Blog que reúne las entrevistas que realicé para el servicio español de la Agencia Alemana de Prensa (dpa) en los últimos 20 años.
Desde Carlos Monsiváis a Jorge Edwards, pasando por Ricardo Piglia, Siri Hustvedt, Sergio Ramírez, Elena Poniatowska, Margo Glantz, Almudena Grandes, Luisa Valenzuela, Alan Pauls, Claudia Piñeiro, Juan Villoro y Fernando Vallejo, así como el traductor del "boom" Gregory Rabassa y el poderoso agente literario Andrew Wylie.

También compila otras notas sobre vida y obra de diferentes escritores y sobre las últimas ediciones de actividades culturales como los Congresos Internacionales de la Lengua Española, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

jueves, 27 de diciembre de 2012

PUIG, UN VANGUARDISTA QUE ACERCÓ CINE, LITERATURA Y CULTURA POPULAR

Puig, un vanguardista que enriqueció la ficción

El escritor Manuel Puig, quien cumpliría mañana 80 años, descubrió en la cultura de masas y sobre todo en el cine un material inagotable para enriquecer la ficción, renovando el mapa de la literatura argentina.

   El autor de “El beso de la mujer araña” (1932-1990) se atrevió a incluir elementos de la vida cotidiana que no solían tener presencia en los libros por carecer de prestigio literario, como letras de la música popular, recortes de diarios y hasta actas policiales. 

   "Por ciertas formas despreciadas, ciertos géneros populares, tengo un especial gusto. Creo que estos géneros menores pueden ser tratados con cierto rigor artístico y valorizados. El hecho de que sean populares a mí no me molesta, al contrario. Hay ciertos ingredientes, por ejemplo del folletín, el cuidado de la intriga, que me parecen válidos. He intentado siempre una forma de novela popular", revelaba un tímido Puig en una entrevista durante los setenta.

   El descubrimiento del cine, esencial en la vida del novelista, guionista y dramaturgo, se produjo durante su infancia en General Villegas, provincia de Buenos Aires, donde nació Juan Manuel Puig Delledonne un 28 de diciembre de 1932. 

Puig, del cine a las letras
   Prontamente las películas de Hollywood se convirtieron en el paraíso que le permitía escapar de la monotonía y el autoritarismo de la vida pueblerina. "Allí estaba aceptado que debían existir fuertes y débiles y lo que daba el prestigio era la prepotencia", recordaba con espanto.

   Cursó estudios secundarios como pupilo en un colegio del Gran Buenos Aires y en los 50 ingresó en la Universidad de Buenos Aires, donde pasó por las carreras de Arquitectura y Filosofía y Letras. Pero su sueño era otro: dedicarse al cine. Con esa meta partió a los 23 años, para estudiar en el Centro Sperimentale di Cinematografia de Roma.

   Sin embargo, mientras intentaba escribir una introducción para el que sería su cuarto guión cinematográfico, en 1962 gestó casi sin darse cuenta su primera novela, "La traición de Rita Hayworth" (1968). 

   De fuerte contenido autobiográfico, narra la historia de un niño, Toto, que escapa de la realidad refugiándose en las películas. Tanto éste como su siguiente libro, “Boquitas pintadas” (1969), se ambientan en el pueblo imaginario de Coronel Vallejos, de fácil asociación con General Villegas.

   "Manuel se dio cuenta de que le gustaba más el cine como espectador que como creador y de que lo que tenía que expresar lo podía expresar mucho mejor en la literatura", afirmó su biógrafa, la estadounidense Suzanne Jill Levine.

Primera edición de "Boquitas"
   Desde entonces, Puig se convirtió en un escritor viajero que habitó por períodos cortos o prolongados en Roma, Londres, París, Buenos Aires, Ciudad de México, Nueva York, Caracas, Río de Janeiro y Cuernavaca, donde falleció el 22 de julio de 1990.

   "Boquitas pintadas" se presenta como un "folletín en 16 entregas" que gira en torno a los amoríos del donjuán de provincia Juan Carlos Etchepare. Llevada al cine por Leopoldo Torre Nilsson, convirtió a Puig en un autor de renombre en Argentina, donde no siempre gozó del reconocimiento de la crítica.

