Blog que reúne las entrevistas que realicé para el servicio español de la Agencia Alemana de Prensa (dpa) en los últimos 20 años.
Desde Carlos Monsiváis a Jorge Edwards, pasando por Ricardo Piglia, Siri Hustvedt, Sergio Ramírez, Elena Poniatowska, Margo Glantz, Almudena Grandes, Luisa Valenzuela, Alan Pauls, Claudia Piñeiro, Juan Villoro y Fernando Vallejo, así como el traductor del "boom" Gregory Rabassa y el poderoso agente literario Andrew Wylie.

También compila otras notas sobre vida y obra de diferentes escritores y sobre las últimas ediciones de actividades culturales como los Congresos Internacionales de la Lengua Española, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

jueves, 25 de mayo de 2017

"CIEN AÑOS DE SOLEDAD", UN VIAJE DESDE BUENOS AIRES A LA CELEBRIDAD

La editora argentina Gloria Rodrigué fue testigo cercana de la publicación de "Cien años de soledad", la novela de Gabriel García Márquez que cambió el mapa literario de América Latina. Y recuerda que el escritor colombiano recibió un adelanto de 500 dólares por la obra aparecida por primera vez hace medio siglo en Buenos Aires, que lo lanzó al reconocimiento universal.
Rodrigué había empezado a trabajar en 1965, a los 16 años, con su abuelo Antonio López Llausás, quien dirigía el prestigioso sello argentino Sudamericana. En diálogo con dpa, Rodrigué dice: "Fue un contrato con un anticipo de 500 dólares, que hoy parece absurdo. Pero en esa época era un autor colombiano desconocido acá absolutamente, que no había tenido éxito con ninguno de sus libros". 
La primera edición de la saga de los Buendía en Macondo publicada por Sudamericana se terminó de imprimir el 30 de mayo de 1967 y se "vendió volando". "No había pasado ni un mes y ya tuvimos que reeditarla, increíble. Fue como un milagro, porque tampoco hicimos publicidad. El boca a boca es lo que funciona, en esa época y siempre", analiza la reconocida editora.
Fue el legendario asesor de Sudamericana Francisco Porrúa quien descubrió a García Márquez, así como a Julio Cortázar y tantos otros autores. "Paco" Porrúa leyó "El coronel no tiene quien le escriba", "La hojarasca" y "La mala hora" -también de García Márquez- por recomendación del crítico Luis Harss y del escritor y periodista Tomás Eloy Martínez, apunta la ex directora de Sudamericana, actualmente al frente de Edhasa.
Luego Porrúa escribió a García Márquez para manifestarle interés en editar sus obras. El colombiano le contestó que "justo acababa de hacer un acuerdo con una editorial uruguaya, Arca, para publicar los libros, y que medio tenía comprometido, pero no firmado, el contrato para una novela que estaba terminando, que era 'Cien años de soledad'".
Sin embargo, "Gabo" agregó que "le gustaba tanto la idea de publicar en Sudamericana, porque era una editorial que él siempre había admirado, que si podía deshacer los compromisos les iba a volver a escribir y se los iba a mandar", indica Rodrigué.
La confirmación del futuro Nobel de Literatura no tardaría en llegar a la editorial. Dejó sin efecto esos acuerdos y le envió a Porrúa el primer capítulo de "Cien años de soledad", "para ver si le gustaba". "Porrúa lo leyó y al toque le mandó el contrato y le dijo que sí, que la hacíamos, y que hacíamos todos los otros libros que ya habían aparecido. Eso fue a finales del '65", rememora.
Gabo con el editor Paco Porrúa
