Puig, un vanguardista que enriqueció la ficción |
El escritor Manuel Puig, quien cumpliría mañana 80 años, descubrió en la cultura de masas y sobre todo en el cine un material inagotable para enriquecer la ficción, renovando el mapa de la literatura argentina.
El autor de “El beso de la mujer araña” (1932-1990) se atrevió a incluir elementos de la vida cotidiana que no solían tener presencia en los libros por carecer de prestigio literario, como letras de la música popular, recortes de diarios y hasta actas policiales.
"Por ciertas formas despreciadas, ciertos géneros populares, tengo un especial gusto. Creo que estos géneros menores pueden ser tratados con cierto rigor artístico y valorizados. El hecho de que sean populares a mí no me molesta, al contrario. Hay ciertos ingredientes, por ejemplo del folletín, el cuidado de la intriga, que me parecen válidos. He intentado siempre una forma de novela popular", revelaba un tímido Puig en una entrevista durante los setenta.
El descubrimiento del cine, esencial en la vida del novelista, guionista y dramaturgo, se produjo durante su infancia en General Villegas, provincia de Buenos Aires, donde nació Juan Manuel Puig Delledonne un 28 de diciembre de 1932.
Puig, del cine a las letras |
Cursó estudios secundarios como pupilo en un colegio del Gran Buenos Aires y en los 50 ingresó en la Universidad de Buenos Aires, donde pasó por las carreras de Arquitectura y Filosofía y Letras. Pero su sueño era otro: dedicarse al cine. Con esa meta partió a los 23 años, para estudiar en el Centro Sperimentale di Cinematografia de Roma.
Sin embargo, mientras intentaba escribir una introducción para el que sería su cuarto guión cinematográfico, en 1962 gestó casi sin darse cuenta su primera novela, "La traición de Rita Hayworth" (1968).
De fuerte contenido autobiográfico, narra la historia de un niño, Toto, que escapa de la realidad refugiándose en las películas. Tanto éste como su siguiente libro, “Boquitas pintadas” (1969), se ambientan en el pueblo imaginario de Coronel Vallejos, de fácil asociación con General Villegas.
"Manuel se dio cuenta de que le gustaba más el cine como espectador que como creador y de que lo que tenía que expresar lo podía expresar mucho mejor en la literatura", afirmó su biógrafa, la estadounidense Suzanne Jill Levine.
Primera edición de "Boquitas" |
"Boquitas pintadas" se presenta como un "folletín en 16 entregas" que gira en torno a los amoríos del donjuán de provincia Juan Carlos Etchepare. Llevada al cine por Leopoldo Torre Nilsson, convirtió a Puig en un autor de renombre en Argentina, donde no siempre gozó del reconocimiento de la crítica.
El peruano Mario Vargas Llosa, por su parte, catalogó la obra de Puig como representativa de una "literatura liviana". "De todos los escritores que conocí, el que parecía menos interesado en la literatura fue Manuel Puig. Nunca hablaba de autores o libros y, cuando la literatura se infiltraba en la conversación, se mostraba aburrido y cambiaba de tema", contaba hace varios años.
Tras la publicación de "The Buenos Aires Affair" (1973) recibió amenazas y partió para siempre de su país rumbo al exilio, donde desarrollaría el resto de su obra. La primera novela que publicó en el exterior fue "El beso de la mujer araña" (1976), que le dio prestigio internacional.
Puig se encargó de adaptarla a la pantalla grande para el film dirigido por Héctor Babenco, con elenco estelar integrado por Raúl Juliá, Sonia Braga y William Hurt, quien ganó un Oscar por su interpretación del homosexual Luis Molina. El libro sobre la convivencia del preso político Valentín Arregui y el homosexual Molina en una celda de prisión también tuvo versión musical y teatral.
La original obra de Puig, integrada por ocho novelas, se completa con "Pubis angelical" (1979, llevada al cine por Raúl de la Torre), "Maldición eterna a quien lea estas páginas" (1981), "Sangre de amor correspondido" (1982) y "Cae la noche tropical" (1988).
Puig suele hacer uso de recursos como la polifonía y también de un narrador casi borrado, con lo que los personajes parecieran responder a un impulso propio. "Puig fue más allá de la vanguardia; demostró que la renovación técnica y la experimentación no son contradictorias con las formas populares", destacó su colega Ricardo Piglia.
En los últimos años sus libros están siendo reeditados y se publicaron también dos volúmenes que reúnen sus cartas: "Querida familia: Tomo 1. Cartas europeas (1956-1962)" y "Querida familia: Tomo 2. Cartas americanas – New York – Río (1963-1983)”.
El hombre que soñaba en su infancia con convertirse en cineasta ya fue traducido a las más diversas lenguas, mientras su figura vuelve a concitar la atención de la crítica. Como si el destino le hubiera deparado a Puig el mismo "happy end" que a las heroínas de Hollywood que tanto admiró desde un cine perdido en la Pampa.
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