   El peruano Mario Vargas Llosa, por su parte, catalogó la obra de Puig como representativa de una "literatura liviana". "De todos los escritores que conocí, el que parecía menos interesado en la literatura fue Manuel Puig. Nunca hablaba de autores o libros y, cuando la literatura se infiltraba en la conversación, se mostraba aburrido y cambiaba de tema", contaba hace varios años.

   Tras la publicación de "The Buenos Aires Affair" (1973) recibió amenazas y partió para siempre de su país rumbo al exilio, donde desarrollaría el resto de su obra. La primera novela que publicó en el exterior fue "El beso de la mujer araña" (1976), que le dio prestigio internacional. 

   Puig se encargó de adaptarla a la pantalla grande para el film dirigido por Héctor Babenco, con elenco estelar integrado por Raúl Juliá, Sonia Braga y William Hurt, quien ganó un Oscar por su interpretación del homosexual Luis Molina. El libro sobre la convivencia del preso político Valentín Arregui y el homosexual Molina en una celda de prisión también tuvo versión musical y teatral.

   La original obra de Puig, integrada por ocho novelas, se completa con "Pubis angelical" (1979, llevada al cine por Raúl de la Torre), "Maldición eterna a quien lea estas páginas" (1981), "Sangre de amor correspondido" (1982) y "Cae la noche tropical" (1988).

   Puig suele hacer uso de recursos como la polifonía y también de un narrador casi borrado, con lo que los personajes parecieran responder a un impulso propio. "Puig fue más allá de la vanguardia; demostró que la renovación técnica y la experimentación no son contradictorias con las formas populares", destacó su colega Ricardo Piglia. 

   En los últimos años sus libros están siendo reeditados y se publicaron también dos volúmenes que reúnen sus cartas: "Querida familia: Tomo 1. Cartas europeas (1956-1962)" y "Querida familia: Tomo 2. Cartas americanas – New York – Río (1963-1983)”. 

   El hombre que soñaba en su infancia con convertirse en cineasta ya fue traducido a las más diversas lenguas, mientras su figura vuelve a concitar la atención de la crítica. Como si el destino le hubiera deparado a Puig el mismo "happy end" que a las heroínas de Hollywood que tanto admiró desde un cine perdido en la Pampa.

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viernes, 7 de diciembre de 2012

GREGORY RABASSA, EL SUTIL ARTE DE TRADUCIR LITERATURA LATINOAMERICANA


Rabassa, traductor insigne
La traducción literaria "es un arte y no un oficio", afirma Gregory Rabassa, el gran traductor al inglés de los principales autores del "boom" de la literatura latinoamericana como el colombiano Gabriel García Márquez, el argentino Julio Cortázar y el peruano Mario Vargas Llosa.

   Rabassa, de 90 años, suele traducir mientras lee por primera vez, según cuenta en entrevista telefónica con dpa desde su casa en Nueva York, ya que piensa en la traducción "como una lectura".

   "Pienso que a veces en la segunda lectura se pueden cometer errores, aunque los estudiosos digan que no. Lo que vale es esa primera impresión que tienes de un libro, cuando no lo analizas, simplemente lo lees, lo que es el libro en su verdadera esencia".

   Gracias a su prolífica labor, numerosos lectores del mundo anglosajón conocieron por ejemplo al coronel Aureliano Buendía y a la Maga. Rabassa se inició en el campo de la traducción con "Rayuela" ("Hopscotch") de su amigo Cortázar. Luego el autor argentino lo recomendó a García Márquez para que tradujera "Cien años de soledad" ("One Hundred Years of Solitude"). 

"Hopscotch", su primera traducción
   Rabassa –a quien el Premio Nobel colombiano calificó como "el mejor escritor latinoamericano en inglés"- evoca: "Cortázar le pidió a Gabo que me esperara, porque yo estaba con otras cosas. Gabo esperó un tiempo y luego pude hacer la traducción, que fue bien recibida".

