Buenos Aires (dpa) - "Palabra viva", la primera antología de escritores desaparecidos durante la última dictadura militar en Argentina, recupera con espíritu de exhaustividad las vidas y voces de más de un centenar de autores en biografías y textos.
"Creemos que hemos hecho un homenaje realmente importante a los desaparecidos, y a la vez una herramienta de lucha y de toma de conciencia política", apuntó Víctor Redondo, presidente de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina (SEA). Fruto de casi tres años de investigación, este testimonio de 260 páginas publicado por la SEA se presentará oficialmente en un acto en la 31 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.
"Cada vez que se nombraba a escritores desaparecidos se nombraba a los cuatro o cinco que, con justo motivo, y con gran talento por cierto, habían ya desarrollado una actividad literaria pública, respetada, que tenían lectores... como pueden ser Rodolfo Walsh, Haroldo Conti, Miguel Angel Bustos, Jorge Santoro", expresó Redondo a dpa.
Pero más allá de estos nombres y otros como los de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Urondo, asimismo hubo desaparecidos con una actividad literaria relativamente extensa y que no fueron conocidos. Y varios, en los comienzos, que vieron truncado el desarrollo de su talento literario. Redondo señaló que
las edades de los 103 escritores de la recopilación oscilan entre los 17 y los 63 años, "aunque el promedio debe estar por debajo de los 30".
"El escritor en aquellos años había entrado en la vorágine política que se vivía y estaba más cerca de la lucha política que ahora, al menos de la lucha política revolucionaria. La intelectualidad se veía naturalmente arrastrada a acompañar ese movimiento revolucionario; hoy en día el intelectual está mucho más individualista, mucho más temeroso, más escondido", opinó Redondo.
Cuando se formó la SEA en 2001 uno de los primeros objetivos, "una cuestión de honor", fue saber a ciencia cierta cuántos y quiénes eran los escritores desaparecidos. Pero habían transcurrido ya muchos años desde que la dictadura más cruenta de la historia argentina (1976-1983) instaurara una política de secuestros, torturas y asesinatos. Según estimaciones de organismos de derechos humanos, dejó unos 30.000 desaparecidos.
"Justamente formamos esta nueva organización de escritores porque la que existía no existe en realidad, que es la llamada Sociedad Argentina de Escritores (SADE). Es una organización que sólo se ocupa de su vida interna, de rendirse homenajes y de tonterías, pero que de las verdaderas necesidades de los escritores nunca se ocupó", afirmó Redondo.
"Nos enteramos de que varios de los miembros de comisiones directivas del período de la dictadura habían recibido pensiones graciables de por vida de parte de los militares", señaló el poeta y editor. "Quiere decir que de parte de la SADE hubo una complicidad, al menos en el terreno del silencio, muy grande con respecto a la dictadura".
"Palabra viva" logró reunir textos de 71 autores (en algunos casos resultado de una selección, en otros el único que se obtuvo), y de 32 publica solamente la biografía con las circunstancias de su desaparición. Ya con el libro en imprenta, se supo de otros tres escritores desaparecidos, con lo que la cifra subió a 106, y se hallaron textos de dos autores. "Eso quedará para la segunda edición", anticipó Redondo.
El presidente de la SEA definió al libro como una recopilación: "No elegimos a quiénes poner, aquí pusimos a todos lo que pudimos encontrar. No buscamos a los mejores, buscamos a todos, porque como asesinados todos tienen el mismo valor. Porque además no los asesinaron por ser escritores, obviamente, sino por ser militantes sociales, políticos".
En "Palabra viva" se despliegan mayormente poemas, pero también cuentos, fragmentos de ensayos, entrevistas y artículos periodísticos. Redondo explicó la predominancia de la poesía indicando que "a la mayoría los mataron muy jóvenes, y lo primero que escribe el joven es poesía".
En el caso de Walsh, se incluye una carta en la que cuenta cómo asesinaron a su hija Victoria, y en el del cineasta Raymundo Gleyzer, una entrevista. En las páginas dedicadas a Conti se leerá una carta en la que anticipa en enero de 1976 el golpe militar de marzo y las desapariciones de personas.
Redondo sostiene que la riqueza del libro radica en la mezcla de textos con las biografías, "realmente desgarradoras". "Ese juego entre la realidad brutal a que se vieron sometidos y la belleza, en muchos casos el candor de inocencia, ese choque, transforma este libro no sólo en una muestra literaria que no pudo desarrollarse, sino en una radiografía absolutamente fiel y concreta de lo que fue la crueldad con que fue destrozada esa gente".
La edición de 5.000 ejemplares fue facilitada por un acuerdo con la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares, que compró 2.000 ejemplares para todas las bibliotecas populares del país. La tapa de "Palabra viva" cuenta con una obra de Franco Venturi, el primer artista plástico desaparecido y que perteneció al grupo Espartaco, un movimiento de arte político argentino.
Los escritores desaparecidos "nos dejaron una palabra de gente que vivía la vida intensamente y que junto a su lucha revolucionaria tenían vivos y a flor de piel un montón de sentimientos que los hacían muchísimo más humanos que el común de los mortales. Porque casi en todos los textos hay amor, solidaridad, está presente el otro", destacó Redondo.
El presidente de la SEA se mostró esperanzado de que "Palabra viva" tenga gran difusión por América Latina, y que la iniciativa se extienda a otros países. "Lo que buscamos es que el libro sea una herramienta de lucha para que estas cosas no se vuelvan a repetir jamás", aseveró.
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