Buenos Aires, 28 dic (dpa) - 2005 cedió su protagonismo cultural al cuarto centenario de la primera parte de "Don Quijote de la Mancha", a la vez que fue testigo de fuertes polémicas en torno a varios premios literarios y la pérdida de grandes escritores como Guillermo Cabrera Infante y Augusto Roa Bastos.
La conmemoración del 400 aniversario de la aparición de la obra cumbre de Miguel de Cervantes no solamente se extendió por España y Latinoamérica, sino también por otras latitudes, desplegando una verdadera avalancha de actos, exposiciones, debates, maratones de lectura y piezas musicales y teatrales.
Tras su presentación en el Congreso de la Lengua de Rosario, en noviembre de 2004, la edición popular del Quijote de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española se ubicó tanto en España como en América en las listas de libros más vendidos. "El furor con diferentes matices se repitió en toda Hispanoamérica desde su lanzamiento global", señaló la editorial Alfaguara.
Además, comenzó la publicación de una Gran Enciclopedia Cervantina en la que trabajaron 120 expertos y vieron la luz múltiples nuevos estudios en torno a la obra más universal de la literatura española. En el año de Alonso Quijano también se anunciaron traducciones de la que se considera la primera novela moderna a lenguas indígenas como el náhuatl, maya, zapoteco, purépecha y quechua.
Y la euforia "quijotesca" indujo incluso al gobierno de Venezuela a repartir gratuitamente un millón de ejemplares en un operativo bautizado "Dulcinea" y a un grupo de policías mexicanos a traducir la obra a clave policial, como parte de una iniciativa para acercarlos a la cultura.
También ha sido un año pródigo en polémicas en torno a los galardones literarios. La española María de la Pau Janer ganó el Planeta con su novela "Pasiones romanas" y el peruano Jaime Bayly fue finalista con "Y de repente, un ángel". Pero el escritor catalán Juan Marsé, miembro del jurado, cuestionó públicamente las obras ganadoras. "Muestran buenas intenciones, pero no están acabadas", manifestó.
En tanto, la Justicia argentina condenó al escritor Ricardo Piglia y a la editorial Planeta a indemnizar a otro novelista, quien denunció la manipulación del Premio Planeta Argentina en 1997. Según el fallo, existió "predisposición o predeterminación del premio en favor de la obra de Ricardo Piglia", "Plata quemada".
El Premio Tusquets Editores de Novela, por su parte, fue declarado desierto, luego de que ninguno de los 785 manuscritos lograra convencer al jurado de recompensar una "creación literaria con méritos excepcionales".
Mientras, el ganador del Premio Juan Rulfo, el mexicano de origen español Tomás Segovia, desató un pleito con la familia del escritor, al decir que "no se sabe cómo pudo escribir Juan Rulfo una obra tan notable, ya que no era un hombre preparado". Los herederos del autor consideraron ofensivas esas declaraciones y pidieron que se quitara su nombre al Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe.
Justamente este año México homenajeó a Rulfo por los 50 años de la edición de la novela "Pedro Páramo", una de las máximas expresiones de la literatura latinoamericana, admirada por escritores como Jorge Luis Borges y Gabriel García Márquez. En coincidencia con el aniversario, se editaron investigaciones y biografías sobre el mítico autor que publicó tan sólo dos obras.
Por su parte, el premio literario más importante de las letras hispanas, el Cervantes, recayó este año -sin controversias mediante- en el mexicano Sergio Pitol, autor de "No hay tal lugar", "El arte de la fuga" y "El viaje", entre muchas otras obras.
Una novela ambientada en el franquismo, "El vano ayer", del español Isaac Rosa, obtuvo el premio Rómulo Gallegos, mientras que otra que recaló en la Génova del siglo XIII, "El turno del escriba", de dos argentinas conocidas por su trayectoria en la literatura infantil, Graciela Montes y Ema Wolf, se adueñó del Premio Alfaguara.
Más allá de las encendidas polémicas, también fue un año de pérdidas, con la partida de dos Premios Cervantes inscriptos en el fenómeno conocido como el "boom" de la literatura latinoamericana: el cubano Cabrera Infante y el paraguayo Roa Bastos.
A fines de febrero, Cabrera Infante ("Tres tristes tigres", "La Habana para un infante difunto") falleció a los 75 años en Londres, donde vivió durante cuatro décadas. Apasionado por la literatura y el cine, se había exiliado de Cuba luego de distanciarse de Fidel Castro.
Roa Bastos ("Yo, el Supremo", "Hijo de Hombre"), máximo exponente de la literatura paraguaya, murió a fines de abril a los 87 años en Asunción. La realidad de su país -del que debió partir durante la larga dictadura de Alfredo Stroessner- tuvo un enorme peso en su obra literaria, con un espacio privilegiado para la crítica del poder y del autoritarismo.
También falleció en junio lejos de su tierra natal el autor argentino Juan José Saer, radicado en Francia, mientras trabajaba en su novela "La grande". Asimismo España perdió este mes al filósofo y escritor Julián Marías, gran continuador del pensamiento de José Ortega y Gasset.
En tanto, para el próximo año ya despunta la publicación de "El pintor de batallas", nueva novela del español Arturo Pérez-Reverte, cuando llegará a la pantalla grande el film "Las aventuras del capitán Alatriste", protagonizado por Viggo Mortensen. También el peruano Mario Vargas Llosa anunció su novela "Travesuras de la niña mala" para el primer semestre de 2006.
Y como muestra de que 2005 tampoco estuvo exento de curiosidades, Aracataca, pueblo natal de García Márquez, propuso recientemente cambiar su nombre a Aracataca-Macondo, en alusión al poblado de "Cien años de soledad". Así, la tierra del realismo mágico podría escapar de las páginas de la novela rumbo a la conquista de los mapas.
Blog que reúne las entrevistas que realicé para el servicio español de la Agencia Alemana de Prensa (dpa) en los últimos 20 años.
Desde Carlos Monsiváis a Jorge Edwards, pasando por Ricardo Piglia, Siri Hustvedt, Sergio Ramírez, Elena Poniatowska, Margo Glantz, Almudena Grandes, Luisa Valenzuela, Alan Pauls, Claudia Piñeiro, Juan Villoro y Fernando Vallejo, así como el traductor del "boom" Gregory Rabassa y el poderoso agente literario Andrew Wylie.
También compila otras notas sobre vida y obra de diferentes escritores y sobre las últimas ediciones de actividades culturales como los Congresos Internacionales de la Lengua Española, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
También compila otras notas sobre vida y obra de diferentes escritores y sobre las últimas ediciones de actividades culturales como los Congresos Internacionales de la Lengua Española, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
miércoles, 28 de diciembre de 2005
sábado, 19 de noviembre de 2005
SARAMAGO:"SOBRE PÁGINA DE LIBRO SE PUEDE LLORAR, SOBRE DISCO DURO NO"
Rosario, 19 nov (dpa) - "Sobre la página de un libro se puede llorar, pero sobre el disco duro de la computadora no se puede", definió hoy el escritor portugués y Premio Nobel de Literatura José Saramago la diferencia entre leer un libro real y hacerlo en la pantalla de una computadora.
Saramago participó en una escuela rosarina de la entrega de los Premios del Certamen Nacional de Escritura 2004, en el marco del III Congreso Internacional de la Lengua Española, ocasión en la que recibió numerosas muestras de afecto de los asistentes.