Rodrigué también se encarga de aclarar ciertos mitos en torno a la obra cumbre del maestro del realismo mágico, como el que señala que varias editoriales la desestimaron. "Dijeron que Carlos Barral la rechazó y también otros decían que Losada la había rechazado. Siempre hay mitos de que la novela anduvo dando vueltas, pero la verdad que no".
"Lo divertido fue cuando la terminó", evoca Rodrigué. "En realidad cuando fue al correo para mandarla, o por lo menos esa es la historia, no pudo mandarla toda, porque era muy caro y él no tenía dinero. Entonces mandó la mitad". 
"Yo no estoy segura, pero la historia dice que mandó sin querer la segunda mitad", cuenta. "Y que cuando Porrúa la recibió, le mandó la plata para que mandara la primera. Pero la cuestión es que no tenían ni un peso. Con el anticipo pudieron pagar el alquiler de la casa que ya estaba recontra vencido y que Mercedes, su mujer, iba aguantando y diciendo 'mi marido está terminando una novela que va a ser un éxito'. Con eso le iba a pagar tanto al almacén de la esquina como al que le alquilaba la casa. Y fue un éxito, tenía razón".
Rodrigué recuerda que apenas Porrúa leyó la novela completa, "vino y nos contó que era fantástica y dijo 'hay que apostar'. Y apostamos. Hicimos (una primera edición de) 8.000 ejemplares, cuando lo habitual hubiera sido, con suerte, 3.000". La revista "Primera Plana", dirigida por Eloy Martínez, invitó por esos días a García Márquez a Buenos Aires y dedicó su tapa al escritor. 
"Él vino justo cuando el libro salió", afirma la editora sobre la única e inolvidable visita del autor a la capital argentina. El Nobel de Literatura 1982 contaba "que un día fue al cine o al teatro y vio entrar a una mujer con una de esas bolsas de rejilla que se usaban antes para las compras, y en ella había un ejemplar de 'Cien años de soledad'. Entonces dijo 'ya está, porque si una mujer en la bolsa de compras lleva mi libro, quiere decir que llegué al pueblo'".
Rodrigué mantiene un vivo recuerdo de esos días de 1967 en que conoció al escritor nacido en Aracataca: "Era muy afable, muy simpático, aunque más bien retraído, no era muy hablador. Lo que pasa que cuando uno se sentaba con él a charlar y se ponía a contar era lindísimo escucharlo, era como un contador de cuentos. Contaba historias de su pueblo, de cuando era chico, de su abuelo".
La palabra que mejor define cómo vivió "Gabo" su paso por Buenos Aires es "feliz". "Estaba muy contento, la gente fue muy cálida con él, lo pasó muy bien. Por eso siempre dijo que nunca quiso volver, fue como un momento mágico en su vida y decía que nunca se iba a repetir. Y no hubo forma de que rompiera esa cábala: "Lo invitamos 20.000 veces de todos los medios y formas y nunca logramos que volviera". 
Rodrigué destaca que García Márquez siempre fue "muy consecuente y muy constante" con Sudamericana, la editorial que con el paso de los años publicaría todos sus libros y actualmente forma parte del grupo Penguin Random House.
Lo que ocurrió en Sudamericana con "Cien años de soledad" y García Márquez "es algo fantástico", añade. "Porque no siempre se descubren autores así, que tienen esa trayectoria, que llegan a ser lo que él fue, donde toda su obra es pareja y parejamente buena, donde se combina la parte comercial con la parte literaria. Entonces, cuando se dan las dos cosas, es lo que uno aspira como editor: como un sueño".
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domingo, 14 de mayo de 2017

