Blog que reúne las entrevistas que realicé para el servicio español de la Agencia Alemana de Prensa (dpa) en los últimos 20 años.
Desde Carlos Monsiváis a Jorge Edwards, pasando por Ricardo Piglia, Siri Hustvedt, Sergio Ramírez, Elena Poniatowska, Margo Glantz, Almudena Grandes, Luisa Valenzuela, Alan Pauls, Claudia Piñeiro, Juan Villoro y Fernando Vallejo, así como el traductor del "boom" Gregory Rabassa y el poderoso agente literario Andrew Wylie.

También compila otras notas sobre vida y obra de diferentes escritores y sobre las últimas ediciones de actividades culturales como los Congresos Internacionales de la Lengua Española, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

lunes, 26 de diciembre de 2011

CHILE Y ARGENTINA BRILLAN EN AÑO LITERARIO ENTRE POLÉMICAS Y SECRETOS

Los países más al sur del continente americano se destacaron en el mapa literario de 2011 con reconocimientos a sus escritores, en un año que también reflejó las tensiones entre literatura y política y que develó varios secretos de las letras latinoamericanas.

   La poesía de Chile protagonizó un trío de aniversarios, premios y fallecimientos. Cuarenta años después de que se le concediera el Nobel de Literatura a Pablo Neruda, el eterno candidato Nicanor Parra fue distinguido finalmente a los 97 años con el Premio Cervantes.

   El máximo poeta vivo de la nación andina se convirtió así en el tercer chileno en obtener el más alto galardón de las letras hispanas. El anterior premiado, Gonzalo Rojas (2003), quien falleció en abril, dijo en su momento que ese Cervantes debería haber sido para Parra. Y Antonio Skármeta sumó otra distinción con el IV Premio Iberoamericano Planeta-Casa de América de Narrativa con "Los días del arcoíris", ambientada en los días finales de la dictadura.

   Además, 2011 se desplegó entre pérdidas y distinciones para la literatura argentina, que disfrutó a Buenos Aires como Capital Mundial del Libro y conmemoró los 25 años de la muerte del genial Jorge Luis Borges. Ernesto Sabato, último representante de una generación notable de autores argentinos, falleció poco antes de cumplir los 100 años, y también partieron la autora e ícono de la literatura infantil María Elena Walsh y el escritor David Viñas.

   Y Ricardo Piglia fue multipremiado por su última novela, confirmándose como uno de los grandes escritores en lengua española. “Blanco nocturno” se llevó el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, el Premio Hammett de novela negra y el Premio de la Crítica en España.

Martín Caparrós, por su parte, se hizo acreedor del Premio Herralde de Novela por "Los Living", a la que definió como una "farsa trágica" en la que vuelve a adentrarse en la historia argentina reciente. También dio testimonio de acontecimientos de los últimos años en su patria el colombiano Juan Gabriel Vásquez con "El ruido de las cosas al caer", que le valió el Premio Alfaguara 2011.

   En tanto, el colombiano Fernando Vallejo recibió el Premio FIL de Literatura, al ser considerado una de las voces "más personales, controvertidas y exuberantes de la literatura actual en español". Y volvió a confirmarlo con un corrosivo discurso en su país de residencia, México, durante la inauguración de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

   Su compatriota Gabriel García Márquez festejó el medio siglo de su llegada a México y salió airoso de una demanda de corte macondiano en Barranquilla: Un hombre cuya historia inspiró "Crónica de una muerte anunciada" le reclamó judicialmente un porcentaje de las ventas del libro.

   Mientras, Carlos Fuentes recibió el Premio Formentor y regresó este año al ensayo con "La gran novela latinoamericana". Y el otro gran exponente vivo del "boom", el peruano Mario Vargas Llosa, se manifestó feliz de que terminara su "cuento de hadas" con la obtención del Nobel en 2010, con los focos en el sueco Tomas Tranströmer, el elegido de la Academia Sueca en 2011.

