destino se cruzará nuevamente con la agente soviética Eva Neretva.
Actualmente se encuentra escribiendo la tercera novela de la serie. "Yo creo que todavía queda Falcó, por lo menos una o dos novelas más de Falcó creo que quedan", adelanta.
¿Qué le atrae literariamente del inescrupuloso espía Falcó? "Me apetecía contar un personaje que fuese un antihéroe de verdad, un tipo violento, cruel, capaz de torturar, de matar, que las mujeres le importan como objeto a depredar, sin ningún respeto por ellas, sin ningún respeto por la vida humana".
"El desafío era conseguir que a ese tipo los lectores lo aceptasen como compañero de lectura. Me lo propuse como desafío y parece que lo he conseguido. Llevo 30 años escribiendo novelas, y la vertiente del héroe canalla no la había tocado todavía, es una experiencia nueva para mí y es satisfactoria. Es hasta un desahogo poder ser políticamente incorrecto en este tiempo", apunta el académico de la lengua y novelista.
A la pregunta de dónde se encuentran buenas historias, Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) afirma sin dudar: "Yo tengo una ventaja grande. Fui 21 años reportero en países en guerra y entonces a mí las historias estas no me las han contado, yo no las he aprendido yendo al cine ni leyendo a Stevenson ni a Jack London, las he vivido".
Y reflexiona: "Si hubiera sido un escritor de barra de bar, o de biblioteca, pues a lo mejor ya estaría agotado como escritor hace mucho tiempo. Llevo 30 años escribiendo novelas y todavía me siento ante ellas con la ilusión, con la expectación del que se siente ante algo nuevo. Quizás porque no he dejado de ser lector, siempre digo que soy un lector que accidentalmente escribe novelas".
Pérez-Reverte valora sobre todo una "actitud de cazador lúcido". "Es la que me hace sentir bien y escribo por eso", afirma. ¿Es algo que le dejó el periodismo? "Supongo que sí", dice. Pero luego se corrige: "Quizás me hice periodista porque era cazador".
A la pregunta de si escribir es una forma de exorcizar vivencias traumáticas, responde que no. "Exorcizar no, porque eso está ahí. Yo llevo eso, lo llevo ahí y a veces es malo y a veces es bueno, a veces me crea malestar y a veces me hace sentir incómodo".
"Te despiertas de noche y recuerdas, o de pronto una cosa, un sonido, un niño, un perro que ladra, te vienen imágenes desagradables, pero otras veces las imágenes son buenas, porque también en la guerra y en esa vida hay momentos muy buenos, muy intensos, de reflexión, de lucidez. La guerra es educativa también", subraya.
¿Por qué sus libros tienen tanto éxito? El autor de novelas como "La tabla de Flandes" y la saga "El capitán Alatriste", con más de 20 millones de lectores en todo el mundo, elude definiciones: "No lo sé, pregúntale a ellos".
Y añade: "Cuando era pequeño mi abuela me contaba un viejo proverbio que era francés o alemán, que no existe en español. Más o menos es la gallina que puso el huevo de oro murió con el cuello roto queriendo mirar cómo lo ponía. O sea que si quieres poner bien, no mires. Entonces prefiero no analizar, el lector sabe por qué me lee".
Pérez-Reverte disfruta con la literatura. "Escribo por placer, a mí me gusta mucho esto. Yo tengo la vida resuelta hace mucho tiempo. A mi edad, ¿sufrir? Si no fuera feliz no escribiría novelas, haría otra cosa, me dedicaría a tocar el violín, a ver la televisión, a ver cine, a ver películas de John Ford.... pero si hago esto es porque soy muy feliz con esto. No puedo permitirme no ser feliz a la edad que tengo".
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