Su más reciente novela, "Los sordos" (Alfaguara), es un thriller que traza un retrato de la Guatemala actual: Un muchacho llega a la ciudad para trabajar de guardaespaldas y se ve confrontado con la misteriosa desaparición de su protegida, hija de un banquero rico.
Y es que la profusión de guardaespaldas en la nación centroamericana "es una moda, un modo de vida, y hay señoras estúpidas que les gusta", dice a dpa Rey Rosa, quien participa del Diálogo de Escritores Latinoamericanos que concluye esta noche en la 40 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.
"En muchos casos han sido los mismos guardaespaldas los que han hecho los secuestros de sus empleadores o dado la información", advierte el discípulo del escritor estadounidense Paul Bowles, quien le tradujo sus tres primeras obras al inglés y a quien él llevó después al español.
El miedo de la sociedad se percibe incluso en los niños, indica. "Desde pequeñitos empiezan a ver muertos camino al colegio, o asaltos, y la presencia de armas, gente armada todo el tiempo. Vas un supermercado, vas a la iglesia, vas a comprar algo a la tienda, siempre hay gente como 'paras'. Hasta en las tiendas muy humildes tienen que tener un policía armado porque si no los van a robar".
El autor de "El material humano" y "Severina" sostiene que durante el conflicto armado interno (1960-1996) "murió tanta gente, fue tanta la violencia y tan brutal el tratamiento del Estado, que eso no se cura de un día para otro".
"Y además no ha habido ni siquiera un intento de curar el trauma psicológico. Es una sociedad en trauma de guerra y con una psicosis de posguerra profunda", considera. A la pregunta de si alguna vez necesitó tomar distancia de esa cruda realidad para escribir, responde con sencillez: "No, uno se acostumbra".
El ganador del Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias 2004 señala que tras el conflicto interno en El Salvador "ha habido un proceso de aprendizaje y de diálogo que en Guatemala no se ha dado. En Guatemala hubo una firma de la paz, pero fue un triunfo de la derecha realmente, la izquierda se diluyó, se volvió de derechas".
El escritor nacido en Ciudad de Guatemala en 1958 señala que el tema de la violencia en sus libros fue "un punto de partida". "Creo que mis primeros textos son mucho más violentos que los demás, pero es una violencia casi de pesadilla, no había factor político".
"Cuando comencé a escribir yo vivía en Guatemala. Uno leía en los periódicos que hubo una masacre aquí o allá, pero no se contaron las masacres más grandes, ni se explicaban", apunta Rey Rosa. "Había un silencio sobre la violencia. Se sentía, se sabía que había cosas que no funcionaban. Estoy hablando de finales de los 70, 81, que fueron los años más sangrientos" del conflicto.
"Luego la guerra baja de intensidad y se empiezan a saber todas esas cosas. Y eso afectó mi literatura, pues la manera de ver la violencia, que ya ves actores reales, no es gratuito. Hay unos agentes que empiezan a ser visibles y señalables", analiza el cuentista y novelista que residió en Nueva York y Tánger y luego regresó a vivir a su país.
Alfaguara reunió recientemente en el volumen "Imitación de Guatemala" cuatro novelas breves del autor guatemalteco escritas entre 1995 y 2006: "Que me maten si...", "El cojo bueno", "Piedras encantadas" y "Caballeriza".
Rey Rosa rememora su encuentro con Bowles en Tánger en 1980, quien lo marcó como "una escuela de vida". "Lo conocí el año que me fui de Guatemala pensando en no volver y en comenzar a escribir. Era el primer escritor vivo que yo conocía, fue un gran ejemplo de cómo se podía organizar la vida alrededor de la escritura".
Bowles, su mentor |
"Esa afinidad con Bowles facilitó que yo recibiera la influencia de cómo tratar esa violencia, cómo contenerla realmente, en vez de esfogarla, de sostenerla, porque es más efectivo como estrategia literaria". Y describe al autor y compositor fallecido en 1999 "como un amigo viejo, pero muy divertido. Era un viejo joven. Lo que más echo de menos es su sentido del humor".
Rey Rosa complementa el oficio de escribir con su labor de traductor, al igual que lo hiciera su mentor. "Casi siempre cuando no estoy escribiendo algo mío busco qué traducir. Muy pocos años he pasado sin traducir algo. Te mantiene en forma, te da herramientas expresivas, es un buen ejercicio".
Se trata de la primera vez que Rey Rosa asiste a la Feria del Libro de Buenos Aires, que se celebra hasta el lunes en el predio de la Rural. ¿Su impresión de la megacita editorial y cultural? Con una austeridad similar a la de su prosa, responde: "Enorme y muy concurrida".
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