
El ganador del Premio Herralde con su anterior novela "Los Living", vuelca su mirada en "Comí" hacia una trama en apariencia pequeña: un hombre debe someterse en tres días a una colonoscopía, por lo que deberá vaciar antes su aparato digestivo. El protagonista, que también se apellida Caparrós, pasa revista al lugar que ocupó la alimentación en su vida e incluso calcula que comió 59.000 veces.
"Efectivamente en ese personaje que se llama Caparrós hay algunos rasgos y datos que me recuerdan vagamente a mí. Éste lleva el equívoco un poco más lejos porque tiene un nombre parecido al mío y algunas actividades que se asemejan a las mías, pero sigue siendo un personaje de ficción", cuenta en comunicación telefónica desde tierras mexicanas, donde participó días atrás de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca.

A lo largo de los tres días de angustiosa cuenta regresiva de "Comí" (Anagrama), el protagonista analiza las relaciones con su pareja y su hija, así como el frío lugar que ocupa la medicina. "Es interesante cómo resignamos el control sobre nuestros cuerpos en manos de alguien que tiene un supuesto saber que lo autoriza", apunta el novelista y ensayista.
"Uno hace muchas más búsquedas cuando se quiere comprar un teléfono móvil" que cuando va a ponerse en manos de un doctor. "Te entregás a un señor que junta en un mismo personaje el verdugo y el salvador, es el mismo tipo que te dice 'usted está arruinado, pero yo lo voy a curar'. En general son personajes distintos los que te anuncian el desastre y los que te salvan, pero en el caso del médico, no”.

Para esta obra el cronista recorrió varios países africanos, asiáticos, América Latina y Estados Unidos. "Llevo ya dos o tres años trabajando como un perro, es uno de esos libros que me ha costado muchísimo trabajo, pero estoy contento con el hecho de estar haciéndolo y terminándolo".
Caparrós, con una vasta trayectoria periodística en gráfica, radio y televisión, dirigió hace tiempo la revista "Cuisine & Vins". “Siempre me interesó el tema de la comida. No quería convertirme en un crítico gastronómico, pero sí me interesaba hacerlo de vez en cuando".
Continúa escribiendo cada tanto sobre temas culinarios y el año pasado publicó "Entre dientes, crónicas comilonas" con la editorial mexicana Almadía. "Es algo que me entretiene hacer, y también me parece de algún modo un pequeño desafío cómo escribir un texto sobre gastronomía que sea interesante, legible".

Caparrós, quien se licenció en historia en París, residió en Madrid y Nueva York y regresó a su país con el advenimiento de la democracia en los 80, vive actualmente en Barcelona. "Tenía ganas de efectivamente tomar cierta distancia de la Argentina, que en este momento me parece un poco tóxica", explica el escritor, duro crítico del kirchnerismo gobernante.
"No tiene que ver con la posibilidad de escribir, sino con la posibilidad de por un lado vivir mejor y por otro lado pensar cosas que excedan el estrechísimo marco provinciano en que los argentinos nos estamos encerrando cada vez más". Y añade: "Una de las características más tóxicas de la Argentina es que no parece haber discusiones y proyectos a mediano plazo, todo es mañana, pasado, la semana que viene".
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