El Premio Nobel de Literatura llamó a no olvidar que, "se haga lo que se haga, computadoras, Internet, no hay nada en el mundo que haya podido sustituir al libro".
"Yo no he tenido libros, libros míos, hasta los 18 o 19 años. También es cierto que en ese tiempo no teníamos nada más que libros, los que podían llegar a ellos. Afortunadamente no teníamos nada, porque aquel que no tiene nada se lo inventa para tener algo", dijo.
"Toda mi cultura literaria yo la he recibido en la biblioteca pública, porque yo en casa no tenía libros", subrayó el autor que mañana participará durante la última jornada del congreso en un homenaje a Ernesto Sábato.
Asimismo señaló que si tuviera que elegir un libro para llevar a una isla desierta, sería El Quijote. "Por llamarlo así, es el Papa de los libros".
Por otra parte, Saramago, una de las principales figuras en Rosario en el marco del Congreso de la Lengua, confesó que había dudado en decirlo, pero que finalmente había decidido hacerlo, y recordó "que en Argentina no se habla una sola lengua, que se hablan otras".
"Y que el respeto y el trabajo y la entrega y la dedicación que la lengua española merece como lengua de comunicación nacional tiene que compaginarse con el respeto que merecen otros idiomas de comunidades que vienen del principio de los tiempos, comunidades que ya estaban aquí antes de que llegara la lengua castellana a América".
Saramago también tuvo palabras para los niños premiados que llegaron desde lejos de regiones pobres, recordando sus propios orígenes de pobreza. "Yo he nacido como vosotros en familias que no tenían nada, que eran pobres, paupérrimas. Mi gente no sabía leer ni escribir. Mi padre sabía un poquito, pero mi madre no".
"Ellos vivían con pocas palabras pero tenían una cultura como vosotros seguramente la téneis en vuestros pueblos. Y eso puede ser poco y puede ser riquísimo en la medida que las pocas palabras que uno tenga las sienta como algo profundamente suyo."
El autor de "La caverna" manifestó haberse sentido tocado por la palabra "libertad" del himno argentino. "Y me pregunto si en el tiempo de la dictadura argentina el himno nacional se seguía cantando, y se seguía cantando. Y eso nos dice que hay que tener mucho cuidado con las palabras".
"En ese tiempo la palabra libertad se usaba en dos sentidos. Ellos, y no necesito decir de qué estoy hablando, la usaban en el sentido libertad para matar, libertad para torturar, libertad para todo lo horrendo y horroroso que ocurrió aquí", señaló.
"Los que contra ellos lucharon usaron la palabra libertad para resistir, libertad para luchar, libertad para salvar la dignidad del pueblo argentino", afirmó.
"Las palabras no son inocentes ni impunes, hay que tener muchísimo cuidado con las palabras. Porque si no las respetamos, empezamos por no respetarnos a nosotros mismos, porque libertad tiene un único sentido y si se usa de una forma perversa o pervertida, entonces son los ciudadanos los que tienen que dar el contenido real a la palabra", aseveró el escritor.
También estuvieron presentes en el acto en la Escuela Normal 2 de Rosario el escritor argentino Mempo Giardinelli, el alcalde de la ciudad, Miguel Lifschitz, y la subsecretaria de Cultura y presidenta de la Comisión Ejecutiva del Congreso de la Lengua, Magdalena Faillace, entre otras autoridades.
Por su parte, los pequeños escritores premiados esta mañana regresarán a sus hogares con la alegría inesperada de haber saludado o haberse sacado una foto con el Premio Nobel de Literatura, que se mostró más que cómodo en el entorno escolar.
Saramago participó en una escuela rosarina de la entrega de los Premios del Certamen Nacional de Escritura 2004, en el marco del III Congreso Internacional de la Lengua Española, ocasión en la que recibió numerosas muestras de afecto de los asistentes.
El Premio Nobel de Literatura llamó a no olvidar que, "se haga lo que se haga, computadoras, Internet, no hay nada en el mundo que haya podido sustituir al libro".
"Yo no he tenido libros, libros míos, hasta los 18 o 19 años. También es cierto que en ese tiempo no teníamos nada más que libros, los que podían llegar a ellos. Afortunadamente no teníamos nada, porque aquel que no tiene nada se lo inventa para tener algo", dijo.
"Toda mi cultura literaria yo la he recibido en la biblioteca pública, porque yo en casa no tenía libros", subrayó el autor que mañana participará durante la última jornada del congreso en un homenaje a Ernesto Sábato.
Asimismo señaló que si tuviera que elegir un libro para llevar a una isla desierta, sería El Quijote. "Por llamarlo así, es el Papa de los libros".
Por otra parte, Saramago, una de las principales figuras en Rosario en el marco del Congreso de la Lengua, confesó que había dudado en decirlo, pero que finalmente había decidido hacerlo, y recordó "que en Argentina no se habla una sola lengua, que se hablan otras".
"Y que el respeto y el trabajo y la entrega y la dedicación que la lengua española merece como lengua de comunicación nacional tiene que compaginarse con el respeto que merecen otros idiomas de comunidades que vienen del principio de los tiempos, comunidades que ya estaban aquí antes de que llegara la lengua castellana a América".
Saramago también tuvo palabras para los niños premiados que llegaron desde lejos de regiones pobres, recordando sus propios orígenes de pobreza. "Yo he nacido como vosotros en familias que no tenían nada, que eran pobres, paupérrimas. Mi gente no sabía leer ni escribir. Mi padre sabía un poquito, pero mi madre no".
"Ellos vivían con pocas palabras pero tenían una cultura como vosotros seguramente la téneis en vuestros pueblos. Y eso puede ser poco y puede ser riquísimo en la medida que las pocas palabras que uno tenga las sienta como algo profundamente suyo."
El autor de "La caverna" manifestó haberse sentido tocado por la palabra "libertad" del himno argentino. "Y me pregunto si en el tiempo de la dictadura argentina el himno nacional se seguía cantando, y se seguía cantando. Y eso nos dice que hay que tener mucho cuidado con las palabras".
"En ese tiempo la palabra libertad se usaba en dos sentidos. Ellos, y no necesito decir de qué estoy hablando, la usaban en el sentido libertad para matar, libertad para torturar, libertad para todo lo horrendo y horroroso que ocurrió aquí", señaló.
"Los que contra ellos lucharon usaron la palabra libertad para resistir, libertad para luchar, libertad para salvar la dignidad del pueblo argentino", afirmó.
"Las palabras no son inocentes ni impunes, hay que tener muchísimo cuidado con las palabras. Porque si no las respetamos, empezamos por no respetarnos a nosotros mismos, porque libertad tiene un único sentido y si se usa de una forma perversa o pervertida, entonces son los ciudadanos los que tienen que dar el contenido real a la palabra", aseveró el escritor.
También estuvieron presentes en el acto en la Escuela Normal 2 de Rosario el escritor argentino Mempo Giardinelli, el alcalde de la ciudad, Miguel Lifschitz, y la subsecretaria de Cultura y presidenta de la Comisión Ejecutiva del Congreso de la Lengua, Magdalena Faillace, entre otras autoridades.
