Hace 40 años, Rodolfo Walsh era herido mortalmente por un comando militar, que le tendió una emboscada en una avenida de Buenos Aires. El argentino acaba de terminar de escribir su Carta Abierta a la Junta Militar, a la que el colombiano Gabriel García Márquez definió como "obra maestra del periodismo".
El cuerpo acribillado a balazos de Walsh fue trasladado al centro clandestino de detención en la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA) y luego nunca apareció. El escritor, intelectual y militante integra la numerosa lista de desaparecidos de la última dictadura (1976-1983).
Su obra más emblemática, "Operación Masacre" (1957), se gestó a partir de una frase que Walsh escuchó en un bar: "Hay un fusilado que vive". Y es señalada como iniciadora del género de "nonfiction novel" o novela testimonio, ya que precedió por poco menos de una década a "A sangre fría" de Truman Capote.
Esta crónica novelada significó un hito para el periodismo y también en la propia vida de Walsh. "Haciéndola, comprendí que, además de mis perplejidades íntimas, existía un amenazante mundo exterior", escribiría Walsh.
El libro -que inicialmente se arrugaba en los bolsillos de su autor porque no encontraba quien lo publique- se convirtió en una sobresaliente pieza de investigación sobre los fusilamientos clandestinos de un grupo de civiles en el basural de José León Suráez, un suburbio de Buenos Aires, durante el régimen militar en 1956.
Veinte años después, con motivo del primer aniversario de la dictadura instaurada el 24 de marzo de 1976, Walsh denunció en su carta las atrocidades contra los derechos humanos y la miseria planificada por la política económica de los militares. Redactó su último y osado texto "sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido", pero fiel al compromiso asumido mucho tiempo antes "de dar testimonio en momentos difíciles".
Al momento de ser acribillado el 25 de marzo de 1977, Walsh, de 50 años, participaba de la Agencia de Noticias Clandestina (ANCLA), que había creado unos meses antes para romper el cerco informativo. El precursor del nuevo periodismo, con una larga militancia, se incorporó en 1973 a la organización armada peronista Montoneros, aunque luego tuviera diferencias con su conducción.
Nacido el 9 de enero de 1927 en Lamarque, en la sureña provincia de Río Negro, Walsh vivió durante años en el vaivén entre periodismo y literatura. "Creo que se alimentan y realimentan mutuamente: para mí son vasos comunicantes", expresaba el autor de las obras de teatro "La granada" y "La batalla" (1965) y los libros de cuentos "Los oficios terrestres" (1965) y "Un kilo de oro" (1967).
El hombre flaco y de anteojos trabajó como traductor y corrector editorial, pero también confesaba haber tenido muchos otros oficios: "El más espectacular: limpiador de ventanas; el más humillante: lavacopas; el más burgués: comerciante de antigüedades; el más secreto: criptógrafo en Cuba".
En 1959 Walsh se instaló por un tiempo en la isla y fundó Prensa Latina junto con sus compatriotas Jorge Masetti y Rogelio García Lupo y el colombiano Gabriel García Márquez. "Asistí al nacimiento de un orden nuevo, contradictorio, a veces épico, a veces fastidioso", escribió. Allí utilizó sus conocimientos de criptógrafo aficionado para desentrañar un cable comercial, lo que le permitió anticipar el desembarco estadounidense en Bahía de Cochinos, un aporte providencial para el Gobierno revolucionario.
Colaboró en las revistas "Vea y Lea", "Leoplan", "Panorama" y "Mayoría", en el "Semanario Villero" y el diario montonero "Noticias", entre otros, y dirigió el semanario sindical "CGT". Walsh se fue enraizando cada vez más con la militancia política y la historia de su país. La línea abierta por "Operación Masacre" se prolongó principalmente en dos libros: "¿Quién mató a Rosendo?" (1968) y "El caso Satanowsky" (1973).
Había llegado a Buenos Aires en 1941 para cursar sus estudios secundarios y luego inició la carrera de Filosofía y Letras, que más tarde abandonó. Su volumen de relatos "Variaciones en Rojo" le valió el Premio Municipal de Literatura de Buenos Aires en 1953.
Su obra literaria recorre especialmente el género policial y es autor de varios cuentos memorables de la literatura argentina, como por ejemplo "Esa mujer" ("Los oficios terrestres"), donde el protagonista se empeña por saber el paradero del cadáver de Eva Perón, aunque nunca se la nombre.
Walsh tuvo dos hijas: Patricia y María Victoria, que también integró Montoneros y perdió la vida en un enfrentamiento con el Ejército en 1976. "Su lúcida muerte es una síntesis de su corta, hermosa vida. No vivió para ella: vivió para otros, y esos otros son millones", escribió meses después su padre.
En octubre de 2011 una docena de represores de la ESMA, entre ellos el ex marino Alfredo Astiz y Jorge "el Tigre" Acosta, fueron condenados a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad durante la dictadura, en un histórico fallo que incluyó también el caso por la privación ilegal de la libertad, el robo de bienes y el homicidio de Walsh.
Poco antes del operativo que buscaba secuestrarlo con vida y al que Walsh intentó resistirse con una pequeña pistola, el escritor había terminado el cuento inédito "Juan se iba por el río". Este fue apenas uno de los materiales saqueados de su casa en San Vicente, en la provincia de Buenos Aires, como parte de un amplio botín que sigue sin ser recuperado.
Mientras 2017 marca los 90 años de su nacimiento y los 60 de la publicación de "Operación Masacre", a cuatro décadas de su desaparición Walsh logró que sus lúcidas investigaciones y denuncias mantengan su vigencia. En palabras del uruguayo Eduardo Galeano, fue un "historiador de su propio tiempo, protagonista y testigo, que escribió, como dijo y quiso, para dar testimonio".
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