MASIVA FERIA DEL LIBRO DE BS. AS. ATRAE A 1,2 MILLONES DE VISITANTES

La Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, que cierra mañana sus puertas en la capital argentina, recibió hasta ahora a más de 1,2 millones de visitantes, en una 43 edición que viene reafirmando el carácter masivo del tradicional evento cultural y editorial porteño.
Los organizadores estimaron en su balance provisional un crecimiento de alrededor del tres por ciento de asistentes, mientras que realzaron la fuerte presencia del público juvenil desde que el evento abrió sus puertas el 27 de abril en el predio de La Rural.
El director de la feria, Oche Califa, explicó en declaraciones a dpa: "Venimos trabajando para tener una feria de mayor diversidad y que esa diversidad sea visible y convocante. Creo que en esta edición ya es manifiesto que lo logramos. Vamos desde los adolescentes lectores a los futboleros lectores, siempre con el eje de la literatura, pero también con la divulgación científica, la política, la espiritualidad, la educación y mil tópicos más".
Entre los más de 950 actos culturales celebrados, los más convocantes contaron con el protagonismo de los españoles Carlos Ruiz Zafón y Arturo Pérez-Reverte, el italiano Alessandro Baricco, el Nobel peruano Mario Vargas Llosa, los estadounidenses John Katzenbach y Madeleine Roux y el Encuentro Internacional de Booktubers, entre otros, señalaron los organizadores en un comunicado.
Oche Califa, director de la feria.
Mientras tanto, el estadounidense Stephen King, la británica J.K. Rowling y los argentinos Mercedes Pérez Sabbi y Julio Cortázar se inscribieron entre los autores más buscados por los visitantes en los stands de la feria organizada por la Fundación El Libro en el barrio de Palermo.
La lista de los títulos más solicitados fue encabezada por "La esperanza insobornable: Rodolfo Walsh en la memoria", compilación de Alejandro Pedregal y Emilio Recanatini Méndez, seguida por "Harry Potter y la piedra filosofal" de Rowling, "It" de King, "La sombra del viento" de Ruiz Zafón y "Me before you" de la británica Jojo Moyes.
A punto de concluir el encuentro de los lectores con esta verdadera ciudad de libros, el director de la Feria subraya que uno de sus rasgos característicos es la bibliodiversidad.
"Tenemos una gran bibliodiversidad gracias a una realidad de expositores que nos es distintiva. Y la alentamos y le buscamos mil posibilidades para que se exprese en el programa cultural, porque creemos que es la garantía para la fortaleza del libro argentino", apunta.
La feria contó con más de un centenar de escritores invitados del exterior, como el Nobel sudafricano John Maxwell Coetzee, el español Javier Cercas, el alemán Bernhard Schlink, los franceses Olivier Bourdeaut y Pierre Lemaitre, el chileno Jorge Edwards y el israelí Etgar Keret.
Entre los que más tiempo destinaron a firmar ejemplares a sus lectores estuvieron Katzenbach, Pérez-Reverte, Baricco, Ruiz Zafón, Roux, el ilustrador francés Benjamin Lacombe, el youtuber venezolano Dross y el maestro del humor gráfico argentino Quino.
Mientras tanto, como ciudad invitada de honor, Los Angeles dejó su sello en esta edición con la organización de casi 70 actos culturales y un espacio abierto al diálogo con sus autores.
Ahora, la metrópoli estadounidense cederá su lugar a Montevideo que, siguiendo con la tradición iniciada en 2013, será la ciudad invitada de honor durante el próximo capítulo de la feria.
De esta manera, el año que viene, la 44 Feria, que se celebrará entre el 26 de abril y el 14 de mayo, pondrá en foco las letras de la otra orilla del Río de la Plata.
"Compartimos con Uruguay un destino común en la literatura y las artes. Es para el libro argentino un mercado 'natural' y, a la vez, los autores y artistas uruguayos gozan de enorme interés aquí", explicó Califa.
"Unos pocos nombres lo dicen todo: (Juan Carlos) Onetti, Felisberto Hernández, Idea Vilariño, (Mario) Benedetti, (Eduardo) Galeano, (Mario) Levrero, (Leo) Maslíah. Es fácil profetizar que tendrá éxito, más sabiendo que ya están trabajando con muchas ganas e ideas", anticipó.
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jueves, 11 de mayo de 2017

