Repasó momentos de sus 60 años de carrera como dibujante y también hizo reír una y otra vez al auditorio. Modesto y ocurrente, el más universal de los humoristas gráficos argentinos se llevó estruendosos aplausos durante la apertura oficial del evento cultural y editorial en su país.
“Hablo poco, por eso elegí el dibujo para expresarme”, fue la carta de presentación del creador de Mafalda, personaje que cumple medio siglo en 2014 y marcó a numerosas generaciones. En diálogo en la sala Jorge Luis Borges del predio de la Rural con los periodistas Cristina Mucci y Carlos Ulanovsky, contó que era cierto que calcaba a la niña irreverente que dio la vuelta al planeta.
“Era muy torpe. Lo que pasa es que dibujar siempre el mismo personaje también es una cosa muy pesada, las páginas de humor que uno hacía cada semana con un personaje distinto y con temas distintos era mucho más creativo, más entretenido y más libre".
Joaquín Salvador Lavado, de 81 años, admitió tenerle "mucho cariño a Mafalda por todo lo que me ha dado, por el reconocimiento de la gente". "Pero a los demás personajes míos que aparecían nada más que un día, una semana nada más, les tengo el mismo cariño”, aclaró.
Durante la esperada entrevista de algo más de media hora se le recordó que, luego de la tira de la enemiga acérrima de la sopa, nunca más volvió a tener un personaje fijo. Su más célebre creación se despidió oficialmente en 1973. Y pasados tantos años sin que la dibuje, se sigue hablando de ella. “¿Qué plomo, no?”, dijo entre risas.
“Tengo una cosa que me sorprende de mí mismo y es cómo he hecho temas que 40 años después parece que fueron dibujados ese mismo día. El mundo repite siempre los mismos errores, es increíble”, señaló el dueño de un humor ácido, que combina pesimismo y ternura.
El humorista, quien viene de recibir el mes pasado la Legión de Honor en el Salón del Libro de París, recordó que tuvo una familia muy politizada, donde se discutía por ejemplo sobre la Guerra Civil española o la Segunda Guerra Mundial. “He crecido con discusiones políticas en mi casa”. Y apuntó: “El humor nace del sentido crítico que uno tiene ante las cosas”.
Quino tomó la palabra luego de que dieran sus discursos las autoridades nacionales, de la ciudad y de la Fundación El Libro, organizadora del evento. El hijo de inmigrantes andaluces nacido un 17 de julio de 1932 en Mendoza manifestó con humildad que ser el encargado de abrir la feria le significaba “un honor muy grande, muy emocionante".
“Lo que pasa con la feria es que uno le tiene muchísimo cariño, porque se ha transformado en un hecho cultural de una importancia única para el país. Eso que la visiten familias enteras y no solamente profesionales del libro es una cosa que a uno lo llena de alegría y de orgullo”, expresó el creador de Mafalda y de muchos otros dibujos.
Mientras, Daniel Divinsky, dueño de Ediciones de la Flor, destacó en diálogo con dpa: “Es la consagración de una dedicación de Quino a la feria digna de encomio, porque no muchos autores han estado firmando tan entusiastamente sus libros. Quino atiende a cada uno con una dedicación que pone muy nerviosa a la gente que está detrás en la cola, pero que revela una relación humana que no es usual”.
"Ya no sabemos si somos sus editores, sus amigos, sus parientes o qué, porque hace 44 años que estamos editándolo sin un conflicto jamás. Hemos tomado vacaciones juntos. Es una relación que excede todo lo profesional", completó Divinsky.
La Feria abrió el jueves sus puertas al público, en una edición en la que brillarán el escritor estadounidense Paul Auster y el Premio Nobel de Literatura sudafricano John Maxwell Coetzee. Asimismo llegarán para participar en la cita hasta el 12 de mayo los españoles Almudena Grandes y Arturo Pérez-Reverte, así como el argentino residente en Barcelona Rodrigo Fresán y el ganador del último Premio Rómulo Gallegos, el puertorriqueño Eduardo Lalo.
Quino tuvo palabras de reconocimiento para su esposa, Alicia Colombo, a quien consideró decisiva para la difusión de su obra, y también evocó a su tío andaluz Joaquín Tejón, dibujante y pintor (“gracias a él heredé esta profesión”). Simplemente le abrió un mundo que nunca había soñado: “De un lapicito sale lo que se te dé la gana”.
El maestro del humor gráfico admitió ser reacio a las nuevas tecnologías y también a las adaptaciones que se han querido hacer de Mafalda a otros formatos. A su vínculo con lo digital lo caracterizó con una sola palabra: "pésimo". "Nunca fui muy bueno con la tecnología en general, pero ahora me siento un analfabeto total".
Consultado acerca de cómo canaliza sus inquietudes, ya que actualmente no está dibujando, sintetizó: “Perdiendo el tiempo de una manera lamentable. Tardando mucho tiempo para hacer cosas que antes hacía mucho más rápido". Definición digna de cualquiera de los entrañables personajes del mundo Quino.
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