Buenos Aires, 24 abr (dpa) - El chileno Antonio Skármeta, uno de los invitados especiales a la 33 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, afirmó: "La paso muy bien en la soledad de la escritura. Y siento cierto orgullo de haber seguido un camino solitario y de haberme conectado con tantos lectores".
"Es fantástico que algo que haya nacido de una soledad, de una intimidad tan profunda, que no se rigió por códigos éticos, ni por los dictados de las modas, sino por los impulsos de un corazón, encuentre lectores en distintas partes del mundo. Es la maravilla de la creación", indicó a dpa el autor cuyos libros fueron traducidos a cerca de 30 idiomas.
Skármeta, quien ganó fama mundial con la llegada a la pantalla grande de "El cartero de Neruda", evocó sus encuentros con el Premio Nobel de Literatura chileno Pablo Neruda, impulso para su novela. "Me sirvió mucho el conocimiento que tuve de él, el visitarlo en su casa de Isla Negra, el percibir su sentido del humor".
"Y el tipo de relación que tuve con él fue muy fresca. Porque yo era un poeta joven, y los escritores jóvenes no practican esa reverencia ante los grandes escritores. Neruda estaba todo el tiempo rodeado de un círculo de amigos de su misma edad y de dirigentes políticos y de personalidades mundiales. Cuando aparecía yo a merodear su casa era como un aire fresco de insolente, y eso lo divertía. Yo bromeaba mucho con Neruda", recordó.
No casualmente, el escritor nacido en Antofagasta cree que la literatura necesita del humor, al que define como "el perro que va mordiendo a la solemnidad".
"Toda la gran literatura es una literatura donde la tragedia va combinada con el humor. Mi escritor favorito es Shakespeare, y yo diría que línea a línea, página a página, aún en sus tragedias más altas, hay una gota de ingenio, las formulaciones tan lujosas donde el humor está presente", apuntó el también guionista y director.
Skármeta, quien tras el golpe militar en Chile en 1973 se refugió durante largos años en Berlín occidental, reflejó la experiencia del exilio en novelas como "No pasó nada" (1980), "La boda del poeta" (1999) o "La chica del trombón" (2001). El exilio "produjo una expansión en mi obra de temas, de personajes y de actitud", reconoció.
También consideró que dentro del contexto de las letras chilenas, él sigue "un camino muy individual, muy personal. No me siento afín a ningún grupo, tengo unas serias admiraciones, pero no se reflejan en la manera cómo escribo".
A la vez, sostuvo que "en Chile pasó algo muy grave, que es el período de la dictadura, lo que hizo la dictadura y el modo cómo se recuperó la democracia; sembró una cierta monotonía, escéptica, algo cínica, y retrotraída en el ánimo de la creación literaria chilena".
"Hay en muchos narradores esta actitud de estar presos de una derrota, no en el sentido de una nostalgia de un paraíso político perdido, sino de un relativismo, un escepticismo generalizado, un culto de la inteligencia corrosiva, que es solamente una parte de la vida. Noto que algunos de estos escritores están tocando solamente las notas negras del piano, y todo el resto del teclado, con la armonía que puede producir, la están ignorando", opinó.
Skármeta adelantó que en la Feria del Libro de Torino en mayo saldrá en italiano un libro de cuentos que tituló "Borges y otras historias de amor", y que posteriormente verá la luz en español. En un cuento "bastante fuerte e irónico", "Borges está involucrado muy fuertemente no como personaje, sino como sombra, una sombra que proyecta sobre todos los personajes su presencia", indicó.
Además el ganador del Premio Planeta 2003 por su novela "El baile de la victoria" regresará a la literatura infantil, con un libro que en español se llamará "Empresario" y en Italia, "Il biscotto della fortuna".
Respecto de su rutina a la hora de la creación literaria, explicó que respeta mucho las emociones y no comienza a escribir "hasta que no sienta que es irresistible el impulso que tengo hacia una obra".