COLANZI CUENTA SENSACIONES AL LÍMITE ENTRE VESTIGIOS DEL MESTIZAJE

La escritora boliviana Liliana Colanzi, entre las mejores plumas jóvenes de Latinoamérica según la reciente lista Bogotá 39-2017, publica en estos días en Argentina "Nuestro mundo muerto", su último volumen de cuentos, unidos por "la sensación de estar al límite" y donde retumban los vestigios del mestizaje.
La autora (Santa Cruz, 1981) señala a dpa que vivir lejos de su país le dio "una distancia necesaria para lograr cierta sensación de extranjería". "El hecho de estar fuera de Bolivia me ayudó a conseguir justamente ese extrañamiento que es el que hace para mí interesante o posible un texto", indica.
Pero a la vez Colanzi, que culminó hace unos meses un doctorado en la Universidad de Cornell en Ithaca, estado de Nueva York, apunta: "Vivo en Estados Unidos, pero mi cabeza está en Latinoamérica. (...) Estoy de alguna manera emocionalmente más ligada a Latinoamérica". 
Esta noche la escritora presentará en la librería Eterna Cadencia "Nuestro mundo muerto" junto a los argentinos Selva Almada y Denis Fernández. Previamente explica que lo que le atrae de un volumen de relatos "es que no sea simplemente juntar cuentos bajo un mismo título y que no tengan ninguna conexión entre sí". Su búsqueda se dirige a que "haya una atmósfera similar en todos los cuentos, aunque traten de diferentes temas o en diferentes épocas”.
¿Dónde radica la unidad entre ocho relatos que transcurren en escenarios tan distintos como Marte, la selva o la nieve? "Es como un estado de ánimo el que une estos cuentos, que tiene que ver con una pérdida de la sensación de la realidad y con estados alterados de la conciencia", analiza Colanzi, que participó esta semana en el Diálogo de Escritores Latinoamericanos de la 43 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.
"Nuestro mundo muerto", recientemente publicado en Argentina por Eterna Cadencia, juega en los márgenes de la ciencia ficción, lo fantástico y lo pesadillesco. Entre paranoias, fantasmas y supersticiones, se filtran los ecos de la idiosincrasia indígena y su historia de explotación, en confrontación con la vida moderna y urbana.
Por las páginas del libro transitan personajes disímiles, como unos niños que enfrentan la muerte de un amiguito, un hombre obsesionado por un peón camba accidentado, un joven poseído por la voz de un indio mataco y una mujer de misión en Marte. Dos de los relatos, "Caníbal" y "Chaco", recibieron el premio Aura Estrada.
"Me interesó justamente explorar cómo en la lengua misma nuestra hay vestigios de esa relación con otras culturas que han sido derrotadas. Y de pronto una palabra como pitaí (sarpullido) nos está hablando de un pasado del que sabemos poco y del que tampoco nos interesa saber, porque hay también una relación de culpa y responsabilidad con ese pasado que no nos interesa asumir", afirma.
A la pregunta de si la explotación de los indígenas sigue siendo una realidad en su país, considera: "Es una deuda muy grande que tenemos con este pasado bastante reciente. Sé que por ejemplo todavía hay lugares en el Chaco y en Bolivia donde los indígenas están en una situación de esclavitud. Obviamente mucho menos y en mucho menor escala que hace 15 años por ejemplo, pero sí es impresionante que en pleno siglo XXI todavía existan estas circunstancias".
"Creo que todo el progreso y el desarrollo está hecho a partir de estas historias de explotación de los indígenas. Todas las industrias tienen estas historias de esclavitud, en las que la mano de obra ha sido indígena, campesina", sostiene Colanzi, quien publicó previamente el volumen de relatos "Vacaciones permanentes".
En los últimos años "desde lo simbólico ha habido un cambio muy fuerte, en el que la figura del indígena ha sido reivindicada por el Gobierno de Evo Morales. Lo que ha pasado es que por ejemplo ha habido una recuperación de lo indígena andino, pero no tanto de otras culturas indígenas como las de la Amazonía, que siguen en el profundo olvido", dice.
Mientras tanto, Colanzi aporta su mirada sobre el interés renovado de editoriales independientes en Estados Unidos por la literatura latinoamericana: "Después del 'boom' latinoamericano vino el 'boom' que fue (Roberto) Bolaño y eso ha abierto puertas a muchos otros autores latinoamericanos".
Colanzi, asimismo seleccionada entre 20 escritores del mapa de la nueva literatura latinoamericana en la última Feria Internacional del Libro de Guadalajara, tiene contrato para enseñar en la Universidad de Cornell, un "pueblo universitario", desde agosto. 
"Usualmente las visas de trabajo demoran tres meses en salir, pero con el Gobierno de (Donald) Trump el tipo de visa al que estoy postulando ha pasado a tardar ocho o nueve meses y no voy a estar muy probablemente a tiempo para el comienzo del semestre. Entonces ahorita está un poco suspendido mi futuro... la idea es que una vez salga la visa de trabajo voy a volver allá", comenta.
Entre sus próximos planes despunta un pequeño proyecto, Dum Dum Editora, que publicará en Bolivia "Eisejuaz" de Sara Gallardo, una autora que la deslumbró. Colanzi se siente a gusto en ese oficio, porque "es una forma de poder ofrecer algo más al debate, a aquello que se está leyendo". Y acota: "Trabajar sobre una obra que no es la mía también provoca otro tipo de placer menos angustioso".
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martes, 9 de mayo de 2017

