La escritora argentina Claudia Piñeiro cuenta en entrevista con dpa que le gusta "mirar la tierra que se esconde debajo de la alfombra". Y su más reciente novela, "Las maldiciones", se mete de lleno con la falta de escrúpulos del poder y la llamada "nueva política".
Piñeiro, una de las autoras más leídas de la literatura argentina, escribió el libro tras observar a su alrededor "una añoranza de lo que significaba escuchar a un líder que te habla con un discurso lleno de conceptos, lleno de ideología y de fuerza política. Y eso se fue vaciando en todos los partidos".
"Incluso en los partidos que lo han tenido, parece que alguien dijo que es mejor dar mensajes más sencillitos, que la gente entienda. Yo siento que un político me subestima cuando me habla de cosas tan poco elaboradas. Me interesan los discursos y las acciones con un peso específico mayor", apunta Piñeiro (Gran Buenos Aires, 1960), que presentó recientemente su obra en la 43 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.
La ganadora del Premio Clarín de Novela 2005 con "Las viudas de los jueves" y del Sor Juana Inés de la Cruz 2010 con "Las grietas de Jara" explica: "La política siempre me interesó. No pertenezco a ningún partido político, ni tengo ninguna militancia. Pero sí me interesa la política y considero que somos seres políticos".
Piñeiro revela que la inspiración para escribir generalmente le llega "con una imagen disparadora". "En esta novela lo que se me apareció es la escena central entre los dos protagonistas, Fernando Rovira y Román Sabaté". Rovira, líder de un partido de la "nueva política", convierte a Sabaté en su secretario privado, aunque también persigue otras intenciones que irán saliendo a la luz a lo largo de la "road novel".
¿Cuánto tiene que ver el partido Pragma retratado en "Las maldiciones" (Alfaguara) con la agrupación del presidente Mauricio Macri? "Es un partido inventado, que no es el PRO. Claramente tiene algunas características parecidas, como que le dan mucha importancia a los asesores de marketing y a ciertos consejos que no son exactamente los mismos que se le daban a otros políticos antes en cuanto al armado de la figura política", responde.
Y la autora de "Betibú" y "Tuya" acota: "El personaje de Rovira claramente no es Macri, su pasado es otro, su forma de ser es otra". "Pero sí pertenece a un partido que puede ser el partido de (Emmanuel) Macron, el partido de (Donald) Trump, de Ciudadanos en España, tantos otros que tienen que ver con estos políticos que llegan a la política más desde lo empresarial, desde el pragmatismo, y no de la política partidaria".
En una Argentina ficcional, Rovira, el líder de Pragma, quiere dividir la provincia de Buenos Aires y romper así una antigua "maldición" de la historia local, por la que ningún gobernador del poderoso distrito llegó a ser elegido presidente.
"Yo no creo en la maldición como maldición y justamente sobre eso trabaja el libro, sobre cómo se puede manipular a la gente. Pero sí creo en lo que dice (Claude) Lévi-Strauss en la antropología estructural, que si la tribu, en este caso el pueblo, cree que una magia funciona, la magia va a funcionar", opina.
Uno de los personajes, la periodista China Sureda, escribe un libro sobre esta maldición de los gobernadores, lo que le permitió a la autora ficcionalizar asimismo el ambiente editorial.
"Me gusta mirar la tierra que se esconde debajo de la alfombra, las miserias, las cosas que no queremos contarle a todos. Y yo me estaba metiendo con un mundo que no es el mío, entonces el hecho de mostrar algunas pequeñas miserias del mundo literario también me parecía atractivo". Y agrega: "Todos los mundos tienen sus pequeñas corrupciones".
Piñeiro señala por ejemplo que "Las viudas de los jueves" o "Tuya" también "tienen mucho de mirar debajo de la alfombra". Y lo explica así: "Me atrae mucho eso de (poner al descubierto) la hipocresía, el aparentar, me parece que está en casi todas mis novelas".
La autora entrevistó para el libro a Eduardo Duhalde y Ricardo Alfonsín, una iniciativa a la que "ellos se prestaron muy amablemente". Los testimonios de ambos políticos bonaerenses se los "cedió" a Sureda, mezclando "el discurso político con el literario".
La novela se ensambla a partir de los diferentes puntos de vista de los protagonistas. Piñeiro cita dos razones: "Me parece que la política se arma así, hay distintas voces, hay pequeñas cositas de desajuste entre lo que dice uno y dice otro, no todos saben todo. Se va armando este relato en función de muchas voces, y no todas tienen toda la información".
"Por otra parte, siempre cuando escribo una novela me gusta tratar de mejorar algo que creo que en las anteriores trabajé menos y en este caso eran los personajes secundarios. Acá me detuve a darle a cada uno su momento", analiza la también dramaturga y guionista.
A la pregunta de cuál es para ella el personaje más entrañable de la novela, Piñeiro elige a Adolfo, el tío de Sabaté, un viejo radical que no pudo hacer mayor carrera política y que venera al ex presidente Raúl Alfonsín, de la Unión Cívica Radical (UCR).
Mientras tanto, Piñeiro reflexiona: "Me gusta que mis personajes salgan a la calle en el momento que estoy viviendo y lo que está pasando ahora tiene mucho que ver con una sociedad politizada. Yo viajo por muchos lugares del mundo y en otros lugares no se habla tanto de política".
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