Blog que reúne las entrevistas que realicé para el servicio español de la Agencia Alemana de Prensa (dpa) en los últimos 20 años.
Desde Carlos Monsiváis a Jorge Edwards, pasando por Ricardo Piglia, Siri Hustvedt, Sergio Ramírez, Elena Poniatowska, Margo Glantz, Almudena Grandes, Luisa Valenzuela, Alan Pauls, Claudia Piñeiro, Juan Villoro y Fernando Vallejo, así como el traductor del "boom" Gregory Rabassa y el poderoso agente literario Andrew Wylie.

También compila otras notas sobre vida y obra de diferentes escritores y sobre las últimas ediciones de actividades culturales como los Congresos Internacionales de la Lengua Española, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

jueves, 10 de septiembre de 2015

LOS DIARIOS DE PIGLIA: EL PASADO Y LA MEMORIA EN 327 CUADERNOS

Ricardo Piglia trabajando.
Ricardo Piglia escribe sus míticos diarios desde 1957 y, más de medio siglo después, se transformaron en el registro de una vida. En el documental "327 cuadernos", la cámara del cineasta Andrés Di Tella ilumina la relación del laureado escritor argentino con sus diarios.
Simultáneamente al estreno de la película por estos días en salas argentinas, Anagrama publica "Años de formación", el primero de los tres tomos de "Los diarios de Emilio Renzi", que reúne los años que van de 1957 a 1967. Renzi es nada menos que el álter ego del autor, que aparece y reaparece en sus ficciones.  
Di Tella dice en diálogo con dpa que concibió el documental como "la fábula de un hombre con su memoria, con su pasado. Qué hacemos con nuestros recuerdos es un poco de qué se trata la fábula. Y lo que hacemos es transformarlos, ordenarlos para darles un sentido, que es un poco el sentido que puede llegar a tener nuestra vida".
En el comienzo de "327 cuadernos", Piglia (Adrogué, 1940) evoca el escape de su familia de ese suburbio de Buenos Aires a Mar del Plata, ya que su padre era perseguido por su ideología peronista. "Viví ese viaje como un destierro, no quería irme del lugar donde había nacido. No podía concebir que se pudiera vivir en otro lado, y de hecho después no me ha importado nunca el lugar donde he vivido", recuerda el autor de "Respiración artificial" y "Plata quemada".
Por entonces, a sus 16 años y "en medio de la desbandada, en una de las habitaciones desmanteladas de la casa, empecé a escribir un diario", rememora. "Así empecé y todavía hoy sigo escribiendo ese diario. Muchas cosas cambiaron desde entonces, pero me mantuve fiel a esa manía", revela el ganador del Premio Rómulo Gallegos y recientemente del Formentor, cuyos diarios siempre alimentaron sus ficciones.
El proyecto del film tuvo sus inicios cuando el documentalista argentino coincidió con Piglia en la estadounidense Universidad de Princeton. "Él justo en ese momento, en octubre de 2012, estaba volviendo para Buenos Aires, había decidido regresar al país después de muchos años. Yo justo me había comprado una cámara y estaba con ganas de hacer una especie de diario fílmico. Y él me contó que estaba con este proyecto de ponerse a leer los diarios, que era algo que él tenía pendiente".
Andrés Di Tella
El autor de "Blanco nocturno" pensó que el documental tal vez le serviría como compromiso para seguir leyendo los diarios. "Porque no es algo fácil afrontar toda una vida ahí registrada con ese testigo incómodo que es el registro de los 327 cuadernos", señala Di Tella, quien ya hizo en 1995 un documental con Piglia sobre Macedonio Fernández y también dirigió entre otros "Montoneros, una historia", "Fotografías" y "Hachazos".
A lo largo del film que tendrá su estreno internacional este mes en la sección Zabaltegi del Festival de San Sebastián, Piglia lee, revisa, comenta y se sorprende con sus diarios, de los cuales emergen inesperadamente fotografías, recortes de periódicos y listas.

Di Tella, fundador y primer director del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI), indica que en una de las escenas al comienzo de la película Piglia "está efectivamente sacando por primera vez los cuadernos. Después de eso empezó a ordenarlos, porque él los tenía completamente desordenados, inclusive algunos los había perdido. Alguna vez me dijo que había intentado pasar en limpio los primeros".
La película acusa el impacto cuando a Piglia se le declara una enfermedad degenerativa durante el rodaje. "Cuando apareció la enfermedad y supimos de qué se trataba, que tardó un rato, yo pensé que ya no quería seguir filmando eso, porque no era el objetivo, no era una película sobre un hombre enfermo”.
"Pero como Ricardo había seleccionado un montón de textos que él quería leer para la película, insistió en seguir adelante y terminar de leer esos textos y hacer algunas cosas que teníamos pensadas. Y sobre todo el final de la película".
Piglia mirando el documental junto a Di Tella.
"327 cuadernos" tiene dos partes claramente diferenciadas. "La primera es una situación donde se está revisando el pasado y de pronto en la segunda parte sigue esa revisión del pasado, pero de alguna manera irrumpe el presente. Y eso quizá sea inevitable, de alguna forma o de otra es lo que pasa en los documentales", dice Di Tella.
"En este caso pasó de una forma un poco inesperada y brutal. Pero yo rescato realmente el espíritu de Ricardo, cómo afronta sus circunstancias con un espíritu increíble, un humor y también con una productividad impresionante", apunta.
A lo largo de la cinta se muestran descartes de noticieros de época y antiguas películas familiares, en su mayoría anónimas. "La idea es un poco pigliana. Hay una frase que filmé en detalle en un cuaderno donde dice 'la autobiografía como collage (de otras autobiografías)'. La película también es como una cápsula de tiempo de medio siglo de vida argentina", afirma el director.
A Piglia el documental "le gustó muchísimo y se emocionó", cuenta Di Tella, muy satisfecho con algo que el escritor le dijo: "Que sentía que la poética de la película era muy próxima a la poética propia de él".
¿Son realmente 327 cuadernos o se trata más bien de un número al azar? "No lo sé, finalmente", se ríe Di Tella. "Yo asumí que sí. Y le pregunté, '¿pero vos los contaste?' Y él dijo 'no, no'. De hecho los tenía en forma muy desorganizada, en cajas, algunos los tenía allá en Princeton, otros estaban acá en el estudio en Buenos Aires, otros más estaban en la casa del hermano en Mar del Plata".
Pero en el prólogo de "Años de formación", Piglia insiste en señalar que "las notas y las entradas de estos diarios ocupan 327 cuadernos". Tal vez, especula Di Tella, esto se vincule con "el arte de mezclar ficción y realidad en Ricardo; a veces lo que parece mentira es verdad". 
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