EL CUENTO INFANTIL QUE BORGES NARRÓ Y NUNCA ESCRIBIÓ LLEGA AL PAPEL

Jorge Luis Borges recibió en 1981 a un grupo de niños de cuarto grado en su casa y los cautivó contándoles un cuento. Uno de esos privilegiados alumnos, el escritor Matías Alinovi, recupera en el libro "El secreto de Borges" la historia que el célebre autor improvisó esa tarde.
En ese relato oral que ahora llega al papel, el más universal de los escritores argentinos reveló cinco años antes de su muerte en 1986 en Ginebra la razón de su longevidad: "el agua de tortuga" que bebió en su infancia.
"Sentado en un sillón verde, con bastón, muy viejo, estaba Borges", se lee en las páginas del cuento infantil con ilustraciones de Diego Alterleib, lanzado por el sello Pequeño Editor durante la actual 43 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.
El encuentro se concretó después de que la maestra se enterara de que uno de sus alumnos, José Manuel, era el nieto de Fanny, ama de llaves de Borges, y le pidiera que gestionase la cita. "Entramos con ímpetu de chicos. Lo primero que hicimos fue abalanzarnos sobre los caramelos que (el escritor) tenía en una bandeja en el centro de una mesa", rememora Alinovi en diálogo con dpa.
Diego Alterleib y Matías Alinovi
Los alumnos de la escuela del barrio le regalaron al autor de "El Aleph" un gran paquete de caramelos masticables. El escritor se encontraba "en la postura que para nosotros es clásica de Borges, con las manos sobre el bastón. Miraba un poco para arriba, no miraba de frente", afirma Alinovi, que entonces tenía nueve años.
En la casa de Borges en la calle Maipú, en el centro de Buenos Aires, se congregaron unas 20 personas, entre los alumnos del colegio San Marón, la maestra, la directora y Fanny. "Era un departamento muy sencillo, con un living bastante chico", recuerda Alinovi, amigo de José Manuel, con quien compartía sus tardes en la cercana Plaza San Martín.
Alinovi (Buenos Aires, 1972) evoca a ese Borges viejo y ciego que los recibió hace más de tres décadas como "lejano". "Al mismo tiempo le prestábamos mucha atención. Era un momento bastante solemne".
Borges comenzó a hablar y confesó que antes de que lo visitaran tenía dos miedos. "El primero era que viniéramos, porque él no sabía de qué iba a hablar con chicos de cuarto grado. Pero el segundo miedo, que era más fuerte que el primero, era que no viniéramos, así que ahora estaba contento porque habíamos venido", escribió Alinovi.
Luego el escritor, uno de los más influyentes del siglo XX, solicitó a los alumnos que le dijeran sus apellidos. Los niños así lo hicieron y él supo de dónde provenían.
Poco después fue "una palabra de mucho peso cuando él dijo 'les voy a contar cómo llegué a ser tan viejo'. Ya nos habíamos sentado en el parqué y eso sorprendió", señala el autor de las novelas "La Reja" y "París y el odio".
Borges, nacido en 1899 en Buenos Aires, refirió que cuando era niño en su casa no había agua corriente y la sacaban de un aljibe. Todas las casas del barrio tenían pozos, que daban al mismo lago debajo de Palermo.
Un vecino puso tortugas de agua en su pozo y en poco tiempo hubo muchísimas. Borges relató que se había dado cuenta de que "el agua que había tomado cuando era chico no era agua, sino agua de tortuga. Y como las tortugas vivían tanto, él también había vivido tanto".
Los pequeños visitantes no eran el tipo de público que solía frecuentar a Borges, que nunca escribió cuentos para niños. Sin embargo, Alinovi señala: "Entendí todo, entendí el sentido del cuento, se ve que las palabras que usó fueron muy transparentes, porque vi todas las imágenes de lo que dijo".
Alinovi, que luego estudió física, concurrió a la cita con un grabador que le dio su madre para la ocasión. "Grabé todo muy obedientemente y durante años escuché esa grabación que obviamente perdí".
Tras la desaparición de ese registro, atesoró el encuentro en su memoria. "Es un recuerdo que yo recuerdo recordar igual hace mucho tiempo. Conté muchas veces esta anécdota desde que soy chico. Mi mamá, mi papá, me decían 'contale a fulano cuando fuiste a la casa de Borges'. De alguna manera se armó un relato canónico, un relato oficial para mí mismo, que yo siempre conté igual. No podría contarlo de otra manera", indica.
¿Cuándo surgió la idea de plasmar esa experiencia en el papel? "Siempre pensé que quería hacer algo, pero lo que quería hacer era un poco ambicioso y nunca tomaba cuerpo. Y un día hace relativamente poco pensé: 'él nos contó un cuento para chicos, quizá simplemente la historia es un cuento para chicos y es lo que hay que hacer'".
A la pregunta de si luego volvieron a tener contacto con Borges, Alinovi apunta que sí, porque el escritor fue a su colegio, invitado a dictar una charla. "Tengo el recuerdo de verlo a él sentado en una silla, con un micrófono. No sé de qué habló".
Y muchos años después de aquella tarde en la que Borges les narró el cuento infantil que nunca escribió, Alinovi reflexiona sobre la figura del escritor argentino: "Ha traído la gloria y la condena de convocarte a la superación literariamente. Colocó la vara muy alta, dejó un desafío y marcó el futuro. Escribir como él, copiarlo, es condenarse, eso es obvio".