Por su parte, los pequeños escritores premiados esta mañana regresarán a sus hogares con la alegría inesperada de haber saludado o haberse sacado una foto con el Premio Nobel de Literatura, que se mostró más que cómodo en el entorno escolar.
miércoles, 20 de julio de 2005
DE LA PLUMA DE PUIG, LOS SUEÑOS DEL CINE SE PROYECTARON EN EL PAPEL
Buenos Aires, 20 jul (dpa) - "El paisaje de la Pampa, que en realidad es la ausencia de todo paisaje, resulta una pantalla en blanco donde cada uno proyecta las fantasías que quiere", confesó alguna vez el escritor Manuel Puig, oriundo de un pueblo de la vasta llanura argentina.
Fallecido el 22 de julio de 1990 en Cuernavaca, México, Puig descubrió en la cultura de masas, y sobre todo en el cine, un material inagotable para renovar la ficción. A la vez, el cine también se dejó seducir por sus novelas, y "El beso de la mujer araña" (1976) lo consagró en el ámbito internacional con su exitosa adaptación a la pantalla grande.
Ese descubrimiento esencial en su vida y su literatura, el del cine, se produjo durante su infancia en General Villegas, provincia de Buenos Aires, donde nació en 1932. Un apasionado de las películas hollywoodenses, conoció por dentro ese mundo que forjó su lenguaje y su imaginación.
En su juventud anheló ser cineasta, pero finalmente se volcó a las letras. "Manuel se dio cuenta de que le gustaba el cine como espectador más que creador y de que lo que tenía que expresar lo podía expresar mucho mejor en la literatura, sobre todo en esa época de su vida", afirmó a dpa su biógrafa, la estadounidense Suzanne Jill Levine.
"En su madurez, da la impresión de que se hubiera dedicado cada vez más a los proyectos de cine y de teatro... De hecho, Manuel estaba envuelto en varios proyectos cinematográficos como guionista cuando murió", apuntó la autora de la biografía "Manuel Puig y la mujer araña".
Puig trabajaba de forma rigurosa y sistemática, precisó. "Para él la creación era las dos cosas: placer y dolor. Como cuento en la biografía, la impresión que da es que al principio de su carrera, cuando da con la clave de su primera novela, es un momento muy placentero, pero cada vez más le resultaba penosa la soledad de la actividad de escribir".
Hizo su entrada en la literatura con la novela "La traición de Rita Hayworth" (1968), seguida por "Boquitas pintadas" (1969) y "The Buenos Aires Affair" (1973), luego de la cual fue amenazado. Abandonó para siempre la Argentina rumbo al exilio, donde desarrollaría el resto de su obra, entre México, Río de Janeiro y Nueva York.
Levine destacó: "Puig era el primer novelista pop, en el sentido de que inventó realmente el tema del espectador en el contexto de la novela suramericana, y, así, nos hizo más conscientes (en terreno cultural y político así como psicoanalítico) de la relación entre los medios masivos y las formaciones culturales y de la identidad".
"Lo que hace Puig es incorporar otros lenguajes. El lenguaje de otros medios, de otras prácticas semióticas, de otras disciplinas, fundamentalmente el de las revistas de moda, el de las revistas femeninas, y el cine, especialmente el cine norteamericano", afirmó a dpa el escritor y ensayista argentino Mario Goloboff.
"Los personajes de Puig hablan como las heroínas de las revistas, de las telenovelas, del cine. Hablan, piensan, y en muchos casos actúan como tal, como los modelos que los medios han incorporado en sus pensamientos y en sus comportamientos", señaló Goloboff.
Asimismo, indicó que "evidentemente ya de entrada hay una propuesta de ruptura con la novela más o menos tradicional y con las leyes de la representación estética, de representación de la realidad, bajo un aparente manto costumbrista o de crítica realista".
Puig se atrevió a incluir materiales de la vida cotidiana que no tenían presencia en la literatura por carecer de prestigio literario, como letras de la música popular, recortes de diarios, actas policiales. "Incorpora una serie de materiales que no aparecían en la literatura más que de una manera muy indirecta", apuntó Goloboff.
Además, Puig opta por un narrador casi borrado. Goloboff precisó: "Aparece poco en el texto la presencia del narrador como creador, como manipulador de la narración. La realidad en muchos casos aparece ahí, frente al lector, casi en bruto, y eso también es una innovación". En este punto, según Levine, "lo importante es que él buscaba una voz, una manera de narrar que permitía entrar en un mundo donde él quería sacar, o quería que el lector sacara, ciertas revelaciones".
Levine conoció a Puig en 1969 a través de la amistad mutua con el crítico uruguayo Emir Rodríguez Monegal. Principal traductora de Puig al inglés, le fascinó la posibilidad de traducir sus páginas por "la riqueza y la perfección del manejo del lenguaje hablado llevado a la escritura, y además su entrada tan meticulosa y perceptiva en el mundo lingüístico e interior de las mujeres y de todos los personajes".
Puig logró rápida difusión al aparecer su obra. Pero en años siguientes sobrevino una especie de olvido. "Creen que soy un best- seller pasajero, no un escritor", se lamentaba, ha contado Tomás Eloy Martínez. Su obra también recibió críticas por ser supuestamente representativa de la "literatura liviana".
La biógrafa de Puig aseveró que "de liviano no tiene nada, son malentendidos de algunos, maneras anticuadas de juzgar lo literario". "Puig fue rechazado por la izquierda hispana e hispanoamericana por su admiración por la cultura pop cinematográfica hollywoodense clásica, lo cual también era un código 'gay': es decir se unieron la homofobia y el antiyanquismo...".
"Por otro lado, escritores mas canónicos dentro de la nueva novela siguieron ideas de Puig, por ejemplo incorporación del mundo del radioteatro, de figuras cinematográficas, de cancioneros populares, pero se puede suponer que quizás hubo cierto conflicto entre estas realidades culturales y las intenciones 'serias' de estos autores, y quizás nuestro Puig, por cierto, a pesar o quizá a causa de su rigurosa pureza artística, sirviera como una especie de chivo expiatorio".
Por su parte, Goloboff sostuvo que tanto el propio Puig como otros dieron de él una imagen como de no lector, como de un hombre que no venía de la literatura, "cuando en realidad no es cierto". "Se fue sembrando una especie de mitología sobre Puig. Un escritor frívolo, un escritor iletrado, un escritor espontáneo, un escritor que llegó por accidente a la literatura, porque le fue mal con el cine. Yo creo que todos esos son mitos, todos esos son equívocos".
Goloboff destacó que Puig contribuyó mucho a la liberación de las formas, de los prejuicios, los preconceptos, en los temas que puede abordar la literatura argentina. "Y en el lenguaje, en el tratamiento de la materia lingüística. No es poco: en los contenidos, en las formas, en el tratamiento lingüístico, es un legado importante".
Entretanto, Puig ya ha sido traducido a más de 30 lenguas, su obra es revalorizada y las reediciones de sus libros atrapan a nuevas generaciones de lectores. Como si el destino le hubiera deparado finalmente a Puig el mismo "happy end" que a las heroínas cinematográficas que tanto admiró desde un cine perdido en la Pampa.
jueves, 5 de mayo de 2005
LOS ESCRITORES DESAPARECIDOS DIJERON "PRESENTE" EN LA FERIA DEL LIBRO
Buenos Aires, 5 may (dpa) Por los pasillos y salas de la 31 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires suelen circular día a día innumerables autores. Pero ayer se vivió una noche especial, cuando se hicieron escuchar las voces de los escritores desaparecidos durante la dictadura militar, en la presentación del libro "Palabra Viva".
La primera recopilación de textos de escritores desaparecidos en Argentina, fruto de casi tres años de investigación, fue presentada durante un emotivo acto que contó con el presidente argentino Néstor Kirchner y otras autoridades.
