Leonardo Padura acaba de entregar las últimas correcciones de su nueva novela "Herejes", que reúne tres historias entre Ámsterdam, La Habana y Miami, según adelanta el escritor cubano, uno de los invitados estelares de la 39 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.
Padura es una de las plumas más conocidas de la narrativa cubana contemporánea. Logró reconocimiento por la premiada serie de novelas policiales protagonizadas por el detective Mario Conde (desde "Pasado Perfecto" hasta la más reciente versión de "La cola de la serpiente") y se consagró con "El hombre que amaba a los perros" (2009), exitosa novela que une las figuras de León Trotski y su asesino Ramón Mercader.
"Herejes", que publicará Tusquets en septiembre en España y Argentina, asimismo tiene un trasfondo histórico. Allí reaparece Conde en dos historias: "En una como protagonista, en otra casi como oyente de una historia que al final él ayuda a resolver", anticipa Padura en entrevista con dpa.
"Hay una historia que ocurre en Ámsterdam, en la década de 1640, con Rembrandt y un judío sefardí que quiere ser pintor. Hay una segunda que empieza en La Habana en 1939 y termina en Miami en 2005 y una tercera que empieza en La Habana en 2006 y termina en 2008", apunta el escritor, periodista, guionista y ensayista nacido en 1955 en La Habana.
Las tres historias narradas con diferentes registros están conectadas por un concepto, "que es la búsqueda de la libertad individual y los precios que se pagan" por ella, explica.
Su nueva novela vuelve a mostrar marcas de la literatura policial. "Siempre hay algo que está oculto, una verdad no conocida que es la que se trata de develar en cada historia". "Increíblemente (el género) sigue siendo subvalorado, cuando yo creo que es una forma literaria muy dócil, muy útil para el escritor, en la medida que sirve no sólo para organizar la información, sino para establecer ese diálogo con el lector que a mí me interesa mucho".
"No hay por qué utilizar un lenguaje simple, llano, para escribir una novela policial. Yo en mi caso específico trato de siempre conservar esa voluntad de estilo a la hora de escribir mis novelas policiales", asegura el galardonado con el Premio Nacional de Literatura 2012 en Cuba y la Orden de las Artes y las Letras de Francia en 2013.
El Nobel peruano Mario Vargas Llosa le comentó justamente hace dos meses en Cartagena de Indias que lo que más le había gustado de "El hombre que amaba a los perros" es que "había contado una historia política como si fuera una novela policial. Fue lo único que me dijo, no sé si me lo dijo para bien o para mal", refiere Padura entre risas.
El autor utiliza la historia del asesinato de Trotski para reflexionar sobre la perversión de la gran utopía del siglo XX. "Es una historia que no hemos resuelto", asegura. "Creo que en estos momentos vuelve a tener un sentido. Después de los años 90, cuando desaparece la Unión Soviética, el socialismo en Europa del Este, parecía que los problemas políticos del mundo se habían resuelto, y realmente lo que habían hecho es acrecentarse".
"Desapareció algo que estaba enfermo y que tenía que desaparecer, pero el mundo no es mejor. El mundo por ejemplo en Estados Unidos a partir del 11 de septiembre de 2001 se ha convertido en bastante histérico e irracional. La crisis que estamos viviendo a nivel mundial, especialmente en Europa, los propios italianos, españoles y griegos la están sufriendo de una manera increíble”.
"El mismo hecho de que en América Latina haya habido toda una serie de movimientos de izquierda que hayan recuperado la conciencia de que necesitamos de muchas formas unas transformaciones económicas y políticas para que lo que tenemos sea administrado y repartido de la mejor manera posible y de que la democracia es una necesidad para la vida de los hombres, creo que vuelve a poner en juego este tema de la utopía", indica.
Y Mercader "se convirtió en figura histórica gracias a ese crimen, pero de su vida se conoce muy poco", señala Padura. "Incluso toda la preparación del asesinato de Trotski no está documentada porque Stalin destruía esa información periódicamente. Entonces fue una investigación que me obligó a buscar por las bandas para poder construir este personaje de la historia que no tiene historia".
"Aunque se le dan sus medallas de héroe de la Unión Soviética, lo marginan completamente, porque es como una de las pústulas visibles de los niveles a los que pudo llegar el estalinismo", considera el escritor que vive en Mantilla, a las afueras de La Habana.
Cada vez que termina una novela, Padura busca darse tiempo para empezar otra. "Me ha ayudado muchísimo poder hacer otros trabajos, como las cosas que hago para el cine". Actualmente realiza con su esposa Lucía "una posible adaptación de las novelas de Mario Conde para una serie de televisión con productores alemanes y españoles", que se filmaría en español y en Cuba.
Sobre la posibilidad que "El hombre que amaba a los perros" tenga versión cinematográfica, desliza que "hay unos productores franceses que están tratando de montar la producción, que es muy complicada y cara, y están en estos momentos decidiendo quiénes pueden ser el director y el guionista".
A la pregunta de cómo imagina Cuba en años venideros, responde: "Hay días en que soy muy pesimista sobre qué puede pasar, porque la economía cubana no acaba de ser eficiente. Hay días que soy más optimista, porque pienso que hay que darse tiempo y que de todas maneras hay ganancias de libertad que ya tenemos y que son importantes. Todo eso crea un panorama bastante contradictorio, difícil de explicar porque es difícil de entender, incluso para nosotros. Y lo que más difícil resulta es poder hacerse una imagen de futuro”.
Padura se muestra contento de visitar nuevamente Buenos Aires. "Estuve una vez aquí hace unos 20 años y no había vuelto por muchas razones, incluso a veces ni me explico porqué. De aquel viaje (de 1994) tengo recuerdos muy muy buenos, tenía muy muy poco dinero y realmente hice un viaje fabuloso".
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