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viernes, 5 de mayo de 2017

CLAUDIA PIÑEIRO MIRA "DEBAJO DE LA ALFOMBRA" DE LA NUEVA POLÍTICA

La escritora argentina Claudia Piñeiro cuenta en entrevista con dpa que le gusta "mirar la tierra que se esconde debajo de la alfombra". Y su más reciente novela, "Las maldiciones", se mete de lleno con la falta de escrúpulos del poder y la llamada "nueva política".
Piñeiro, una de las autoras más leídas de la literatura argentina, escribió el libro tras observar a su alrededor "una añoranza de lo que significaba escuchar a un líder que te habla con un discurso lleno de conceptos, lleno de ideología y de fuerza política. Y eso se fue vaciando en todos los partidos". 
"Incluso en los partidos que lo han tenido, parece que alguien dijo que es mejor dar mensajes más sencillitos, que la gente entienda. Yo siento que un político me subestima cuando me habla de cosas tan poco elaboradas. Me interesan los discursos y las acciones con un peso específico mayor", apunta Piñeiro (Gran Buenos Aires, 1960), que presentó recientemente su obra en la 43 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. 
La ganadora del Premio Clarín de Novela 2005 con "Las viudas de los jueves" y del Sor Juana Inés de la Cruz 2010 con "Las grietas de Jara" explica: "La política siempre me interesó. No pertenezco a ningún partido político, ni tengo ninguna militancia. Pero sí me interesa la política y considero que somos seres políticos".
Piñeiro revela que la inspiración para escribir generalmente le llega "con una imagen disparadora". "En esta novela lo que se me apareció es la escena central entre los dos protagonistas, Fernando Rovira y Román Sabaté". Rovira, líder de un partido de la "nueva política", convierte a Sabaté en su secretario privado, aunque también persigue otras intenciones que irán saliendo a la luz a lo largo de la "road novel".
¿Cuánto tiene que ver el partido Pragma retratado en "Las maldiciones" (Alfaguara) con la agrupación del presidente Mauricio Macri? "Es un partido inventado, que no es el PRO. Claramente tiene algunas características parecidas, como que le dan mucha importancia a los asesores de marketing y a ciertos consejos que no son exactamente los mismos que se le daban a otros políticos antes en cuanto al armado de la figura política", responde.
Y la autora de "Betibú" y "Tuya" acota: "El personaje de Rovira claramente no es Macri, su pasado es otro, su forma de ser es otra". "Pero sí pertenece a un partido que puede ser el partido de (Emmanuel) Macron, el partido de (Donald) Trump, de Ciudadanos en España, tantos otros que tienen que ver con estos políticos que llegan a la política más desde lo empresarial, desde el pragmatismo, y no de la política partidaria".