Por eso sus procesos son "largos y demorosos". Como ejemplo citó a su novela favorita, "La boda del poeta", cuya anécdota básica la oyó de su abuela a los ocho años. "Literalmente demoré unos 50 años desde que mi abuela me contó esto hasta el momento que lo escribí", señaló risueño.
El autor que también condujo el exitoso programa televisivo "El Show de los Libros" contó que escribe dos versiones de una obra. "La primera es muy libre, muy caótica, donde intento que nada coarte la espontaneidad de la escritura. Después viene una versión que llamo dramatúrgica, y le aplico a todo ese material una tensión para entregarla al lector con la misma intensidad que yo la sentí cuando la escribí".
Skármeta afirmó que supo "muy tempranamente" que iba a ser escritor, y que dos etapas fueron reveladoras de su vocación. "Una en Antofagasta, hacia los ocho años, acompañando a mi abuela que solía oír melodramas en la radio. Estos melodramas a veces se interrumpían, porque la corriente eléctrica en Chile era muy precaria".
"Entonces mi abuela se enojaba y especulaba qué podría estarle pasando a los héroes y heroínas. Yo la ayudaba a imaginar los vacíos que dejaba la transmisión. Un día pasó algo fantástico, estábamos oyendo la radio, y mi abuela la apagó y me dijo: '¿Sabes qué? Cuéntame tú'. Eso fue para mí un arrebato profesional prácticamente".
Y el segundo momento tuvo lugar luego en Buenos Aires, donde vivió tres años de su infancia y otro año más luego del golpe militar en Chile. "Encuentro profesores muy buenos en la escuela primaria a la cual asistía, que detectan mi fantasía literaria, mi amor por la poesía, y me la fomentan, destacándome en la escuela, haciéndome recitar".
Skármeta -quien calificó de "sensacional" la Feria del Libro de Buenos Aires que se extiende hasta el 7 de mayo- relató que esa fama pasaría luego del colegio al barrio. "Mientras otros hacían hazañas futbolísticas, yo hacía alguna hazaña con mis primeros versos y mis primeras historias".
"Es fantástico que algo que haya nacido de una soledad, de una intimidad tan profunda, que no se rigió por códigos éticos, ni por los dictados de las modas, sino por los impulsos de un corazón, encuentre lectores en distintas partes del mundo. Es la maravilla de la creación", indicó a dpa el autor cuyos libros fueron traducidos a cerca de 30 idiomas.
Skármeta, quien ganó fama mundial con la llegada a la pantalla grande de "El cartero de Neruda", evocó sus encuentros con el Premio Nobel de Literatura chileno Pablo Neruda, impulso para su novela. "Me sirvió mucho el conocimiento que tuve de él, el visitarlo en su casa de Isla Negra, el percibir su sentido del humor".
"Y el tipo de relación que tuve con él fue muy fresca. Porque yo era un poeta joven, y los escritores jóvenes no practican esa reverencia ante los grandes escritores. Neruda estaba todo el tiempo rodeado de un círculo de amigos de su misma edad y de dirigentes políticos y de personalidades mundiales. Cuando aparecía yo a merodear su casa era como un aire fresco de insolente, y eso lo divertía. Yo bromeaba mucho con Neruda", recordó.
No casualmente, el escritor nacido en Antofagasta cree que la literatura necesita del humor, al que define como "el perro que va mordiendo a la solemnidad".
"Toda la gran literatura es una literatura donde la tragedia va combinada con el humor. Mi escritor favorito es Shakespeare, y yo diría que línea a línea, página a página, aún en sus tragedias más altas, hay una gota de ingenio, las formulaciones tan lujosas donde el humor está presente", apuntó el también guionista y director.
Skármeta, quien tras el golpe militar en Chile en 1973 se refugió durante largos años en Berlín occidental, reflejó la experiencia del exilio en novelas como "No pasó nada" (1980), "La boda del poeta" (1999) o "La chica del trombón" (2001). El exilio "produjo una expansión en mi obra de temas, de personajes y de actitud", reconoció.
