Blog que reúne las entrevistas que realicé para el servicio español de la Agencia Alemana de Prensa (dpa) en los últimos 20 años.
Desde Carlos Monsiváis a Jorge Edwards, pasando por Ricardo Piglia, Siri Hustvedt, Sergio Ramírez, Elena Poniatowska, Margo Glantz, Almudena Grandes, Luisa Valenzuela, Alan Pauls, Claudia Piñeiro, Juan Villoro y Fernando Vallejo, así como el traductor del "boom" Gregory Rabassa y el poderoso agente literario Andrew Wylie.

También compila otras notas sobre vida y obra de diferentes escritores y sobre las últimas ediciones de actividades culturales como los Congresos Internacionales de la Lengua Española, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

sábado, 3 de diciembre de 2016

UN DICCIONARIO PROPONE APRENDER "A INSULTAR CON PROPIEDAD"

 Deyecto, ocotudo, torgado, fufurufo. Estos son solo algunos de los más de 2.000 insultos que recopila un poco convencional diccionario que llama a los hablantes del español a diversificar su vocabulario en esta materia.

"Mientras más elegante es el insulto, más catártico todavía”, argumenta la mexicana María del Pilar Montes de Oca Sicilia, quien estuvo al cuidado de la edición de "Para insultar con propiedad. Diccionario de insultos".
Este libro presentado en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara cuenta con una vocación latinoamericana, porque "es totalmente hispanoamericano, panhispánico”, comenta en entrevista con dpa.
A lo largo de las más de 200 páginas del diccionario pueden encontrarse además de "deyecto" (persona vil), "ocotudo" (mezquino), "torgado" (torpe) y "fufurufo" (persona con aires de grandeza), otros términos como "pazpuerca" (mujer grosera”), "tarúpido" (compuesto de tarado y estúpido) y "zopenco" (falto de entendimiento).
Montes de Oca Sicilia, la compiladora
La lingüista y directora de la revista cultural "Algarabía" cree "que es una gran manera de colocar a las personas en su lugar correcto. Tiene una función muy catártica y además muy ilustrativa a nivel lingüístico".
Asimismo evalúa que en español existen más insultos que en muchos otros idiomas. "Somos 440 millones de personas que hablamos español, entonces obviamente se generan automáticamente más insultos, porque el insulto es parte de la cotidianeidad del ser humano, insultamos todo el tiempo".
La especialista en el uso cotidiano y coloquial de la lengua se muestra convencida de que mediante este diccionario, publicado por Algarabía editorial y Grijalbo, "aprendes a insultar de otras maneras".
"No viene nada de 'chingar' en este diccionario, no viene 'hijo de puta' y no viene 'pelotudo'. No vienen las (palabrotas) que usamos todos los días, que ya las usamos", aclara.
"Es que el insulto es el mismo todo el tiempo, aquí es pendejo, cabrón, chingón, en Argentina es boludo, pelotudo, en Chile es huevón, y en España es 'hijueputa', me cago en la hostia", dice Montes de Oca Sicilia.
Para esta obra se recopilaron a lo largo de cinco años más de 2.000 insultos, muchos de ellos tomados de diccionarios, legajos, textos literarios, pasquines y del uso coloquial del habla.
En primer lugar se realizó "un buceo exhaustivo" en todos los diccionarios de la lengua española. "Y luego ya decidir cuáles palabras quedaban y cuáles no. Y como es un diccionario del uso y te pone ejemplos, pues hubo que buscarlos", cuenta Montes de Oca Sicilia, quien publicó previamente en 2010 "El Chingonario. Diccionario de uso, reuso y abuso del chingar y sus derivados". 
El diccionario sostiene en su prólogo que "aprender a insultar es todo un arte, ya lo decía el gran Schopenhauer, se trata del último recurso cuando todas las demás artes de la argumentación han fracasado".
Y afirma que los improperios, ofensas y escarnios no solamente se diseminan por las obras del fundador del pesimismo. "No fue el único en practicar y deleitarse con este arte", sino que también está presente en las páginas de escritores de todas las épocas, desde Shakespeare y Cervantes hasta Oscar Wilde, Mark Twain y Charles Bukowski, entre otros, añade.
Al ser consultada sobre cuál fue su meta al acometer esta obra, la lingüista mexicana responde: "por una parte, tener por fin un diccionario donde todos, cualquier persona de habla hispana, pudiera recurrir cuando está enojada para insultar a alguien".
Y por otro lado, "generar un compendio que diga 'acá están todos los insultos que encontramos', que se pueden usar hoy en día del habla española".
Montes de Oca Sicilia sostiene que compilar esta obra "ayuda a entender la cantidad y la riqueza que tiene la lengua española, y te quedas muy satisfecha, pues te quedas corta cuando ves la cantidad de palabras que puedes tener para insultar".
El diccionario de tapas naranja, que abre con el término "abandonista" y cierra con la palabra "zurumbo", parece darle la razón.
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