"Palabra viva" (Textos de escritoras y escritores desaparecidos y víctimas del terrorismo de Estado Argentina 1974/1983) incluye textos de autores conocidos como Rodolfo Walsh, Haroldo Conti, Miguel Angel Bustos, Héctor Germán Oesterheld y Francisco Urondo, pero también de otros que no llegaron a alcanzar difusión.
"Del primero al último, del más joven, de 17 años, al mayor, de 63, del más conocido al más desconocido, todos tuvieron y tienen para nosotros el mismo valor", apuntó Víctor Redondo, presidente de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina (SEA).
El libro de más de 250 páginas publicado por la SEA reúne a 103 escritores, con material de 71 de ellos, mientras que de 32 se entrega solamente una reseña biográfica. "Volvemos a poner en circulación palabras que habían quedado en los agujeros negros de la historia. Palabras de vidas, de amores, de luchas, expresión e historia de compañeros a los que en su mayoría no alcanzamos a conocer. Rescatadas del horror para recordarlas y recordarlos siempre", dijo Redondo.
El acto en el predio de La Rural contó con la asistencia de familiares de escritores desaparecidos y representantes de organismos de derechos humanos, como Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Según estimaciones de organismos de derechos humanos, la dictadura entre 1976 y 1983 dejó unos 30.000 desaparecidos.
En "Palabra viva" se despliegan mayormente poemas, pero también cuentos, fragmentos de ensayos, entrevistas y artículos periodísticos. Algunos de ellos pudieron escucharse anoche en las voces de las actrices Cristina Banegas y Julieta Díaz, así como del dramaturgo Roberto Cossa y el poeta José Luis Mangieri.
Se leyó una carta premonitoria de Conti al cubano Roberto Fernández Retamar, en la que anuncia dos meses antes el golpe de Estado y las desapariciones. También resonaron entre otros los versos de "Meditación en la villa", del padre Carlos Mugica, y de "Canto a la esperanza", de Roberto Santoro.
"En `Palabra Viva no hay sólo textos literarios de distinta temática e intensidad, lo que hace de su lectura algo agradable, están también las biografías de esos escritores y las circunstancias de su desaparición. La unión de las biografías con los textos le otorga a este libro una fuerza estremecedora. A su modo, es también un libro de nuestra historia reciente", aseveró Redondo.
"Creo que estamos compartiendo un momento histórico, quería estar acá", explicó el presidente Kirchner, quien a su turno leyó el poema "Quisiera que me recuerden", de Joaquín Enrique Areta, y se pronunció porque " la impunidad en todos los ámbitos se termine en nuestro país".
"Quisiera que me recuerden/junto a la risa de los felices/la seguridad de los justos,/el sufrimiento de los humildes", apunta la poesía del militante secuestrado en 1978.
"Me sentí absolutamente comprendido en estas palabras que rompen toda temporalidad y que marcan un absoluto compromiso con la Argentina que Joaquín y tantos querían. Estamos seguros que junto a generaciones que están llegando vamos a poder construir paulatinamente el país que nosotros nos merecemos", apuntó el mandatario.
"Esto tiene que llegar a cada lugar de la Argentina, y tenemos que rescatar estos mensajes, como el de Joaquín", aseveró Kirchner.
Por su parte, Redondo recalcó que "con esta edición culmina la primera etapa de un trabajo colectivo realizado por la Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina. Es ésta la primera recopilación con voluntad de ser exhaustiva, producto de una investigación por momentos detectivesca".
"Contamos con que en próximas ediciones, gracias al apoyo de todos, podamos ir completando lo que hoy nos falta. Y eso que llevamos casi tres años de trabajo en esta tarea, treinta años después", indicó.
La edición de 5.000 ejemplares del libro fue facilitada por un acuerdo con la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP), y su tapa es ilustrada por la obra "Figura" (1966) del artista plástico desaparecido Franco Venturi.
Redondo señaló ante la evidencia de la sala "José Hernández" repleta, con gente parada y parte del público que siguió desde afuera la presentación en una pantalla gigante: "Apostaría a que el acto por los escritores desaparecidos es el acto más importante de la 31 Feria del Libro".
Por su parte, el secretario de Cultura, José Nun, sostuvo: "La reparación que se está haciendo me parece extraordinariamente conmovedora y significativa. A quienes se les quiso negar el derecho a la palabra, se les restituye gracias a esta iniciativa".
En palabras del desaparecido José Beláustegui, uno de los escritores que rescata "Palabra viva": "...porque cuando muera seguiré viviendo en estos versos".
La primera recopilación de textos de escritores desaparecidos en Argentina, fruto de casi tres años de investigación, fue presentada durante un emotivo acto que contó con el presidente argentino Néstor Kirchner y otras autoridades.
"Palabra viva" (Textos de escritoras y escritores desaparecidos y víctimas del terrorismo de Estado Argentina 1974/1983) incluye textos de autores conocidos como Rodolfo Walsh, Haroldo Conti, Miguel Angel Bustos, Héctor Germán Oesterheld y Francisco Urondo, pero también de otros que no llegaron a alcanzar difusión.
"Del primero al último, del más joven, de 17 años, al mayor, de 63, del más conocido al más desconocido, todos tuvieron y tienen para nosotros el mismo valor", apuntó Víctor Redondo, presidente de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina (SEA).
El libro de más de 250 páginas publicado por la SEA reúne a 103 escritores, con material de 71 de ellos, mientras que de 32 se entrega solamente una reseña biográfica. "Volvemos a poner en circulación palabras que habían quedado en los agujeros negros de la historia. Palabras de vidas, de amores, de luchas, expresión e historia de compañeros a los que en su mayoría no alcanzamos a conocer. Rescatadas del horror para recordarlas y recordarlos siempre", dijo Redondo.
El acto en el predio de La Rural contó con la asistencia de familiares de escritores desaparecidos y representantes de organismos de derechos humanos, como Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Según estimaciones de organismos de derechos humanos, la dictadura entre 1976 y 1983 dejó unos 30.000 desaparecidos.
En "Palabra viva" se despliegan mayormente poemas, pero también cuentos, fragmentos de ensayos, entrevistas y artículos periodísticos. Algunos de ellos pudieron escucharse anoche en las voces de las actrices Cristina Banegas y Julieta Díaz, así como del dramaturgo Roberto Cossa y el poeta José Luis Mangieri.
Se leyó una carta premonitoria de Conti al cubano Roberto Fernández Retamar, en la que anuncia dos meses antes el golpe de Estado y las desapariciones. También resonaron entre otros los versos de "Meditación en la villa", del padre Carlos Mugica, y de "Canto a la esperanza", de Roberto Santoro.
"En `Palabra Viva no hay sólo textos literarios de distinta temática e intensidad, lo que hace de su lectura algo agradable, están también las biografías de esos escritores y las circunstancias de su desaparición. La unión de las biografías con los textos le otorga a este libro una fuerza estremecedora. A su modo, es también un libro de nuestra historia reciente", aseveró Redondo.
"Creo que estamos compartiendo un momento histórico, quería estar acá", explicó el presidente Kirchner, quien a su turno leyó el poema "Quisiera que me recuerden", de Joaquín Enrique Areta, y se pronunció porque " la impunidad en todos los ámbitos se termine en nuestro país".
