Protagonistas estelares del capítulo 40 del evento cultural y editorial que se celebra hasta el 12 de mayo en el predio de la Rural, Coetzee y Auster leyeron en la noche del domingo fragmentos del libro "Aquí y ahora" (Anagrama y Mondadori), que reúne la correspondencia entre ambos de 2008 a 2011.
"Tener esta noche aquí a dos autores de la talla de Auster y Coetzee realmente es la muestra del gran recorrido que ha hecho esta feria, del lugar realmente central que tiene para América en torno a todo lo que tiene ver con la promoción del libro y de la lectura", los presentó la directora ejecutiva de la cita porteña, Gabriela Adamo.
El ganador del Premio Príncipe Asturias de las Letras y el Nobel de Literatura fueron recibidos con el estruendoso aplauso de una sala Jorge Luis Borges colmada por unas 1.000 personas, según indicaron los organizadores. El público había formado fila desde primera hora de la tarde para ingresar. Varios centenares debieron conformarse con seguir el encuentro cumbre desde una pantalla gigante fuera del auditorio.
Auster abrió el fuego de la lectura, pero de arranque sufrió algunos problemas e interferencias de sonido. El autor de "La trilogía de Nueva York" (Nueva Jersey, 1947) los tomó con humor y bromeó: "Creo que es mi voz convertida en otra voz". Tras una interrupción de pocos minutos, los inconvenientes quedaron resueltos.
Posteriormente continuó leyendo la misiva en la que refirió varios encuentros con Charlton Heston ("no solo consideraba que era mal actor, sino que sus ideas políticas me resultaban abominables"), desde Cannes a Chicago y Manhattan, en abierto desafío a la lógica de las probabilidades.
Coetzee (Ciudad del Cabo, 1940), en tanto, recordó cómo se posesionó durante su juventud con el ajedrez y mostró su desagrado con "las formas del deporte que imitan demasiado fielmente a la guerra, en las que lo único que importa es la victoria y la victoria se convierte en una cuestión de vida o muerte".
Se trató de la primera vez que los dos grandes escritores contemporáneos se dieron cita juntos en Buenos Aires, aunque ya tuvieron encuentros similares en Australia, Francia, Portugal, Estados Unidos e Italia. Durante la charla de alrededor de una hora en el marco del programa Lectura Mundi de la Universidad Nacional de San Martín también reflexionaron sobre el peso de nombres y números.
"Tu nombre es tu destino", leyó el autor de "Desgracia". Y el novelista estadounidense complementó: "Crecemos con los nombres que nos han dado, los ponemos a prueba, lidiamos con ellos hasta que llegamos a aceptar que son los nombres que llevamos".
También abordaron sus diferentes modalidades de creación literaria: "En mis novelas, el espacio es algo enteramente concreto para mí. Cada calle, cada casa, cada habitación tiene una vívida existencia real en mi cabeza", apuntó Auster.
Coetzee, residente en Australia, graficó por su parte: "Creo que yo soy un poco menos concienzudo. La habitación en que se desarrolla mi acción ficticia es un sitio muy desnudo, un cubo vacío, de hecho".
Tras varios años de diálogo epistolar, Auster le escribió al Nobel de Literatura 2003 que se había convertido en una especie de "primo adulto de los amigos imaginarios que los niños se inventan" y que muchas veces deseaba que estuviera a su lado para compartir experiencias o llevarlo al lugar donde compra sándwiches.
Coetzee fue el encargado de cerrar la velada con la lectura de una última carta en la que consideró que ve las cosas con mayor claridad que cuando era joven. Allí saludó el derrocamiento de Muammar al Gaddafi en Libia, incluso cuando "no hay duda de que el régimen que lo sustituya será venal y corrupto y tal vez incluso dictatorial".
Y bajó el telón del concurrido evento con las palabras finales del libro común: "El mundo sigue enviándonos sorpresas. Y nosotros seguimos aprendiendo. Fraternalmente, John".
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