En una Argentina ficcional, Rovira, el líder de Pragma, quiere dividir la provincia de Buenos Aires y romper así una antigua "maldición" de la historia local, por la que ningún gobernador del poderoso distrito llegó a ser elegido presidente.
"Yo no creo en la maldición como maldición y justamente sobre eso trabaja el libro, sobre cómo se puede manipular a la gente. Pero sí creo en lo que dice (Claude) Lévi-Strauss en la antropología estructural, que si la tribu, en este caso el pueblo, cree que una magia funciona, la magia va a funcionar", opina.
Uno de los personajes, la periodista China Sureda, escribe un libro sobre esta maldición de los gobernadores, lo que le permitió a la autora ficcionalizar asimismo el ambiente editorial. 
"Me gusta mirar la tierra que se esconde debajo de la alfombra, las miserias, las cosas que no queremos contarle a todos. Y yo me estaba metiendo con un mundo que no es el mío, entonces el hecho de mostrar algunas pequeñas miserias del mundo literario también me parecía atractivo". Y agrega: "Todos los mundos tienen sus pequeñas corrupciones".
Piñeiro señala por ejemplo que "Las viudas de los jueves" o "Tuya" también "tienen mucho de mirar debajo de la alfombra". Y lo explica así: "Me atrae mucho eso de (poner al descubierto) la hipocresía, el aparentar, me parece que está en casi todas mis novelas".
La autora entrevistó para el libro a Eduardo Duhalde y Ricardo Alfonsín, una iniciativa a la que "ellos se prestaron muy amablemente". Los testimonios de ambos políticos bonaerenses se los "cedió" a Sureda, mezclando "el discurso político con el literario". 
La novela se ensambla a partir de los diferentes puntos de vista de los protagonistas. Piñeiro cita dos razones: "Me parece que la política se arma así, hay distintas voces, hay pequeñas cositas de desajuste entre lo que dice uno y dice otro, no todos saben todo. Se va armando este relato en función de muchas voces, y no todas tienen toda la información".
"Por otra parte, siempre cuando escribo una novela me gusta tratar de mejorar algo que creo que en las anteriores trabajé menos y en este caso eran los personajes secundarios. Acá me detuve a darle a cada uno su momento", analiza la también dramaturga y guionista.
A la pregunta de cuál es para ella el personaje más entrañable de la novela, Piñeiro elige a Adolfo, el tío de Sabaté, un viejo radical que no pudo hacer mayor carrera política y que venera al ex presidente Raúl Alfonsín, de la Unión Cívica Radical (UCR). 
Mientras tanto, Piñeiro reflexiona: "Me gusta que mis personajes salgan a la calle en el momento que estoy viviendo y lo que está pasando ahora tiene mucho que ver con una sociedad politizada. Yo viajo por muchos lugares del mundo y en otros lugares no se habla tanto de política".

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