Cortesía FIL Guadalajara/Eva Becerra |
"La novela es un género de madurez, sin duda, y yo creo que estoy en mi plenitud literaria", afirma la española Rosa Montero, quien participa en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara con su más reciente obra, "La carne".
"Desde hace tres novelas, la primera fue 'La ridícula idea de no volver a verte', la siguiente 'El peso del corazón', y luego 'La carne', y ésta la que más, pues ha hecho como un clic mi relación con la escritura", cuenta en entrevista con dpa.
"Y no es que no trabajes, busques, talles la palabra, las frases, pero en ningún momento con amargura", manifiesta su satisfacción Montero (Madrid, 1951), cuya obra está traducida a más de 20 idiomas.
Por lo tanto, escribir "La carne" -un libro que presentará esta noche en la feria de la ciudad mexicana y donde se entretejen el paso del tiempo y el miedo al fracaso- le representó "un disfrute absoluto", al igual que sus dos novelas anteriores.
Montero dice además que normalmente le gusta que la mayoría de las novelas empiecen en mundos muy lejanos a ella. “Que no tienen nada que ver conmigo en apariencia, y entonces pues luchas hasta conocerlos. Es una de las maravillas de ser novelista, es poder vivir en mundos muy distintos”.
Sin embargo, en el caso de la última novela, “llevaba ya tiempo pensando que quería volver a contar una historia más cercana. Que sucediera en el Madrid contemporáneo, que además tuviera protagonistas más o menos de mi edad, que sucediera en un mundo intelectual o artístico”.
“Ya me sentía lo suficientemente vieja y lo suficientemente madura literariamente para saber que puedo escribir una historia de mi mundo, que puedo hablar de mi mundo sin hablar de mí, que puedo describir mi mundo sin que mi vida empequeñezca la historia. Esa es la madurez literaria, esa capacidad de distanciamiento y de borrar el yo”, opina la periodista y escritora.
Y recuerda que el autor peruano Julio Ramón Ribeyro decía “que una novela madura exige la muerte del autor, no literal, sino que el yo se borra”.
La protagonista de “La carne”, Soledad, una madura comisaria de arte de 60 años que se resiste a envejecer, contrata a un gigoló para que la acompañe a una función de ópera para darle celos a un ex amante, en lo que se convertirá en el inicio de un vínculo confuso e inquietante.
Cortesía Patricia A. Llaneza |
En un capítulo de su décimo quinta novela, que publica el sello Alfaguara, aparece la periodista Rosa Montero como personaje. A la pregunta de cómo le resultó esa experiencia, responde: “muy divertido. Para mí la realidad y la ficción están totalmente mezcladas”.
“Hay una cosa resbaladiza entre la realidad y la ficción, muchas veces introduzco cosas, personajes de la realidad que se meten en la ficción y viceversa. En ‘La hija del caníbal’ salía una Rosa Montero escritora, pero era negra y guineana. Y aquí soy absolutamente yo, y también está Ana Santos Aramburo, que es la directora de la Biblioteca Nacional”.
Montero cree que una línea que podría unir sus novelas es que son "de supervivientes, no son novelas de perdedores". "Durante muchos años creí que escribía novelas de perdedores, porque la novela contemporánea es novela de perdedores, de antihéroes”, dice.
Hasta que un día le preguntaron en que estaba trabajando, y se oyó de repente resumir sobre el libro que escribía entonces: "'pues una novela de supervivientes, como todas las mías'. Ahí me caí del guindo".
Cortesía FIL Guadalajara/Paula Islas |
Montero se considera la antítesis del personaje misántropo. "Tengo amigos desde hace 40 y tantos años, tengo amigos desde hace un año, quiero decir que sigo abierta a seguir teniendo amigos, es de lo que me siento más orgullosa".
"Creo que soy muy buena amiga, para eso hay que invertir muchísimo tiempo, yo lo hago", asegura Montero. "O sea no tengo nada que ver con esos personajes en la soledad absoluta misantrópica. No sé por qué son una obsesión mía, es curioso, a veces me lo pregunto, no lo entiendo”, agrega.
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