"Quisiera que me recuerden/junto a la risa de los felices/la seguridad de los justos,/el sufrimiento de los humildes", apunta la poesía del militante secuestrado en 1978.
"Me sentí absolutamente comprendido en estas palabras que rompen toda temporalidad y que marcan un absoluto compromiso con la Argentina que Joaquín y tantos querían. Estamos seguros que junto a generaciones que están llegando vamos a poder construir paulatinamente el país que nosotros nos merecemos", apuntó el mandatario.
"Esto tiene que llegar a cada lugar de la Argentina, y tenemos que rescatar estos mensajes, como el de Joaquín", aseveró Kirchner.
Por su parte, Redondo recalcó que "con esta edición culmina la primera etapa de un trabajo colectivo realizado por la Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina. Es ésta la primera recopilación con voluntad de ser exhaustiva, producto de una investigación por momentos detectivesca".
"Contamos con que en próximas ediciones, gracias al apoyo de todos, podamos ir completando lo que hoy nos falta. Y eso que llevamos casi tres años de trabajo en esta tarea, treinta años después", indicó.
La edición de 5.000 ejemplares del libro fue facilitada por un acuerdo con la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP), y su tapa es ilustrada por la obra "Figura" (1966) del artista plástico desaparecido Franco Venturi.
Redondo señaló ante la evidencia de la sala "José Hernández" repleta, con gente parada y parte del público que siguió desde afuera la presentación en una pantalla gigante: "Apostaría a que el acto por los escritores desaparecidos es el acto más importante de la 31 Feria del Libro".
Por su parte, el secretario de Cultura, José Nun, sostuvo: "La reparación que se está haciendo me parece extraordinariamente conmovedora y significativa. A quienes se les quiso negar el derecho a la palabra, se les restituye gracias a esta iniciativa".
En palabras del desaparecido José Beláustegui, uno de los escritores que rescata "Palabra viva": "...porque cuando muera seguiré viviendo en estos versos".
miércoles, 4 de mayo de 2005
FERNANDO VALLEJO: "LA LITERATURA ES LO MÁS EFÍMERO QUE HAY"
Buenos Aires, 4 may (dpa) "La literatura se hace de lo más efímero que hay: de palabras que son deleznables", sostuvo el escritor colombiano Fernando Vallejo, una de las figuras invitadas a la 31 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.
Palabras que "cambian en su significado y en su fonética, y que se las termina llevando el viento. La literatura es lo más efímero que hay, es más efímero que unas pirámides, o que una pintura. Una pintura protegida puede quedar, los libros no, se van volviendo incomprensibles", señaló.
Sin nombrarlo directamente, Vallejo aludió a "Don Quijote de la Mancha": "Con todo lo loco que está y con todo lo vivo que está hoy, o casi vivo, dentro de cien años ya no se entenderá, lo van a tener que traducir al español".
A la vez, el autor de "La virgen de los sicarios" historia que llevó a la pantalla grande Barbet Schroeder- advirtió: "Estamos anglizados, y no nos damos cuenta. Estamos hablando en inglés sin darnos cuenta, no porque digamos fútbol ni Internet, sino porque estamos acabando con el alma de este idioma".
"El español uno no puede decir que se hable bien en ningún lado, en todas partes se habla atropellando su alma. Lo que sí se puede hacer es escribir bien", apuntó.
Vallejo, ganador del Premio Rómulo Gallegos en 2003 por "El desbarrancadero", se presentó la noche del martes en la Feria, en un diálogo abierto con el público, que también sirvió formalmente como presentación en Argentina de su serie de novelas autobiográficas "El río del tiempo" (compuesta por "Los días azules", "El fuego secreto", "Los caminos a Roma", "Años de indulgencias" y "Entre fantasmas").
"Ustedes habrán oído hablar del novelista norteamericano (William) Faulkner, que inventó un pueblo, Yoknapatawpha, del novelista mexicano (Juan) Rulfo, que inventó otro, Comala", señaló Vallejo, quien también citó los ejemplos del colombiano García Márquez, con Macondo, y el uruguayo Juan Carlos Onetti, con Santa María.
"Entonces yo, para no quedarme atrás de ellos, me inventé otro, y para joderlos, en vez de un pueblo, me inventé una ciudad, y la llamé Medellín", explicó el autor que no suele pasar desapercibido con sus declaraciones.
"Me la inventé para empezar de 300.000 habitantes, pero con posibilidades de que creciera, y la puse en un valle rodeado de montañas", dijo el escritor nacido en 1942 en Medellín, y que desde hace décadas reside en México.
"Cuando a esa ciudad yo la empecé a inventar también había tenido un campo de aviación, y en ese campo de aviación hice que se matara un cantante muy famoso de tangos", relató ante el público, que siguió con complicidad su sarcasmo.
"Pero lo que pasó con la ciudad que inventé, a groso modo, sí les diré, que como estaba pensado que creciera empezó a crecer. Y al crecer, con tanta gente, y con tantas calles, y con tantas fábricas que abrieron y con tantos carros que compraron se le empezó a subir el calor, y se empezaron a estorbar los unos a los otros, y se le empezó a subir entonces a la ciudad la rabia, y se empezaron a matar".
También describió su partida y regreso a una Medellín diferente años después. "Esa ciudad que inventé nunca la traicioné, ella cambió y se me quiso hacer ajena, y yo seguí siendo el mismo siempre, el mismo por dentro, porque no por fuera, porque el niño se fue haciendo viejo. Pero el niño obstinadamente siguió diciendo toda su vida 'yo, yo y yo', y sólo siguió hablando en nombre propio", afirmó Vallejo, quien se describe como un novelista de primera persona. "Nunca se metió en la mente de nadie ni habló por nadie".
"Estos señores inventores de pueblos usualmente saben todo lo que pasa, como Dios padre, lo que piensa la gente, todo el mundo, están como si estuvieran metidos en las mentes ajenas, y como si fueran ubicuos y omniscientes", expresó.
"Entonces yo, para no caer en el camino ya recorrido, resolví que el que contara ese libro mío dijera siempre 'yo, yo, yo', pero no le puse nombre. Entonces ese 'yo' lo puse viejo para que contara lo que había pasado", explicó.
Por otra parte, Vallejo aprovechó para lanzar sus dardos contra cuentos y poetas. "Los poetas, es muy larga la polémica. Los cuentos, por artificiosos, porque casi todos existen para la frase final, para deslumbrar al lector. Ya sé que me van a salir con esas, entonces no hay sorpresa".
Entretanto, la feria continúa siendo protagonista estelar de la agenda cultural porteña hasta el 9 de mayo, bajo el lema "Un escenario para los libros".
Palabras que "cambian en su significado y en su fonética, y que se las termina llevando el viento. La literatura es lo más efímero que hay, es más efímero que unas pirámides, o que una pintura. Una pintura protegida puede quedar, los libros no, se van volviendo incomprensibles", señaló.
Sin nombrarlo directamente, Vallejo aludió a "Don Quijote de la Mancha": "Con todo lo loco que está y con todo lo vivo que está hoy, o casi vivo, dentro de cien años ya no se entenderá, lo van a tener que traducir al español".
A la vez, el autor de "La virgen de los sicarios" historia que llevó a la pantalla grande Barbet Schroeder- advirtió: "Estamos anglizados, y no nos damos cuenta. Estamos hablando en inglés sin darnos cuenta, no porque digamos fútbol ni Internet, sino porque estamos acabando con el alma de este idioma".