   El estadounidense lleva décadas ejerciendo con maestría su arte, pero dice que no tiene un método para traducir. "Lo que hago es tomar el texto en español y leerlo en inglés. Y luego transcribo al papel lo que leo. Esa es la mejor definición de cómo trabajo", señala con entusiasmo el traductor del español y portugués, hijo de padre cubano. 

   La larga lista de escritores que Rabassa trasladó al inglés incluye también al cubano José Lezama Lima, el guatemalteco Miguel Ángel Asturias, el brasileño Jorge Amado, el portugués António Lobo Antunes y el español Juan Benet.

   Algunas de sus traducciones fructificaron tras recibir colaboración por parte del autor, como fue el caso de Cortázar con "Rayuela" o "Libro de Manuel" ("A Manual for Manuel"). Pero otras lograron enorme reconocimiento aunque Rabassa las emprendiera sin mayores orientaciones. 

La saga de los Buendía en inglés
   Así ocurrió con "Cien años de soledad": "No intercambiamos demasiada correspondencia, él (García Márquez) simplemente me dio libertad. Me dijo adelante, tradúcelo. Y cuando estuvo traducido le gustó, dijo que pensaba que era mejor que su propio original. Mi impresión fue que se trató de un elogio para la lengua inglesa", sostiene Rabassa con modestia.

   A la hora de elegir el libro más complicado en su extensa carrera, el catedrático de Lenguas y Literaturas Hispanas en Queens College apunta a "Paradiso" de Lezama Lima, trabajo que también obtuvo por recomendación de su amigo cronopio. 

   "Tenía un estilo muy extraño, críptico, inventaba palabras. Julio fue muy servicial, porque yo me carteaba con Lezama Lima, pero con el embargo y todo eso, era difícil mantenerse en contacto. Por eso le escribía a Julio y él le mandaba la carta a Lezama en Cuba desde París, un triángulo", recuerda durante la conversación en inglés.

   Y entre los que le dieron más placer, vuelve a la saga de la familia Buendía en Macondo. "Me dejé llevar y disfruté de sus pequeños trucos y la manera en que (García Márquez) la compuso". También se deleitó trabajando con las ficciones de Amado. "Traduje recientemente dos de sus novelas. Siempre es divertido debido a sus extraños personajes".

National Medal of Arts
   Rabassa cuenta en su haber con el National Book Award for Translation por "Hopscotch" y el PEN Translation Prize por "The Autumn of the Patriarch" ("El otoño del Patriarca") de García Márquez, mientras que en 2006 fue distinguido con la National Medal of Arts de Estados Unidos. 

   Consultado acerca de si se siente el "traductor del boom", replica: "No me gusta ser catalogado, aunque tampoco me preocupa". Lo que sí subraya es que el traductor "debe ser escritor para poner por escrito lo que está leyendo. Creo que es una combinación de ambos, es ambos".

   El autor del libro de memorias "If This Be Treason: Translation and Its Dyscontents, A Memoir" continúa trabajando. "Recientemente estuve traduciendo más del portugués, como Jorge Amado, y algunas obras de Portugal, como (José María) Eça de Queiroz, algunos de sus textos que nunca habían sido traducidos. La última novela que traduje fue de (António) Lobo Antunes". 

Las memorias de Rabassa
   Rabassa se muestra convencido de que resulta muy diferente traducir del español que del portugués. "Parecen semejantes, pero el hecho de que su sonido sea tan diferente hace como si estuvieras traduciendo al francés y alemán del español. Están engañosamente cerca en apariencia y significado, pero no en el sonido".

   Con su tono pausado y tranquilo opina que la traducción literaria suele ser subestimada. "La gente no se da cuenta de lo que se requiere para traducir, no es un simple intercambio de palabras. Alguna vez dije que le puedes enseñar a Picasso cómo mezclar sus pinturas, pero no puedes enseñarle cómo pintar sus Demoiselles".

   A la pregunta de si sigue a las nuevas generaciones de autores iberoamericanos, afirma con humildad: "No pude estar al tanto como debería, pero tengo muchos libros e intento leer. Aunque últimamente disminuí la velocidad tanto en la traducción como en la lectura". Pero Rabassa mantiene intacta la pasión por su oficio, el exigente arte de traducir.

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