   Sin embargo, Vargas Llosa se convirtió en fuerte protagonista de la campaña electoral en su país. En segunda vuelta apoyó a Ollanta Humala y suspendió sus colaboraciones con el diario “El Comercio”, al que acusó de favorecer a a Keiko Fujimori. Poco antes ocupó titulares la polémica en torno a su participación en la 37 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, cuestionada por sectores del oficialismo, a los que el autor peruano criticó con dureza.

   Y en un nuevo cruce de literatura y política, el mexicano Jorge Volpi se plantó frente a la Cancillería de su país y denunció que la cancelación de su nombramiento como agregado cultural en Italia fue "en represalia" por sus opiniones y no a causa de los recortes citados por las autoridades. 

Además, la FIL de Guadalajara festejó su cuarto de siglo y honró a dos autores afincados en México fallecidos en 2011: el cubano Eliseo Alberto y el español Tomás Segovia.


   El año que termina también despidió al gran escritor español Jorge Semprún, cuya vida y obra estuvieron marcadas por el horror de los campos de concentración nazis y la lucha contra el totalitarismo, mientras España recordó los 75 años del fusilamiento de su más célebre poeta, Federico García Lorca.

   El galardón mejor dotado de la escena editorial hispana, el Planeta de Novela, quedó en manos del español Javier Moro con "El imperio eres tú" sobre la vida de Pedro I de Brasil. Su compatriota Almudena Grandes se adjudicó premios por partida doble con "Inés y la alegría" (primero de la serie "Episodios de una guerra interminable"): el Sor Juana Inés de la Cruz y el Premio Iberoamericano de novela Elena Poniatowska.

   En otro hecho destacado, la mítica agente literaria Carmen Balcells vendió su archivo al Estado español, unas 2.000 cajas de documentos inéditos, con originales, pruebas corregidas y cartas de los principales literatos iberoamericanos. Entre algunos de los materiales que se difundieron, el chileno José Donoso confiesa estar "muy pobre, más que nunca", y Sabato manifiesta su disgusto por "salir en una editorial de segundo orden" en el mercado anglosajón.

Y si de revelar secretos se trata, la FIL de Guadalajara presentó a autores poco conocidos fuera de sus países en el ciclo "Los 25 secretos mejor guardados de América Latina", como Fabián Casas (Argentina), Andrés Burgos (Colombia), Francisco Díaz Klaassen (Chile) y Emiliano Monge (México). Así buscó derribar fronteras en la literatura latinoamericana y trazar una ruta de las letras a lo largo y ancho del continente.

martes, 20 de diciembre de 2011

ORHAN PAMUK MANIFIESTA SU NOSTALGIA POR LA BUENOS AIRES DE BORGES

Pamuk, tras los pasos de Borges en Buenos Aires.
El Premio Nobel turco Orhan Pamuk caminó por Buenos Aires en busca de la ciudad que Jorge Luis Borges supo transitar y reflejar en su obra, según contó anoche en un diálogo en el Museo Malba de la capital argentina.

Devoto del culto al autor de "El Aleph", se reunió el fin de semana con su viuda María Kodama y contempló manuscritos y fotos en la Fundación Internacional Jorge Luis Borges. Pamuk confesó a sus lectores argentinos que ansiaba enormemente recorrer la Buenos Aires de Borges, y que en ese punto su visita terminó siendo "nostálgica y decepcionante". "Todos me decían ¿qué? Pero eso fue hace 50 años atrás", reconoció risueño.


"Tenía un conjunto de imágenes en mi mente, emociones que tenía listas para explorar", señaló el primer turco en recibir el Nobel de Literatura en 2006. Pero se halló con una metrópoli de apariencia más bien europea, que le gustó, y en la que pudo observar igualmente aspectos más locales y también la presencia de la pobreza.


Pamuk (Estambul, 1952), que inicialmente soñó con ser pintor pero finalmente se volcó a las letras, manifestó: "Cuando comencé a escribir, empezaba el boom de la literatura latinoamericana".