"El español uno no puede decir que se hable bien en ningún lado, en todas partes se habla atropellando su alma. Lo que sí se puede hacer es escribir bien", apuntó.
Vallejo, ganador del Premio Rómulo Gallegos en 2003 por "El desbarrancadero", se presentó la noche del martes en la Feria, en un diálogo abierto con el público, que también sirvió formalmente como presentación en Argentina de su serie de novelas autobiográficas "El río del tiempo" (compuesta por "Los días azules", "El fuego secreto", "Los caminos a Roma", "Años de indulgencias" y "Entre fantasmas").
"Ustedes habrán oído hablar del novelista norteamericano (William) Faulkner, que inventó un pueblo, Yoknapatawpha, del novelista mexicano (Juan) Rulfo, que inventó otro, Comala", señaló Vallejo, quien también citó los ejemplos del colombiano García Márquez, con Macondo, y el uruguayo Juan Carlos Onetti, con Santa María.
"Entonces yo, para no quedarme atrás de ellos, me inventé otro, y para joderlos, en vez de un pueblo, me inventé una ciudad, y la llamé Medellín", explicó el autor que no suele pasar desapercibido con sus declaraciones.
"Me la inventé para empezar de 300.000 habitantes, pero con posibilidades de que creciera, y la puse en un valle rodeado de montañas", dijo el escritor nacido en 1942 en Medellín, y que desde hace décadas reside en México.
"Cuando a esa ciudad yo la empecé a inventar también había tenido un campo de aviación, y en ese campo de aviación hice que se matara un cantante muy famoso de tangos", relató ante el público, que siguió con complicidad su sarcasmo.
"Pero lo que pasó con la ciudad que inventé, a groso modo, sí les diré, que como estaba pensado que creciera empezó a crecer. Y al crecer, con tanta gente, y con tantas calles, y con tantas fábricas que abrieron y con tantos carros que compraron se le empezó a subir el calor, y se empezaron a estorbar los unos a los otros, y se le empezó a subir entonces a la ciudad la rabia, y se empezaron a matar".
También describió su partida y regreso a una Medellín diferente años después. "Esa ciudad que inventé nunca la traicioné, ella cambió y se me quiso hacer ajena, y yo seguí siendo el mismo siempre, el mismo por dentro, porque no por fuera, porque el niño se fue haciendo viejo. Pero el niño obstinadamente siguió diciendo toda su vida 'yo, yo y yo', y sólo siguió hablando en nombre propio", afirmó Vallejo, quien se describe como un novelista de primera persona. "Nunca se metió en la mente de nadie ni habló por nadie".
"Estos señores inventores de pueblos usualmente saben todo lo que pasa, como Dios padre, lo que piensa la gente, todo el mundo, están como si estuvieran metidos en las mentes ajenas, y como si fueran ubicuos y omniscientes", expresó.
"Entonces yo, para no caer en el camino ya recorrido, resolví que el que contara ese libro mío dijera siempre 'yo, yo, yo', pero no le puse nombre. Entonces ese 'yo' lo puse viejo para que contara lo que había pasado", explicó.
Por otra parte, Vallejo aprovechó para lanzar sus dardos contra cuentos y poetas. "Los poetas, es muy larga la polémica. Los cuentos, por artificiosos, porque casi todos existen para la frase final, para deslumbrar al lector. Ya sé que me van a salir con esas, entonces no hay sorpresa".
Entretanto, la feria continúa siendo protagonista estelar de la agenda cultural porteña hasta el 9 de mayo, bajo el lema "Un escenario para los libros".
martes, 19 de abril de 2005
31 FERIA DEL LIBRO SERÁ ESCENARIO DE VISITAS Y HOMENAJE AL QUIJOTE
Buenos Aires, 19 abr (dpa) - La 31 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, convertida en un gran escaparate de la literatura de diversas latitudes desde el 21 de abril hasta el 9 de mayo, recibirá a destacados escritores y tributará un homenaje a Don Quijote de la Mancha.
Para intervenir en la actual edición llegarán a la Argentina el colombiano Fernando Vallejo, el poeta y Premio Cervantes chileno Gonzalo Rojas, el brasileño Paulo Lins (autor de "Ciudad de Dios", que inspiró al multipremiado film), el filósofo español Fernando Savater y el analista político francés Guy Sorman.
Asimismo participarán en el megaevento cultural y editorial el chileno Hernán Rivera Letelier y el alemán Bernhard Schlink, entre otros.
La Feria del Libro contará con un programa general con unas mil actividades culturales y unos 1.400 expositores reunidos en 340 stands. Entre los 40 países que participan en la feria se cuentan Bolivia, Brasil, Cuba, Chile, España, México, Panamá, Paraguay y Uruguay.
Y, lógicamente, en el 400 aniversario de su publicación, "Don Quijote de la Mancha" ocupará un lugar destacado en la muestra porteña.
En adhesión al Día Mundial del Libro y de los Derechos de Autor, el 23 de abril se realizará una maratón de lectura con una selección de fragmentos leídos por actrices y actores argentinos como Lorenzo Quinteros, Ulises Dumont y Ana María Picchio.
Además, la Biblioteca Popular de Azul, provincia de Buenos Aires, estará presente con una exposición con antiguas ediciones de la legendaria novela de Miguel de Cervantes Saavedra.
Otro de los homenajeados será el escritor argentino Manuel Puig, de cuya muerte en Cuernavaca, México, se cumplen 15 años en julio. El stand de la Secretaría de Cultura porteña estará dedicado este año a resaltar la vida y obra del autor de "El beso de la mujer araña" y "Boquitas pintadas". También se presentará el libro con su correspondencia "Querida familia".
Por otra parte, la feria celebrará como es tradicional el "Día de México", con una mesa redonda sobre el "Panorama de la literatura mexicana contemporánea", con Ana García Bergua y José Martínez Torres. En el "Día de Chile" habrá una lectura de textos a cargo de Rojas y Rivera Letelier.
En tanto, para el "Día de Brasil", fueron convocados a debatir sobre "Contemporáneos de la literatura brasilera" Luis Fernando Veríssimo y Paulo Lins.
Otra novedad de la feria en 2005 será que por primera vez en sus más de tres décadas de vida será inaugurada el 21 de abril por una mujer, en este caso la reconocida dramaturga argentina Griselda Gambaro.
Y, justamente, el lema de esta edición es "Un escenario para los libros". "Esta Feria quiere ser el gran escenario en donde todas las luces y la atención estén puestas en los libros, los grandes actores y recreadores de la vida", sostuvo Carlos Alberto Pazos, presidente de la Fundación El Libro, organizadora de la muestra.
Días antes de que la Feria se abra al público, sesionan ya las 21 Jornadas de Profesionales del Libro entre el 18 y el 21 de abril, en tanto que desde el 29 de abril al 1 de mayo se llevará a cabo el 10 Encuentro Internacional de Narración Oral, "Cuenteros y Cuentacuentos, de lo espontáneo a lo profesional", con intervención de especialistas latinoamericanos y españoles.
La edición 31 del tradicional evento se realizará en el predio de la Rural, en el barrio porteño de Palermo, en una superficie de 35.500 metros cuadrados divididos en seis pabellones. La muestra convoca cada año a más de un millón de visitantes, que en las horas "pico" caminan con paciencia por los pasillos atestados, en busca de novedades y ofertas.