También consideró que dentro del contexto de las letras chilenas, él sigue "un camino muy individual, muy personal. No me siento afín a ningún grupo, tengo unas serias admiraciones, pero no se reflejan en la manera cómo escribo".
A la vez, sostuvo que "en Chile pasó algo muy grave, que es el período de la dictadura, lo que hizo la dictadura y el modo cómo se recuperó la democracia; sembró una cierta monotonía, escéptica, algo cínica, y retrotraída en el ánimo de la creación literaria chilena".
"Hay en muchos narradores esta actitud de estar presos de una derrota, no en el sentido de una nostalgia de un paraíso político perdido, sino de un relativismo, un escepticismo generalizado, un culto de la inteligencia corrosiva, que es solamente una parte de la vida. Noto que algunos de estos escritores están tocando solamente las notas negras del piano, y todo el resto del teclado, con la armonía que puede producir, la están ignorando", opinó.
Skármeta adelantó que en la Feria del Libro de Torino en mayo saldrá en italiano un libro de cuentos que tituló "Borges y otras historias de amor", y que posteriormente verá la luz en español. En un cuento "bastante fuerte e irónico", "Borges está involucrado muy fuertemente no como personaje, sino como sombra, una sombra que proyecta sobre todos los personajes su presencia", indicó.
Además el ganador del Premio Planeta 2003 por su novela "El baile de la victoria" regresará a la literatura infantil, con un libro que en español se llamará "Empresario" y en Italia, "Il biscotto della fortuna".
Respecto de su rutina a la hora de la creación literaria, explicó que respeta mucho las emociones y no comienza a escribir "hasta que no sienta que es irresistible el impulso que tengo hacia una obra".
Por eso sus procesos son "largos y demorosos". Como ejemplo citó a su novela favorita, "La boda del poeta", cuya anécdota básica la oyó de su abuela a los ocho años. "Literalmente demoré unos 50 años desde que mi abuela me contó esto hasta el momento que lo escribí", señaló risueño.
El autor que también condujo el exitoso programa televisivo "El Show de los Libros" contó que escribe dos versiones de una obra. "La primera es muy libre, muy caótica, donde intento que nada coarte la espontaneidad de la escritura. Después viene una versión que llamo dramatúrgica, y le aplico a todo ese material una tensión para entregarla al lector con la misma intensidad que yo la sentí cuando la escribí".
Skármeta afirmó que supo "muy tempranamente" que iba a ser escritor, y que dos etapas fueron reveladoras de su vocación. "Una en Antofagasta, hacia los ocho años, acompañando a mi abuela que solía oír melodramas en la radio. Estos melodramas a veces se interrumpían, porque la corriente eléctrica en Chile era muy precaria".
"Entonces mi abuela se enojaba y especulaba qué podría estarle pasando a los héroes y heroínas. Yo la ayudaba a imaginar los vacíos que dejaba la transmisión. Un día pasó algo fantástico, estábamos oyendo la radio, y mi abuela la apagó y me dijo: '¿Sabes qué? Cuéntame tú'. Eso fue para mí un arrebato profesional prácticamente".
Y el segundo momento tuvo lugar luego en Buenos Aires, donde vivió tres años de su infancia y otro año más luego del golpe militar en Chile. "Encuentro profesores muy buenos en la escuela primaria a la cual asistía, que detectan mi fantasía literaria, mi amor por la poesía, y me la fomentan, destacándome en la escuela, haciéndome recitar".
Skármeta -quien calificó de "sensacional" la Feria del Libro de Buenos Aires que se extiende hasta el 7 de mayo- relató que esa fama pasaría luego del colegio al barrio. "Mientras otros hacían hazañas futbolísticas, yo hacía alguna hazaña con mis primeros versos y mis primeras historias".
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