"Recuerdo la semana en la que se publicó 'Cien años de soledad' en turco. El primer Borges lo leí en turco”, indicó el autor que se dirigió al público en inglés.



Pamuk en el MALBA
"Cuando llegué a Estados Unidos en 1985 con mi ex mujer como un autor turco de 32 años, todas las librerías estaban llenas de la literatura latinoamericana", evocó Pamuk, quien terminará hoy su gira sudamericana en Buenos Aires, luego de visitar previamente Brasil, Chile y Uruguay.

Pamuk, considerado el más importante de los escritores turcos contemporáneos, se presentó anoche en la tercera visita de un Nobel a Buenos Aires en 2011, después de las efectuadas por el peruano Mario Vargas Llosa y el sudafricano John Maxwell Coetzee.


El novelista reconoció como sus cuatro grandes maestros a León Tolstoi, Fedor Dostoievsky, Marcel Proust y Thomas Mann. También citó a Italo Calvino, Borges y Vladimir Nabokov, así como a William Faulkner y Gabriel García Márquez.


Durante el diálogo con Matilde Sánchez, la periodista y escritora invitó a Pamuk a hablar sobre varias de sus novelas como "La vida nueva ("un libro oscuro", "si no quieren demasiada tortura, no lo compren", advirtió con ironía).


"Uno escribe, la novela toma su propio ritmo lúdico", manifestó sobre "El castillo blanco", alabada en su momento por John Updike. A "Nieve", en tanto, la definió como su "primera y última novela política", cuyas 200 primeras páginas reflejan lo que él mismo vivió en la ciudad de Kars.


El laureado escritor, cuya obra se encuentra traducida a más de 40 idiomas, considera que los paisajes le dan sentido a una ciudad. Y destacó que a la hora de escribir “Estambul. Ciudad y recuerdos” se preguntó cuál era “el sentimiento dominante en el paisaje estambulí”.



La melancolía en el paisaje estambulí.
La respuesta fue “la melancolía”. La misma que aparece impregnada en toda su infancia, y a la que consideró un “tanto diferente” de la melancolía occidental, una “suerte de ética” vinculada a lo que los japoneses llaman “la nobleza del fracaso”.

Pamuk llegó a Buenos Aires con su último libro bajo el brazo, “El novelista ingenuo y el sentimental” (Mondadori), que reúne seis conferencias que escribió para el seminario Charles Eliot Norton en la Universidad de Harvard. Allí sostiene que ser novelista siempre le ha parecido “un oficio muy gozoso”, que conjuga “el arte de ser ingenuo y reflexivo al mismo tiempo”.


Asimismo considera a "Anna Karenina” una de las novelas más perfectas jamás concebidas. “La estudié tanto, la conozco muy bien y la enseño, y cada vez que la leo es casi como una experiencia de vida”. “Yo también veo la literatura como algo sencillo”, añadió.


Pamuk sacó fotos con su propia cámara al colmado auditorio y luego respondió algunas preguntas del público. “¿Cuál es la crítica literaria que prefiere?”, fue la primera. “¡Es tan buena pregunta! La que diga que mis libros son muy buenos”, respondió jocoso.



Pamuk y el Museo de la Inocencia
El Nobel cuya obra muestra las tensiones que recorren su país entre Oriente y Occidente también rechazó que exista una fórmula para armonizar modernidad con tradición. “Borges lo hizo, escribió sobre el ‘Martín Fierro’ pero también sobre literatura universal”, destacó.

Respecto de la apertura de un museo homónimo que exhiba los objetos evocados en la novela “El museo de la inocencia” y que acercaría la ficción a la realidad en Estambul, Pamuk se mostró más bien evasivo. "Como todavía no lo abrí, ni lo terminé, no quiero hablar demasiado del tema".


"Los textos son como una especie de mapa que te orientan en tu camino", reflexionó antes de dedicarse con paciencia a la firma de libros en manos de una extensa fila de lectores.



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