Además, cumpliendo con un clásico ritual de la feria que no casualmente se titula "Del Autor al Lector", numerosos escritores - los prácticamente ignotos, los consagrados en el ámbito local como los más conspicuos- se sentarán en los diversos stands para firmar ejemplares al público.
Y es que, según las palabras del escritor mexicano Carlos Fuentes, la feria porteña, a diferencia de otros eventos internacionales similares, se destaca porque "está instalada como un encuentro más social y político que comercial".
Para intervenir en la actual edición llegarán a la Argentina el colombiano Fernando Vallejo, el poeta y Premio Cervantes chileno Gonzalo Rojas, el brasileño Paulo Lins (autor de "Ciudad de Dios", que inspiró al multipremiado film), el filósofo español Fernando Savater y el analista político francés Guy Sorman.
Asimismo participarán en el megaevento cultural y editorial el chileno Hernán Rivera Letelier y el alemán Bernhard Schlink, entre otros.
La Feria del Libro contará con un programa general con unas mil actividades culturales y unos 1.400 expositores reunidos en 340 stands. Entre los 40 países que participan en la feria se cuentan Bolivia, Brasil, Cuba, Chile, España, México, Panamá, Paraguay y Uruguay.
Y, lógicamente, en el 400 aniversario de su publicación, "Don Quijote de la Mancha" ocupará un lugar destacado en la muestra porteña.
En adhesión al Día Mundial del Libro y de los Derechos de Autor, el 23 de abril se realizará una maratón de lectura con una selección de fragmentos leídos por actrices y actores argentinos como Lorenzo Quinteros, Ulises Dumont y Ana María Picchio.
Además, la Biblioteca Popular de Azul, provincia de Buenos Aires, estará presente con una exposición con antiguas ediciones de la legendaria novela de Miguel de Cervantes Saavedra.
Otro de los homenajeados será el escritor argentino Manuel Puig, de cuya muerte en Cuernavaca, México, se cumplen 15 años en julio. El stand de la Secretaría de Cultura porteña estará dedicado este año a resaltar la vida y obra del autor de "El beso de la mujer araña" y "Boquitas pintadas". También se presentará el libro con su correspondencia "Querida familia".
Por otra parte, la feria celebrará como es tradicional el "Día de México", con una mesa redonda sobre el "Panorama de la literatura mexicana contemporánea", con Ana García Bergua y José Martínez Torres. En el "Día de Chile" habrá una lectura de textos a cargo de Rojas y Rivera Letelier.
En tanto, para el "Día de Brasil", fueron convocados a debatir sobre "Contemporáneos de la literatura brasilera" Luis Fernando Veríssimo y Paulo Lins.
Otra novedad de la feria en 2005 será que por primera vez en sus más de tres décadas de vida será inaugurada el 21 de abril por una mujer, en este caso la reconocida dramaturga argentina Griselda Gambaro.
Y, justamente, el lema de esta edición es "Un escenario para los libros". "Esta Feria quiere ser el gran escenario en donde todas las luces y la atención estén puestas en los libros, los grandes actores y recreadores de la vida", sostuvo Carlos Alberto Pazos, presidente de la Fundación El Libro, organizadora de la muestra.
Días antes de que la Feria se abra al público, sesionan ya las 21 Jornadas de Profesionales del Libro entre el 18 y el 21 de abril, en tanto que desde el 29 de abril al 1 de mayo se llevará a cabo el 10 Encuentro Internacional de Narración Oral, "Cuenteros y Cuentacuentos, de lo espontáneo a lo profesional", con intervención de especialistas latinoamericanos y españoles.
La edición 31 del tradicional evento se realizará en el predio de la Rural, en el barrio porteño de Palermo, en una superficie de 35.500 metros cuadrados divididos en seis pabellones. La muestra convoca cada año a más de un millón de visitantes, que en las horas "pico" caminan con paciencia por los pasillos atestados, en busca de novedades y ofertas.
Además, cumpliendo con un clásico ritual de la feria que no casualmente se titula "Del Autor al Lector", numerosos escritores - los prácticamente ignotos, los consagrados en el ámbito local como los más conspicuos- se sentarán en los diversos stands para firmar ejemplares al público.
Y es que, según las palabras del escritor mexicano Carlos Fuentes, la feria porteña, a diferencia de otros eventos internacionales similares, se destaca porque "está instalada como un encuentro más social y político que comercial".
lunes, 28 de febrero de 2005
ENTREVISTA / MONTES Y WOLF GANAN PREMIO ALFAGUARA CON "EL TURNO DEL ESCRIBA"
Buenos Aires, 28 feb (dpa) - "El turno del escriba", de Graciela Montes y Ema Wolf, que se alzó hoy con el VIII Premio Internacional de Novela Alfaguara, narra el encuentro entre Marco Polo y su escriba, "entre el que viajó y el que escribe", en la pluma de dos escritoras argentinas consagradas previamente en el mundo de la literatura infantil.
"En principio era el viaje de Marco Polo, y sólo a medida que empezamos a investigar y a leer vimos lo importante que era la figura del escriba, de Rusticello de Pisa, que en realidad termina siendo el dueño del libro en última instancia", apuntó Montes en diálogo telefónico con dpa.
Por su parte, Wolf indicó que trabajaron sobre una hipótesis histórica. "Rusticello de Pisa era un escriba que estaba preso en la ciudad de Génova desde hacía 14 años, después de la batalla de Meloria, en que Génova derrotó a Pisa, y durante muchos años Génova estaba llena de miles de prisioneros pisanos".
"Rusticello coincide con Marco Polo cuando éste es hecho prisionero a partir de una derrota que sufrió Venecia a manos de los genoveses en la batalla de Curzola. Entonces coinciden los dos presos políticos durante nueve meses en la cárcel de Génova, ahí es donde se produce la escritura de la novela", señaló.
"Nosotros imaginamos una situación clandestina, quizás no fue clandestina, quizás tenían permiso para que uno escribiera y el otro contara, pero era más interesante construirlo como clandestino", apuntó.
El proyecto nació "un poco casualmente, como las buenas ideas, estando juntas tomando una cerveza en un bar que en aquel momento se llamaba Marco Polo en el barrio (porteño) de Belgrano, y hablando de Marco Polo a propósito del nombre del bar y de cuánto nos había gustado el libro a las dos, y entonces surgió la idea de embarcarnos en esto como una aventura", afirmó Montes.
Las dos autoras, cuyos nombres se cuentan entre los principales de la literatura infantil argentina, concibieron esta vez una novela que apunta principalmente a los adultos. "Es una escritura bastante exigente y también de algún modo requiere un contexto, un universo de significaciones bastante amplio, que en general un niño no tiene todavía, pero habrá jóvenes muy buenos lectores que podrán leerla", precisó Montes.
La escritora señaló que a uno lo marca su historia. "Y nuestra historia está vinculada con los libros para chicos, tenemos una gimnasia, un esgrima, una recorrida en un cierto género, en el que contar es muy importante, y no se puede dejar de contar. Y da cierta confianza el poder contar, una cierta economía, un no engolosinarse demasiado con las propias destrezas o con las vanidades, porque cuando los relatos son para chicos son bastante severos en última instancia".
Al ser consultada acerca de si este galardón podía ser interpretado por extensión como un reconocimiento a la literatura infantil, Montes sostuvo: "Ojalá sirva para que se mire con menos prejuicio o más desestructuradamente una literatura muy interesante, que es la literatura para los niños".
Wolf, quien incursionó en la ficción para adultos sólo con algunos cuentos y también se desempeñó como redactora y columnista en medios periodísticos, apuntó: "Yo creo que en todos los casos siempre se trata de contar una historia, que puede ser más sencilla o más compleja, y eso va a determinar los elementos, los ingredientes que vas a usar para narrarlos. Acá estábamos contando una historia en el Medioevo, son nueve meses entre 1298 y 1299".
Montes y Wolf no habían trabajado nunca juntas en un proyecto similar, aunque sí habían coincidido por ejemplo en planes de lectura y la revista "La Mancha". "Tenemos una ligazón de escritoras y lectoras grande, de mucho tiempo", sintetizó Montes.
"Cada una en algún momento tenía la historia en la mano y tenía que empujarla hacia adelante, todo volvía a las manos de las dos, y siempre era vuelto a recorrer, siempre se le hincaba el diente en lo que el otro traía tanto como en lo propio. Hubo un ida y vuelta, un hacer y rehacer de mucha filigrana", indicó.
Wolf contó que para la extensa investigación histórica que realizaron contaron con el aporte de estudiosos de Italia, gente de Pisa y de Génova y la ayuda de instituciones italianas en Argentina, entre otros. "El material que alcanzamos a usar es un veinte, veinticinco por ciento de todo el que reunimos sobre la época, que fue la parte más hermosa realmente", señaló.
El galardón que obtuvieron, uno de los más importantes del ámbito de habla hispana, fue "inesperado totalmente", reveló Wolf. "La última corrección la terminamos a mediados de diciembre, y cerraba casualmente el concurso de Alfaguara", al que finalmente se presentaron 649 novelas.
"Estamos un poco abrumadas, nos enteramos hoy a las nueve y media de la mañana, cada una estaba en su casa desayunando, y empezaron a llamar desde España y balbuceábamos", admitió.
Ahora las ganadoras tendrán la oportunidad de publicar su novela en España y América Latina, lo que asimismo les implicará una agenda ajetreada. "Siguen meses bastante movidos en cuanto a la promoción en todo el área de la lengua española, pasado ese período después volverá todo a la normalidad", estimó Wolf.
"Sabemos que es una historia interesante, atractiva, de un momento histórico muy rico, estas postrimerías de la Edad Media. Pero nuestra principal apuesta fue a la escritura, a cómo la literatura y la conjetura literaria van cubriendo los vacíos, aunque haya un enorme conocimiento, un bagaje de historias", aseveró Montes.
"En principio era el viaje de Marco Polo, y sólo a medida que empezamos a investigar y a leer vimos lo importante que era la figura del escriba, de Rusticello de Pisa, que en realidad termina siendo el dueño del libro en última instancia", apuntó Montes en diálogo telefónico con dpa.
Por su parte, Wolf indicó que trabajaron sobre una hipótesis histórica. "Rusticello de Pisa era un escriba que estaba preso en la ciudad de Génova desde hacía 14 años, después de la batalla de Meloria, en que Génova derrotó a Pisa, y durante muchos años Génova estaba llena de miles de prisioneros pisanos".
"Rusticello coincide con Marco Polo cuando éste es hecho prisionero a partir de una derrota que sufrió Venecia a manos de los genoveses en la batalla de Curzola. Entonces coinciden los dos presos políticos durante nueve meses en la cárcel de Génova, ahí es donde se produce la escritura de la novela", señaló.
"Nosotros imaginamos una situación clandestina, quizás no fue clandestina, quizás tenían permiso para que uno escribiera y el otro contara, pero era más interesante construirlo como clandestino", apuntó.
El proyecto nació "un poco casualmente, como las buenas ideas, estando juntas tomando una cerveza en un bar que en aquel momento se llamaba Marco Polo en el barrio (porteño) de Belgrano, y hablando de Marco Polo a propósito del nombre del bar y de cuánto nos había gustado el libro a las dos, y entonces surgió la idea de embarcarnos en esto como una aventura", afirmó Montes.
Las dos autoras, cuyos nombres se cuentan entre los principales de la literatura infantil argentina, concibieron esta vez una novela que apunta principalmente a los adultos. "Es una escritura bastante exigente y también de algún modo requiere un contexto, un universo de significaciones bastante amplio, que en general un niño no tiene todavía, pero habrá jóvenes muy buenos lectores que podrán leerla", precisó Montes.
La escritora señaló que a uno lo marca su historia. "Y nuestra historia está vinculada con los libros para chicos, tenemos una gimnasia, un esgrima, una recorrida en un cierto género, en el que contar es muy importante, y no se puede dejar de contar. Y da cierta confianza el poder contar, una cierta economía, un no engolosinarse demasiado con las propias destrezas o con las vanidades, porque cuando los relatos son para chicos son bastante severos en última instancia".
Al ser consultada acerca de si este galardón podía ser interpretado por extensión como un reconocimiento a la literatura infantil, Montes sostuvo: "Ojalá sirva para que se mire con menos prejuicio o más desestructuradamente una literatura muy interesante, que es la literatura para los niños".
Wolf, quien incursionó en la ficción para adultos sólo con algunos cuentos y también se desempeñó como redactora y columnista en medios periodísticos, apuntó: "Yo creo que en todos los casos siempre se trata de contar una historia, que puede ser más sencilla o más compleja, y eso va a determinar los elementos, los ingredientes que vas a usar para narrarlos. Acá estábamos contando una historia en el Medioevo, son nueve meses entre 1298 y 1299".
Montes y Wolf no habían trabajado nunca juntas en un proyecto similar, aunque sí habían coincidido por ejemplo en planes de lectura y la revista "La Mancha". "Tenemos una ligazón de escritoras y lectoras grande, de mucho tiempo", sintetizó Montes.
"Cada una en algún momento tenía la historia en la mano y tenía que empujarla hacia adelante, todo volvía a las manos de las dos, y siempre era vuelto a recorrer, siempre se le hincaba el diente en lo que el otro traía tanto como en lo propio. Hubo un ida y vuelta, un hacer y rehacer de mucha filigrana", indicó.
Wolf contó que para la extensa investigación histórica que realizaron contaron con el aporte de estudiosos de Italia, gente de Pisa y de Génova y la ayuda de instituciones italianas en Argentina, entre otros. "El material que alcanzamos a usar es un veinte, veinticinco por ciento de todo el que reunimos sobre la época, que fue la parte más hermosa realmente", señaló.
El galardón que obtuvieron, uno de los más importantes del ámbito de habla hispana, fue "inesperado totalmente", reveló Wolf. "La última corrección la terminamos a mediados de diciembre, y cerraba casualmente el concurso de Alfaguara", al que finalmente se presentaron 649 novelas.
"Estamos un poco abrumadas, nos enteramos hoy a las nueve y media de la mañana, cada una estaba en su casa desayunando, y empezaron a llamar desde España y balbuceábamos", admitió.
Ahora las ganadoras tendrán la oportunidad de publicar su novela en España y América Latina, lo que asimismo les implicará una agenda ajetreada. "Siguen meses bastante movidos en cuanto a la promoción en todo el área de la lengua española, pasado ese período después volverá todo a la normalidad", estimó Wolf.
"Sabemos que es una historia interesante, atractiva, de un momento histórico muy rico, estas postrimerías de la Edad Media. Pero nuestra principal apuesta fue a la escritura, a cómo la literatura y la conjetura literaria van cubriendo los vacíos, aunque haya un enorme conocimiento, un bagaje de historias", aseveró Montes.
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